Se revelan los siervos del narco-Feudo colombiano

Es la voluntad del siervo, la misma que le ha dado la fuerza para resistir en medio de la necesidad y la pesadumbre de la esclavitud, la que hoy resiste y le permite a aquel siervo que el monstruo considera ignorante, resistir y protestar; justamente, cuando ya no hay más nada que perder.

Opina - Conflicto

2021-05-16

Se revelan los siervos del narco-Feudo colombiano

Columnista:

María Abad

 

Aquel monstruo invencible de dos cabezas que aqueja al pueblo colombiano se tambalea. Un monstruo que ha cobrado directa o indirectamente la vida de tantos siervos fieles al sistema, que, en algún momento, creyeron ser eslabones importantes de un engranaje social que al final los desecha como piezas inservibles. Aquellas dos cabezas que parecían ser invencibles penden hoy de un hilo tras el caos generado por la desigualdad y la ancha brecha socioeconómica que aparta a los compatriotas de un mismo terruño. Estas cabezas que aquejan como cáncer de la sociedad y que han contaminado cada instancia de la cultura de lo que pudo haber sido un gran país. El narcotráfico y el feudalismo: las dos cabezas del monstruo que dirige el rumbo fallido de un país llamado Colombia.

Es justamente hoy cuando resuena la voz de cada siervo en las calles. Se cansaron de vivir con hambre, de acostumbrarse a la falta de oportunidades, de presenciar la violencia frente a sus ojos, de soportar las masacres y las injusticias sociales de un sistema que beneficia únicamente a los más adinerados. Se cansaron también de luchar día a día en contra de aquel monstruo que pisa las cuerdas que los detienen de llegar más lejos y contribuir al desarrollo de una sociedad.

Han sido las calles testigos en los últimos días de las ultimaciones y abusos por parte de la fuerza policial. Estos militares, quienes a su vez solo obedecen órdenes de aquellos dirigentes que sostienen que «la fuerza pública no debe salir a preguntar sino a matar de una vez». Han sido también testigos de desapariciones forzosas y casos de violencia de género y desbalance de fuerzas. Todo esto ha sucedido porque el monstruo llamado «narco-Feudo» se tambalea.

Pero es precisamente la voluntad del siervo, la misma que le ha dado la fuerza para resistir en medio de la necesidad y la pesadumbre de la esclavitud, la que hoy resiste y le permite a aquel siervo que el monstruo considera ignorante, resistir y protestar justamente cuando ya no hay más nada que perder. Es esta misma voluntad la que le permitió al siervo de este mismo territorio en la época de la colonia, conformar aquel ejército glorioso que nos llevó a la liberación del yugo de la Corona española. Era necesario salir de la era de la Patria Boba, la cual no era más que la guerra entre compatriotas. Esta resistencia que es tomada por los dirigentes como rebelión es sencillamente un llamado a la justicia en todas las instancias socioeconómicas.

El monstruo del narco-Feudo es hoy tan débil, que solamente se sostiene en su fuerza pública para acabar con los siervos rebeldes. No hay democracia. No hay futuro. No hay seguridad. Hoy, se desata una época de violencia civil como no se veía desde la época en que los comuneros en marzo de 1781 iniciaron la primera revolución popular en contra del Gobierno de la Corona en España, por los altos gravámenes de impuestos. El final de esta historia lo conocemos pues se vive día a día en la «patria» actual; los poco más de 20 000 campesinos y comerciantes que se formaron en multitud de protesta lograron que el Gobierno firmara unas «capitulaciones» que luego serían desconocidas y se atacaría a esta multitud con represión acabando así con ellos de manera sistemática. No es nada diferente de lo que está sucediendo hoy en día en territorio colombiano.

El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Sin embargo, parece que la rebelión de los siervos esta vez va en serio, pues ya no hay miedo y parece ser que son las nuevas generaciones, quienes están llevando a cabo este levantamiento que puede ser el punto de inflexión en la monotonía y conformismo de la sociedad actual. Esperemos que esta vez los siervos no olviden; esperemos que esta vez tengan presente en su memoria que se debe luchar por los derechos que son inherentes a la condición humana. Esperemos que el monstruo de dos cabezas de una vez por todas caiga y dé paso a un nuevo sistema de gobierno más acorde a las políticas internacionales de este tiempo.

 

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María Abad
Licenciada en Filología y Magister en Educación. Editora, Escritora, Asesora pedagógica y Docente de lenguas extranjeras.