Año nuevo, problemas viejos

Con el transcurrir de los días del año nuevo, los escándalos continúan, la indignación no para, y los cambios que tanto piden los ciudadanos, seguramente no llegarán, si se continúa en el mismo estado de confort.

Opina - Sociedad

2020-01-15

Año nuevo, problemas viejos

Columnista: Muldder Criollo

 

Una de las razones por las que en este país las cosas no mejoran es por la falta de memoria de los ciudadanos. Entramos a un nuevo año y, problemas que se creyeron superados, hoy vuelven a ser noticia. Entramos a un año nuevo, pero con problemas viejos.

Por arte de magia, por obra divina, o por las muy utilizadas, manipulación sociólogica y mediatica, los escándalos que resurgen este 2020 siguen pasando inadvertidos; las malas noticias se multiplican, pero por ser temporada de vacaciones pasan a un quinto plano y nadie dimensiona su verdadera gravedad.

Si hablamos de chuzadas, falsos positivos o interceptaciónes ilegales, la gente se siente como en un déjà vu. Esto ya ha sucedido, les es familiar, lo han escuchado, pero por razones variadas, se va de sus mentes, se esfuma y simplemente lo olvidan. Así somos. Así son las cosas. 

En lo que va corrido del 2020 ya van 20 asesinatos de líderes sociales, más que uno por día. Se habla de posible corrupción en el proyecto Metro de Bogotá, de la salida de Uber del país, y de escandalos gravísimos que salen de las Fuerzas Militares. Y como si fuera poco, el subpresidente Iván Duque sigue desubicado.

El títere de Uribe continúa improvisando en un ‘entrenamiento’ que ha causado cientos de muertes innecesarias, acaecidas por su falta de experiencia, por creer en lo que le dicen sus asesores, por tragar entero, por ser un joven aprendiz.

Iván Duque parece estar convencido que con repartir dulces a los niños de Bojayá, ya solucionó todos los problemas de esta zona olvidada del país.

Para sumarle a estos problemas, gran parte de la sociedad tomó una actitud desinteresada con los problemas colombianos. Muchos ciudadanos están ensimismados en su mundo, en su entorno más cercano, olvidaron que lo que sucede aquí, afecta a todos, ricos o pobres. Bueno, más a pobres que a ricos.

Este país como va terminará peor que nuestro vecino, y el temor de convertirnos en Venezuela se volverá realidad. Se permitió a los que siempre han gobernado, hacer lo que les venga en gana, y no son precisamente de la izquierda.

Dicen que los que desconocen su historia, están condenados a repetirla, pero en Colombia pasa algún muy curioso: Aquí se conoce la historia, muchos la predican y la transmiten hasta el cansancio y, aún así, estamos condenados a repetirla.

Los que mantienen el uribismo en el poder son masoquistas, les gusta sufrir, sienten placer con el dolor impartido y recibido. Estas personas desean que todos seamos como ellos, que callemos ante las injusticias, que agachemos la cabeza, que seamos sumisos y obedientes.

Esos ciudadanos olvidan que hay una minoría que aún tiene dignidad, que peleará por evitar que el fascismo se tome el poder, que gritará y protestará sin importar que sus voces se quebranten, porque este país tiene sueños por los que vale la pena luchar, y hay que hacer hasta lo imposible para volverlos realidad.

Con el cambio de año se pensó que las cosas iban a tomar un rumbo distinto, que las malas noticias iban a disminuir, y que hasta Duque iba a reflexionar de su idea de engrandecer a Uribe.

Pero lastimosamente así no sucedió y hoy, casi a mediados de enero de 2020, se ve la continuación de un 2019 oscuro, lleno de sangre y con todas las intenciones de empeorar lo que ya venía muy mal.

Desde esta columna, hago un llamado a continuar con las protestas, a seguir exigiendo con verdaderas manifestaciones los cambios que el país durante décadas viene exigiendo. No hago un llamado a protestas violentas, sino a manifestaciones enfocadas y cargadas de seriedad. Ya se acabaron las fiestas.

Nos dimos cuenta que con bailes y canciones no se logró nada en el paro del año pasado, así que la estrategia debe ser otra, debemos demostrarle a los gobernantes quiénes son los que mandan en este país, quiénes son los electores y a quiénes deben rendir cuentas.

Inicia un nuevo año, pero los problemas se mantienen, se reviven y se reciclan. El subgobierno de Duque no sufre de vergüenza, no se sonroja frente a los datos negativos de su gestión, así que los colombianos no deberían esperar nada positivo de él.

Chile sigue en pie de lucha, no sucumbieron ante la llegada de la temporada decembrina, no bajaron la guardia y van por cambios profundos. Colombia puede lograr grandes cosas, este país tiene con que ser grande, pero esos políticos, que muchos han perpetuado en el poder, son el cáncer que nos está matando.

La solución siempre ha estado en nuestras manos, es hora de utilizarla, es momento de ponerla en marcha.

 

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Muldder Criollo