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Feminismo

Maluma no educó, humilló: el show de corregir a una madre

Maluma no educó, humilló: el show de corregir a una madre

Maluma expuso a una madre en pleno concierto en México. ¿Educación o espectáculo? Un análisis sobre maternidad, juicios públicos y privilegios masculinos.

Hace unos días, en el Palacio de los Deportes de CDMX, Maluma interrumpió su concierto para darnos una cátedra no solicitada sobre responsabilidad parental y avergonzar públicamente a una mujer que había llevado a su hijo de 1 año al concierto y que estaba sin protección auditiva. Y adivinen qué pasó… exacto, miles de personas lo aplaudieron. El video se volvió viral en minutos y el linchamiento social sobre ella se extendió.

Tengo una hipótesis: esto no era acerca de proteger al bebé, fue una performance. En la masculinidad performativa, un hombre siempre corrige públicamente a una mujer sobre cómo debe ser y comportarse porque se siente el héroe, mientras socialmente se aplaude el mansplaining.

Si Maluma realmente estuviera preocupado por el bienestar del menor, habría coordinado discretamente con seguridad para reubicar a la familia en una zona más segura. Habría ofrecido protección auditiva en el momento. Habría dado un mensaje general al público sin señalar a nadie. En su siguiente concierto sí lo hizo. Las alternativas existían desde el principio.

¿Se pueden llevar menores a un concierto?

Para la presencia de menores en conciertos no hay una regla universal. En el caso que nos ocupa, sí se permite la entrada de menores en muchos conciertos de Maluma, con condiciones muy específicas. En Bogotá, por ejemplo, para su concierto del 3 de mayo en El Campín se habilitaron zonas específicas para menores desde los 10 años: gradería oriental alta y Palcos Dirty Boy Sur, siempre acompañados de un adulto responsable y en localidades libres de alcohol.

En Medellín, las políticas son un poco más flexibles: permiten desde los 8 años acompañados, y mayores de 14 pueden entrar sin acompañante. En otras ciudades, las reglas cambian completamente: algunas piden 18+ en todas las zonas, otras tienen sus propios criterios.

Quizá solo necesitaba que su equipo ayudara, pero eligió convertir a una madre en el villano de la noche para recibir una ovación como el «padre responsable» que está educando a las madres irresponsables.

La niñofobia y el odio a las madres que se hacen visibles

Esta escena resume perfectamente la experiencia de ser madre en público: siempre estás siendo juzgada, siempre alguien sabe mejor que tú qué necesita tu hijo, y siempre hay una audiencia lista para validar ese juicio.

¿Estás con tu bebé en un avión y está llorando? Mala madre. ¿No saliste en meses porque te quedaste en casa cuidándolo? Mala madre. ¿Fuiste a un concierto porque necesitabas un momento de conexión con algo que te hace feliz? Mala madre. 

Porque seamos honestos: gran parte del hate masivo que le siguió no viene de una preocupación genuina por el bebé, sino de una niñofobia internalizada porque «las y los niños no deberían estar ahí» interrumpiendo la experiencia adulta. 

Vivimos en una sociedad que empuja a las familias a la invisibilidad. Las infancias «molestan» en restaurantes, en aviones, en espacios públicos. Las madres y sus hijas e hijos deben desaparecer o comportarse de manera que no incomoden a nadie. Y cuando una madre se atreve a existir públicamente con su hijo, ahí está la horda lista para «educarla» sobre los lugares apropiados para la maternidad.

Ahora me van a decir: «Pero obviamente el sonido de un concierto le hace daño a un bebé». Y es cierto. Según la Asociación Española de Pediatría los conciertos alcanzan 110-130 decibeles cerca de los altavoces, suficientes para causar daño auditivo irreversible en segundos. Los bebés y menores de 6 años no deberían asistir a conciertos de adultos, incluso con protección auditiva, porque sus estructuras auditivas están en desarrollo.

Ahora, ¿el punitivismo social a la maternidad es necesario? No. Cazzu, que también es madre, dijo recientemente: «¿Quién es uno para juzgar a una madre que lleva a su niño a un concierto quizá como una conexión? Él (Maluma) está muy feliz, muy contento dentro de sus privilegios de la educación, de ser quien es y de tener a una madre que puede cuidar para la profesión». (Te amamos Cazzu)

Y ese es el punto. Es fácil juzgar cuando tienes los recursos para contratar a alguien que cuide de tu bebé, cuando tu trabajo te permite horarios flexibles, cuando no eres una madre que tal vez hizo un esfuerzo económico enorme para conseguir esas entradas y no tenía con quién dejar a su hijo.

La solución no es excluir, es diseñar experiencias seguras

Pero más allá de este caso específico, aquí hay otro tema importante: hay niños y niñas que sueñan con ver a su artista favorito. La experiencia en un concierto es espectacular, y excluirlos nunca será la respuesta. Lo razonable es diseñar la experiencia: zonas familiares, control de decibeles, horarios apropiados, protección auditiva obligatoria para niños y niñas menores de 6 años, información clara en el ticket, y personal capacitado para orientar sin humillar.

En Argentina, por ejemplo, el Lollapalooza está 100 % diseñado para familias y la niñez. Incluso tiene un stage exclusivo para que niñas y niños puedan disfrutar de experiencias sensoriales y musicales, y de grupos o bandas para ellos. Pero, si tu hijo ama a Sam Smith y se presenta, pueden verlo en familia. Y este año el Estéreo Picnic está haciendo lo suyo (¡por fin!).

Ojo, no estoy diciendo que todos los espacios deban ser familiares. Lugares como bares, discotecas o eventos específicos pueden y deben ser solo para adultos. Pero cuando sí se permite la entrada de menores, que se haga bien, con protocolos claros y sin improvisaciones dramáticas.

El castigo social

¿Por qué aplaudimos cuando un hombre «pone en su lugar» a una madre, pero nos molesta cuando una madre toma decisiones que no entran en nuestra estructura? 

¿Por qué la reacción no fue «ofrezcamos ayuda» sino «castiguemos públicamente»?

¿Por qué asumimos automáticamente que ella no sabía lo que hacía, en lugar de pensar que tal vez tenía sus razones?

Para ser clara: no estoy defendiendo esta decisión específica. Estoy cuestionando por qué creemos que humillar públicamente a las madres es “educativo”, y por qué siempre recae sobre las mujeres.

Cuidar la infancia es responsabilidad de todos, todas y todes. Hacerlo con dignidad y respeto también.

El problema real no fue un bebé en un concierto. El problema fue convertir a una madre en espectáculo público para que todos pudiéramos sentirnos superiores moralmente, empezando por Maluma.

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Periodista que dejó de escribir para el algoritmo y empezó a escribir para las personas.

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