¿Periodista o beligerante no privilegiada?

Las actuaciones carentes de ética profesional de Salud Hernández se remontan a muchos años atrás. Me recuerda a Yamhure.

Opina - Medios

2020-01-27

¿Periodista o beligerante no privilegiada?

Columnista: David Escobar

 

Según Knut Dörmann, asesor en la División Jurídica del Comité Internacional de la Cruz Roja, en el marco del Derecho Internacional Humanitario se entiende como combatiente/beligerante ilegal/no privilegiado (…) a todas las personas que participan directamente en las hostilidades sin estar autorizadas a hacerlo y que, por ello, no pueden ser consideradas como prisioneros de guerra cuando caen en poder del enemigo. Esta es, al parecer, la interpretación más comúnmente aceptada. Abarcaría, por ejemplo, a las personas civiles que participan directamente en las hostilidades .

Este concepto sería clave para entender el para-periodismo, fenómeno que ha sido poco investigado en Colombia, y que hasta el momento no hay indicios de que este tema vaya a ser investigado en la justicia transicional pactada en el Acuerdo de Paz. 

 

Combatiendo con la pluma y sin el camuflado

Recientemente la revista Semana publicó el especial “niños que matan o víctimas inocentes?” de autoría de su columnista Salud Hernández.

Dicho documento sostiene —mediante una argumentación que desprecia por completo el Derecho Internacional Humanitario—, lo que Hernández ha dicho con menos palabras en sus redes sociales: que el bombardeo a un campamento de las disidencias de las Farc en Caquetá, en agosto de 2019, donde fueron asesinados menores de edad reclutados, fue una “operación” perfectamente “legítima”. 

Esto, claro está, después de una larga saga de construcción del enemigo absoluto1 en el conflicto armado, ante la opinión pública. Saga de la cual ha hecho parte Hernández, y que ha implicado la deshumanización del otro para eliminar la empatía y legitimar su eliminación.

En ese sentido es importante recordar la columna  de la misma autora en la que denominó como “Ratas Humanas” a los miembros del ELN; del mismo modo que durante la política de Seguridad Democrática se construyó y constituyó ese discurso oficial reproducido masivamente en los medios hegemónicos, de lo cual da cuenta el documental Cuerpos Frágiles del realizador Óscar Campo.

Volviendo al asunto de los niños guerrilleros, en el 2016 estuve realizando un fotoreportaje de la X Conferencia de FARC-EP en los llanos del Yarí. En dicha ocasión tuve la oportunidad de escuchar una historia de boca de una de las fuentes de Hernández, pues la corresponsal se encontraba realizando allí entrevistas en medio de la manigua.

La entrevistada era una guerrillera que recientemente había cumplido su mayoría de edad, y mencionaba que cuando le concedió la entrevista a Hernández, ésta le preguntó de primerazo y a quemarropa “cuándo la habían reclutado”, a lo que la ex-guerrillera le respondió que a ella no la había reclutado nadie, que ella había sido líder estudiantil, y tras ser drogada, secuestrada y torturada por grupos paramilitares, tuvo que escapar de la ciudad, buscando refugio en las filas de la guerrilla.

Una forma ejemplar de abordar el asunto de los menores en los grupos insurgentes es el artículo “Los niños y la Guerra”, escrito por  el Doctor Alfredo Molano (QEPD), quien además de ser periodista fue el Presidente de la Comisión de la Verdad de los hechos ocurridos durante el conflicto armado en Colombia:

No es fácil entender mirando televisión que los guerrilleros colombianos son en su gran mayoría campesinos y para más veras, colonos (…) La guerra los ha arrastrado.

Les ha cambiado la rula por el fusil, el padre por el comandante, la madre por un ideal. Los niños no se hacen guerrilleros a la fuerza, su mundo se vuelve guerrillero y ellos en él, ocupan el lugar que les toca.

A la guerrilla no le interesa cargar más peso del que tiene que echarse a los hombros y un niño en un combate es un fardo. Hay niños y niñas cuyo único refugio amoroso son sus hermanos mayores guerrilleros; los admiran y quieren ser como ellos.

(…)

En las zonas donde el Estado sólo muestra los dientes, donde ir a la escuela es mermar la fuerza para sobrevivir, la guerrilla ha sido un agente civilizador y lo es también para la muchachada que termina bachillerato y tiene dos caminos: el del ocio forzado y el vicio, y el del ingreso a las filas guerrilleras.

A veces encuentra atractivas las organizaciones sicariales o paramilitares. En la guerrilla los pelaos encuentran una razón de vivir, así los ideales sean para ellos tan aéreos.

¿Qué futuro inmediato les ofrece el Estado con la paz? ¿Ponerse en manos de una institución autoritaria, fría, incapaz de controlar la corrupción, el bazuco, el matoneo, como lo es Bienestar Familiar? ¿Retornar a su familia, que está en gran parte en las zonas campamentarias?

¿Y qué hacer con los niños que nacieron en la guerrilla o en sus zonas de influencia y crecieron con madres sustitutas, vinculadas a la organización? ¿Con qué argumento moral los reclama ahora un Estado que siempre los ha ignorado y abandonado?”

Sin duda los criterios de Molano sobre el tema difieren totalmente de la visión deshumanizadora del enemigo que plantea Hernández.

 

Remitente «privilegiada»

Con el propósito de comprender las razones que llevan a Hernández a manipular al público respecto al asesinato de menores de edad —para el mayor provecho de los accionistas de una empresa de prensa en particular y de los inversionistas capitalistas en general— es importante comprender que si ella se comporta como condicionadora de aquellos a quienes se dirige, no es solo porque tenga la voluntad declarada de condicionarlos, sino también porque ella misma está condicionada, en un grado tal que valdría la pena darle un repaso a su expediente.

Son de conocimiento público las posiciones de ultraderecha de la citada columnista de la revista Semana; sin embargo este documento no se trata de cuestionar la libertad de opinión, ni su vocación a la hagiografía, que demostró en el prólogo que escribió para el libro “Mi Confesión” de Carlos Castaño.

También es de conocimiento público que, según el ex director de Inteligencia del DAS, Fernando Alonso Tabares Molina, la española Salud Hernández escribió un artículo contra la Corte Suprema dentro de una operación de contrainteligencia, para la cual recibió información que, según la Fiscalía General de la Nación, fue recabada en forma ilegal por el DAS.

En una nota documental, publicada por el equipo Nizkor, se lee textualmente la declaración del ex director de Inteligencia del DAS, entidad que fue liquidada por su accionar criminal (espionaje, tortura, entre otros) contra políticos opositores al gobierno de Álvaro Uribe, periodistas, y defensores de DDHH.

Tabares dice textualmente en sus declaraciones ante la Fiscalía Delegada de la Corte Suprema, el día 13 de julio de 2010: la doctora Maria del Pilar Hurtado nos cita a mí y al capitán Jorge Lagos a su despacho, y cuando yo llegué la encontré acompañada de la periodista Salud Hernández-Mora, me la presentó y estuvimos hablando de cosas intrascendentes hasta la llegada del capitán Jorge Lagos.

Una vez éste llegó, nos indicó que por instrucciones también de la Casa de Nariño había que entregarle cierta información a la citada periodista con relación a lo que nosotros denominamos el caso PASEO y en consideración de que quién tenía, por así decirlo, toda la información en relación con eso era el capitán Jorge Lagos, terminada la charla en el despacho de la señora Directora, yo salí del mismo y Jorge Lagos quedó, por así decirlo, a cargo de la citada periodista, quien posteriormente el 15 de junio de 2008 publica una columna en El Tiempo que tituló «La paja en el ojo ajeno», en la que comentaba algunos temas relacionados con algunos magistrados de La Corte.

En la misma nota del equipo Nizkor se afirma que En otra declaración en sede judicial el coordinador del Grupo de Observación Nacional e Internacional (GONI) del DAS, Germán Albeiro Ospina, quien también se acogió al principio de oportunidad, aseguró que la periodista Salud Hernández Mora era una de las que se prestaban para las campañas de contrainteligencia en contra de los «blancos» del DAS.

 

¿Una miembro sin brazalete?

Las actuaciones carentes de ética profesional de Salud Hernández se remontan a muchos años atrás, mucho antes del citado montaje, y sólo fueron conocidas en medio de la gran cantidad de información que contenía la memoria USB entregada por el jefe paramilitar alias “H.H.” a la Fiscalía General.

En dicha USB había un intercambio epistolar entre Carlos Castaño y Salud Hernández que data del 2003, el cual fue publicado en un artículo especial de la periodiosta Claudia Julieta Duque para el periódico Un Pasquín. En dicho intercambio de mensajes se evidenciaba que, según el análisis del CTI a la respuesta de Hernández–Mora, se trata de un correo “acatando la orden [de Carlos Castaño] e informando sobre viajes”. 

¿Cuál era la orden de Castaño a  Hernández?: suavizar mi respuesta a la pregunta sobre cómo financiar las Autodefensas abandonando el narcotráfico (…) los dineros provenientes del cobro del gramaje, debe destinarse exclusivamente al financiamiento de la lucha y no al enriquecimiento personal. ¿Cuál fue la respuesta de Hernández? Estimado comandante, comprendo su precisión y así la haré.

Posteriormente fue publicado el artículo El Estado sería el primer responsable de la tragedia nacional, en el diario español El Mundo (conocido por su simpatía al dictador Francisco Franco). Dicho artículo contenía la entrevista realizada por Hernández a Castaño, en la cual la “periodista” acató la corrección política realizada por Castaño respecto al narcotráfico como motor económico  del paramilitarismo.

 

Un giro a la derecha

Volviendo al tiempo presente, es importante tener en cuenta la tendencia que ha venido mostrando Semana, al despedir a Daniel Coronell por cuestionar el ocultamiento que hizo dicha revista de  las órdenes impartidas a los oficiales de las Fuerzas Armadas para duplicar las bajas a cualquier costo, incluso si ello implicaba aliarse con grupos criminales (el regreso a las políticas que incentivaron las ejecuciones extrajudiciales conocidas como Falsos Positivos).

También es necesario recordar que tras el despido de Coronell, ingresaron a Semana, además de Hernández, varios perros guardianes del poder.  

El expediente de Hernández me recuerda a otra yerba del pantano, con quien tiene en común algo más que el intercambio epistolar en tono de subordinación con el máximo jefe de los paramilitares, como consta en la memoria entregada por alias “H.H.”.

Según La Silla Vacía: durante el primer gobierno de Uribe, Ernesto Yamhure recibió una columna semanal en El Espectador, durante una ofensiva de presión de funcionarios del Gobierno a medios de comunicación para que incluyeran más columnistas con miradas gobiernistas y así contrarrestar lo que sentían era una mayoría de oposición entre los opinadores (…) Ernesto Yamhure se había convertido en uno de los columnistas estrellas de la derecha y en uno de los principales defensores del gobierno del ex presidente Álvaro Uribe en los medios.

Sin embargo, desde que revelaciones de varios jefes paramilitares como Freddy Rendón Herrera, alias ´El Alemán´, y el asesor político de Carlos Castaño, Juan García, confirmaron que Yamhure era asesor político pero también amigo personal de Carlos Castaño, Yamhure desapareció del espectro mediático.

Según el polémico periodista sueco Dick Emanuelsson Yamhure era el encargado de organizar y coordinar el trabajo de la inteligencia y el espionaje en la embajada colombiana en Estocolmo. Fue jefe en Suecia por la “Red de 100.000 amigos de Colombia en el exterior”, decreto expedido por Uribe ya en octubre de 2002. Pero Yamhure en 2005 ya estaba quemado y Uribe tuvo que retirarlo después el escándalo del espionaje en Suecia

 

Nuevas revelaciones 

Recientemente la revista Semana publicó una investigación llamada “Chuzadas sin cuartel”, el cual da cuenta de la persecución a dicho medio de comunicación:

Un coronel de ciberinteligencia me ofreció 50 millones de pesos para introducir un malware (virus) en los computadores de periodistas de Semana y así poder acceder a la información”, confirmó a dicha revista una fuente

(…)

Durante varios meses –y de manera intermitente– estuvo estacionada una camioneta Toyota de color negro frente a las instalaciones de SEMANA. En su interior estaba lo que se conoce como un equipo táctico –que si está en el rango adecuado, como en este caso, – intercepta la señal de los celulares (ver recuadro). La verificación de las placas permitió establecer que se trata de un vehículo asignado a los militares

(…)

Las labores de reportería de los periodistas estuvieron bajo vigilancia. En repetidas oportunidades una joven mujer apareció en diferentes lugares, como cafeterías, restaurantes y centros comerciales, pendiente de las reuniones con las fuentes. SEMANA logró establecer con el comando de personal que se trata de una subteniente de inteligencia, orgánica de un batallón de comunicaciones.

Como si lo anterior fuera poco, en un artículo denominado “El que diga que no siente miedo, tiene huevo”: periodistas de Semana publicado por el diario El Espectador, se amplía la información respecto a estos graves crímenes cometidos contra uno de los periodistas de Semana que destapó la olla podrida del ejército:

Una camioneta negra se parqueó durante varias semanas frente a la sede de la revista con un equipo portátil a bordo para interceptar celulares, que las labores de reportería de sus periodistas estuvieron “bajo vigilancia”, que se enviaron sufragios y lápidas. Incluso, que un coronel retirado acudió a una oficina de sicarios con el propósito de contratar a dos hombres para atentar en contra de ese veterano periodista. Él se enteró por casualidad, pues viejas fuentes del CTI lo contactaron para decirle que requerían hablar con él urgentemente. Fue al búnker, se encontró con ellos y oyó de su propia boca cómo, en medio de una investigación sobre una red de sicariato en Bogotá, se habían dado cuenta de lo que aquel coronel estaba buscando (…) a mi casa llegan dos sufragios; a la casa de mi hermana llegan tres, para ella, mi cuñado y su niña de seis años; a la casa de mi papá llega otro, a la casa de dos fuentes llegan otros. (…) Era el sufragio típico: ‘Descansa en la paz del Señor…’ y decía los nombres de cada uno de nosotros, incluida mi sobrina. (…) los periodistas de Semana habían notado que los seguían y que quienes lo hacían no lo disimulaban. “Querían que supiéramos que estaban encima”. Esa circunstancia les generó un problema con las fuentes: ¿cómo podían verse con ellos si no era seguro guardar la confidencialidad de su identidad? (…) El reportero venía de una extensa reunión en un hotel cercano. Al montarse a su camioneta sintió un golpe en la parte de atrás, se bajó y encontró la lápida. “En las cámaras de seguridad se ve que, a los veinte minutos de yo llegar, se parquea un Renault Sandero gris al lado de mi carro, se baja un tipo con cachucha, en nada pone la lápida, paga, arranca y se va”. Las cámaras de seguridad de la zona permitieron ubicar el carro, que circulaba con una placa falsa. Detectando los celulares que estuvieron en la zona a esa hora se estableció que el carro entró a una sede de contrainteligencia del Ejército en el sur de Bogotá. Gente del Ejército le confirmó al periodista que el carro estaba adscrito a esa área de la institución.»

 

Actualmente, desde su perfil de twitter, Hernández comparte panfletos de una campaña de calumnias contra el periodista Gonzalo Guillén, a quien acusan de “sicariato moral”, frase acuñada por el ex-presidente sub iúdice Álvaro Uribe, y reencauchada por el maltratador de mujeres Gustavo Rugeles en su panfleto “El Expediente”.

Vale la pena mencionar que el periodista Daniel Coronell publicó hace ya un par de años, en la revista Semana, el artículo ‘Quinientas barras’, en el que afirmó que “el bloguero Gustavo Rugeles puede ser la ficha clave para descubrir cómo funciona una banda de intimidación y extorsión que usa redes sociales, portales digitales y medios de comunicación convencionales”.

En ese contexto vale la pena preguntarse si el espionaje a los periodistas que reman a contracorriente en Semana está siendo llevado a cabo sólo por agentes externos, o si dentro de dicho medio hay alguna “combatiente/ beligerante ilegal/no privilegiado” al servicio de la inteligencia militar.

 

  1. Por enemigo absoluto se define a aquel reducido en su humanidad con el cual no hay posibilidad de diálogo y el único camino es la eliminación. Para ampliar este concepto ver “La construcción del enemigo en el conflicto armado colombiano 1998-2010”. de Pablo Emilio Angarita Cañas.

 

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David Escobar
Periodista.