Un video puede cambiar el mundo

¿Qué produjo las manifestaciones en EE. UU.? No fue el mero asesinato de George Floyd, fue el registro de ese homicidio racista en video. Lo mismo sucedió con Rodney King. También ocurre con la serie ‘Matarife’. ¡Tomemos entonces el video como la herramienta que es! Con ella, podemos cambiar el mundo.

Opina - Medios

2020-06-27

Un video puede cambiar el mundo

Columnista:

Hernán Muriel Pérez

 

Yo amo al internet. Es una creación tan majestuosa, que hoy en día es la más grande expresión de libertad que el ser humano puede demostrar de sí mismo.

Qué triste, tristísimo de verdad, vivir en un país desconectado. A una gran parte de la población colombiana le es inaccesible este contenido que usted está leyendo en este momento, solo por el simple estado de aislamiento en el que se encuentran nuestros territorios.

Y ese aislamiento, para empeorar el panorama, no se refleja solo en la ausencia e inaccesibilidad al internet o a las nuevas tecnologías de la comunicación. En muchísimos casos, se refleja simplemente en la ausencia de un servicio vital como la energía.

Basta con mencionar al Chocó, o al Urabá, o es más, ni siquiera tenemos que irnos tan lejos: basta con mencionar a la familia que vive en pobreza extrema a medio kilómetro de mi casa, en mi mismo barrio.

Hace más de 3 años que vengo haciendo videos para intentar generar consciencia y modificar un poco la perspectiva colombiana, a muchas luces inhumana, que naturaliza la forma en cómo, barbáricamente, nos matamos entre nosotros, nos hacemos daño, nos pauperizamos, nos estigmatizamos, nos robamos, nos pasamos por delante, nos violamos, nos desaparecemos, nos masacramos…

Muchos me preguntan: ¿para qué hijueputas sirve un video? En este artículo dibujaré la respuesta planteando el contexto de protesta que vive Estados Unidos, que demuestra cómo un video puede cambiar toda una estructura sistemática de un país, o por lo menos, el pensar de una persona (como buen comienzo para ese cambio estructural gigante que necesita el mundo).

 

Negros asesinados en épocas distintas, misma movilización social…

Los disturbios que ha vivido Estados Unidos en este año 2020, han sido los más fuertes que la nación ha enfrentado desde 1968, según Darnell Hunt, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad de California.

La principal causa de ambas manifestaciones es la que nos permite conectarlas: tanto la movilización de 1968 como la del 2020 estallaron a causa del asesinato contra un negro.

El crimen del 68 es uno de los magnicidios más dolorosos del siglo XX: un nobel de paz, activista, incidente en las dinámicas sociales y gran representante de la defensa de los derechos de la comunidad afro, fue asesinado por su batalla, logros e influencia política en el país norteamericano: Martin Luther King.

El homicidio del 2020 no fue sobre un personaje público, ni activista, ni famoso, pero de igual forma era un hombre inocente que, en este caso, tuvo la abrumadora desidia de morir a manos de quienes dicen “proteger a la población”: la Policía.

Tanto la muerte de Luther King como la de George Floyd producen ese sentimiento social repugnante que padecemos los colombianos todos los días de nuestras vidas al decir: este es un país desgraciado e hijueputamente injusto.

Pero, ¿por qué las dos muertes, aun sabiendo la diferencia de personajes tan profunda que vemos, genera casi la misma indignación y las mismas repercusiones de protesta social y disturbios? Aquí hay que analizar varias cosas, especialmente utilizando el caso que estamos viviendo en la actualidad, para reconocer que las condiciones del contexto son determinantes para impulsar una movilización social. Y aquí es donde entra el video.

 

Dos videos que transformaron un país

A ese análisis realizado por Darnell Hunt, me tomo el atrevimiento de añadir un caso excepcional de manifestaciones caóticas, llenas de violencia e indignación ciudadana que pusieron a temblar el sistema racista, autoritario, clasista y abusivo (no solo en términos policiales) de “la patria del mundo”.

El 3 de marzo de 1991, alrededor de la media noche, un hombre fue despertado por unos estruendos y el ruido de las sirenas de la Policía provenientes de la calle. Cuando vio lo que estaba ocurriendo justo al frente de su apartamento, se decidió a grabar con su cámara de video un hecho espantoso de tortura, sadismo, suplicio… el término abuso de autoridad se queda corto para la aniquilación que estaba sufriendo Rodney King en la carretera.

Muchos policías observaban cómo 4 de sus compañeros arremetían con más de 50 patadas y bolillazos contra un taxista negro. Él no era ningún delincuente.

Meses después, ocurriría lo nefasto: los policías que ultrajaron a Rodney King fueron absueltos por un jurado mayoritariamente blanco, a pesar de las pruebas y evidencias en video que reposaban en contra de ellos.

La comunidad afro estadounidense explotó. En 1992 se abalanzó a las calles, gritó en contra del racismo y la injusticia, hubo decenas de muertos y miles de heridos. Fueron días de pánico urbano, y también político.

¿Cree que si la tortura policial arremetida contra el afro Rodney King no hubiera sido grabada por un hombre desde la ventana de su apartamento, hubiera tenido la misma repercusión de movilización ciudadana? La respuesta, es casi obvia: NO.

¿Cree que si el asesinato policial contra George Floyd no hubiera sido grabado por los expectantes indignados, hubiera tenido la misma repercusión de movilización ciudadana? Misma respuesta: NO.

El caso de Martin Luther King se sale de la franja de viralización que necesitaron los dos hombres recién mencionados, porque era una figura reconocida a nivel mundial. Pero estos dos otros hombres, inocentes, comunes y corrientes como usted y yo, desconocidos por un 99.9 % de las personas del mundo, sí necesitaban un empujón para que se hiciera justicia en torno a sus vulneraciones de derechos. Ese empujón tiene nombre corto: EL VIDEO. Y no solo se peleó para que se hiciera justicia con sus casos: ahora la intención era transformar en serio la realidad de ese país, gracias a la influencia que esos videos tuvieron sobre la gente.

 

Denuncias, opiniones, masificación, libertad de expresión: el video

El video es el principal contenido de alcance e impacto en internet y medios de comunicación. No es lo mismo escucharlo o leerlo, que verlo y escucharlo al mismo tiempo. El ámbito audiovisual, tan fiel a la realidad (por fuera de intenciones externas a la hora de su grabación), pega contra las personas con fuerza, las unta de su propósito, las llena o las vacía de acuerdo con el tema que trate. Es aquí entonces cuando el video tiene que trabajarse desde un paradigma social y de cambio, desde una cosmovisión de trascendencia y construcción nueva del mundo, desde caminos ignotos que busquen generar consciencia en la gente.

Si en 1991 no se hubiera grabado el video de la tortura policial contra Rodney King, no solamente no hubiera habido justicia con ese caso, sino que muchas prácticas cotidianas y naturalizadas de racismo (que ahora no existen en muchos lugares) hubieran permanecido vivas hasta este momento.

Si el video de King no se hubiera grabado ni publicado y mostrado en medios de comunicación, el pueblo estadounidense no hubiera logrado los constructos culturales y étnicos que hicieron a Barack Obama presidente en el 2009. Ese video, indiscutiblemente, junto con la movilización social que creó, cambió el país norteamericano.

Ahora, las movilizaciones del 2020 alrededor del asesinato de George Floyd, por supuesto que están incidiendo en las dinámicas sociales gringas, y aprovecharon, bajo el contexto actual, para cantar, junto con el unísono antirracista, un montón de ideales de lucha como el antixenofobismo, el rechazo al autoritarismo y abuso policial, el rechazo a la manipulación de los medios tradicionales, y un montón de luchas más, incluso referentes a las estrategias políticas frente a la COVID-19. Todo eso, gracias al video viral que se grabó del asesinato de George Floyd.

 

¿Qué pasa si no podemos grabar un video del hecho, tal cual ocurrió en los casos de racismo en Estados Unidos?

Los casos de estos dos videos se utilizan solamente para ejemplificar la fuerza que pueden tener las producciones audiovisuales a la hora de movilizar a las personas y generar consciencia sociopolítica. ¿No es acaso la serie ‘Matarife’ una compilación de videos cortos? Y en ninguno de esos videos hay grabaciones que demuestren explícitamente en tiempo real las cosas de las que se acusa a Álvaro Uribe, ni de sus relaciones con Pablo Escobar, ni de la pernoctación de Marta Lucía Ramírez en El Nogal. Pero esos videos, la forma en cómo se realizaron, y su trabajo de retratación y exposición de los hechos, permiten que las personas los consuman y construyan no solamente un escenario de debate necesario, sino el escenario de generación de consciencia que he estado mencionando.

Es el video, en conjunto con el contexto de conexión a internet que mencionamos al inicio de este artículo, un campo próvido para el cambio y para la creación de espacios y mentes mucho más plurales, humanas y conscientes. ¡Tomemos entonces el video como la herramienta que en realidad es! Herramienta de denuncia, de libertad de expresión, de opinión, de análisis, DE GENERACIÓN DE CONSCIENCIA. Hagamos de nuestros anaqueles y escenarios digitales un medio de revolución constante, de dinamización del conocimiento, de crítica argumentada y debate sostenido en la consciencia y las necesidades que cada uno de nosotros tenemos. Cambiemos el mundo, o al menos intentémoslo, a través del video.

 

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Hernán Muriel Pérez
Comunicador social - Periodista, Redactor-Editor, Fundador de Cofradía para el cambio - Copec