Por arte de birlibirloque, la derecha desapareció

El centro del que hablan los medios y las redes sociales no es más que una cortina protoideológica y una estratagema electoral con la que unos precandidatos buscan confundir a una opinión pública que al parecer aprendió que, lo que realmente subsiste en Colombia, es un régimen criminal, sucio y corrupto.

Opina - Política

2021-11-08

Por arte de birlibirloque, la derecha desapareció

Columnista:

Germán Ayala Osorio

 

En el actual escenario preelectoral en Colombia, dos hechos políticos se están consolidando. El primero, la aparente toma de distancia de varios precandidatos presidenciales de lo que se conoce como el uribismo y de la ya raída figura de Álvaro Uribe Vélez, conocido como el «imputado», el ‘Innombrable’, ‘Matarife’ o el 1087985. Y el segundo, el surgimiento de un centro político medroso y difuso, que además de ocultar el desastroso Gobierno del derechista Iván Duque Márquez, intenta hacerle creer a una parte de la opinión pública, que la derecha desapareció o que será derrotada en el 2022. O que simplemente, ninguno de los que militaron históricamente en ese espectro, son responsables de los problemas estructurales que mantienen a Colombia postrada por los altos niveles de pobreza y miseria y la concentración de la riqueza y de la tierra en pocas manos.

Por supuesto que se trata de una evidente estrategia de marketing y propaganda política de personajes como Alejandro Gaviria, Fico Gutiérrez, Óscar Iván Zuluaga, Sergio Fajardo y Enrique Peñalosa, entre otros, que, hábilmente, se quieren vender como una opción de cambio, cuando saben que lo único que pueden ofrecer es más de lo mismo, porque todos tienen deudas políticas con el actual régimen de poder, manejado por una infame cofradía de derechistas neoliberales. El exrector de la Universidad de los Andes y ministro de Salud del Gobierno de Santos señaló: «el centro obedece a una tradición ideológica incluso más rica, más profunda y más elaborada que aquella que nutre a la derecha o la izquierda».

Por largo tiempo la opinión pública en Colombia votaba, bien por candidatos liberales o conservadores, sin que se hablara de un centro consolidado. Los aspirantes de la izquierda eran casi espectrales, por la presencia otoñal de las guerrillas. Más bien lo que había era una baja cultura política, generada por el cerramiento democrático surgido del Frente Nacional en el que metieron al país la entonces dirigencia de los partidos Conservador y Liberal. Justamente, esas circunstancias son las que le permiten hoy a Alejandro Gaviria decir que hay en Colombia una tradición de centro.

Los partidos Liberal y el Conservador entraron en una profunda crisis ideológica y programática que los llevó hoy, a tener y exhibir la vergonzosa condición de insepultos, gracias en buena medida a la consolidación de las ideas neoliberales, la corrupción, la penetración del narcotráfico y el clientelismo. De sus entrañas y de las ideas de varios de sus hijos nacieron microempresas electorales como Cambio Radical, el Partido de la U y el Centro Democrático. Como también emergió el Nuevo Liberalismo, hoy de regreso a la arena política más en función al reconocimiento de su personería jurídica, que en su prevalencia como partido y de las ideas de su líder, asesinado por el propio régimen político.

Así, el centro del que hablan los medios y las redes sociales no es más que una cortina protoideológica y una estratagema electoral con la que unos precandidatos buscan confundir a una opinión pública que al parecer aprendió que, lo que realmente subsiste en Colombia, es un régimen criminal, sucio y corrupto que viene haciendo operar al Estado bajo los intereses de unas cuantas familias y de unos capataces, elevados por los medios masivos a la condición de líderes políticos.

El temor a perder el control del Estado a manos de Petro lleva por estos días a casi todos los candidatos de derecha a presentarse como opciones de un espectral centro. Sin llegar aún al escenario electoral propiamente dicho, la derecha parece desvanecerse por arte de birlibirloque, al tiempo que fluye la idea de que hay y habrá en adelante un centro capaz de reorientar a un país que una derecha mediocre e infame, sumió en la desesperanza, en el caos y en la sin salida.

Dudo mucho que el «centro obedezca a una tradición ideológica incluso más rica, más profunda y más elaborada», cuando la propuesta más aterrizada del entonces director de Planeación en el Gobierno de Uribe Vélez sea derrotar a Petro. En lugar de atacar y de proponer cambios sustanciales, Alejandro Gaviria, Fico y Peñalosa prefieren adherirse a los mezquinos intereses del Centro Democrático, insistiendo en la idea de que Petro es un peligro, cuando lo que realmente constituye una amenaza para la viabilidad social e institucional del país es, justamente, la continuidad del actual régimen político, orientado por la derecha representada por Uribe Vélez, Óscar Iván Zuluaga, María Fernanda Cabal y los exministros de Hacienda, Mauricio Cárdenas y Juan Carlos Echeverry, entre otros precandidatos.

 

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Germán Ayala Osorio
Docente Universitario. Comunicador Social y Politólogo. Doctor en Regiones Sostenibles de la Universidad Autónoma de Occidente.