Columnista:
Fredy Chaverra Colorado
Creatividad y disposición a trabajar son dos de las cualidades que se requieren en Colombia para construir la paz y fomentar la reconciliación. Así, lo dejó ver, el 27 de agosto, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López al lanzar el PDET Bogotá-Región. La gobernante tomó la decisión creativa de recurrir a esta figura de planeación del desarrollo, originada en el Acuerdo de Paz suscrito con la extinta guerrilla de las Farc en 2016 y reglamentada por el Decreto 893 de 2017, para avanzar en la defensa de las víctimas y atacar las causas objetivas que han dado origen al conflicto armado en el país.
El distrito capital es el territorio que más alberga víctimas en el país. Así, lo deja claro el Registro Único de Víctimas donde se indica que en esta ciudad se tiene, por lo menos, 802 208 habitantes declarados en esta situación. Siendo las localidades de Bosa con 35 339 y Ciudad Bolívar con 38 775 las que registran más presencia de víctimas. De allí que la administración distrital tomara acertadamente la decisión de priorizar las localidades urbanas de Bosa y Ciudad Bolívar (en límites con Soacha) y la localidad rural de Sumapaz, como territorios estratégicos en el PDET integrado en la política de paz del Plan de Desarrollo Distrital 2020 -2024 Un nuevo contrato ambiental y social para el siglo XXI.
La alcaldesa Claudia López, que en su paso por el Congreso destacó por la defensa del Acuerdo de Paz, ha querido aprovechar este importante instrumento de planeación y construcción participativa, contenido en el punto 1.2 del Acuerdo Final, en el marco del enfoque territorial de la Reforma Rural Integral, para aterrizar por primera vez en una gran ciudad, un instrumento diseñado para facilitar la implementación del Acuerdo. El mismo, ensayado a partir de núcleos veredales y pactos comunitarios, en 11 mil veredas de los 170 municipios más afectados por el conflicto, demostrando sus bondades para incrementar la participación ciudadana y la planeación de las inversiones locales en los territorios que requieren mayor atención.
Sin duda los retos que enfrentará la Alcaldía de Bogotá serán enormes. El primero de ellos implicará modificar la metodología de construcción y priorización de la ruta PDET, atendiendo a las necesidades diagnosticadas en las tres localidades. Los aplicados en otros contextos han tenido como estructura ocho pilares temáticos y como responsable a la Agencia de Renovación del Territorio (ART). Para Bogotá será necesario pensar en otros pilares si se requiere, además ensayar la forma como operará la planeación en manos de la alta consejería distrital para las víctimas, que impulsará la creación de los PDET para la capital y manejará los 15 787 millones de presupuesto que tiene.
Asi las cosas, el énfasis de este PDET Bogotá-Región, en su dimensión urbana y rural, estará en aprovechar la participación ciudadana y la planeación del desarrollo como dispositivo reparador para a las víctimas del conflicto. Quiere aprovechar las bondades que conlleva la democracia participativa para defender los derechos de las víctimas, al mismo tiempo que se apoya a la población en proceso de reincorporación. En Bogotá reside el mayor número de víctimas y de reincorporados en el país. De allí que con este PDET la alcaldía busque propiciar un diálogo estos dos grupos poblacionales en torno a propuestas de desarrollo territorial.
En ese sentido, se realizará una articulación con el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR) para avanzar en una agenda conjunta alrededor de la reconciliación. Así se evidencia al proponer el PDET como el escenario ideal para avanzar en el cumplimiento de la batería de sanciones propias, con carácter reparador y restaurativo, decretadas por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Esta manera creativa de aprovechar los PDET, poniendo en el centro a las víctimas y a los firmantes de la paz, sin duda, es una forma como los gobiernos locales y regionales podrán hacer realidad el enfoque territorial indispensable en la implementación del Acuerdo Final.
La idea es que esta iniciativa capitalina del PDET Bogotá-Región se extienda a otras ciudades, especialmente en las más afectadas por el conflicto y con alta presencia de exguerrilleros en proceso de reincorporación. Sería interesante que Medellín, donde se creará próximamente una política de paz local y la Secretaría de No Violencia, replique esta experiencia. Territorios como la Comuna 13 y los barrios de la nororiental y noroccidental, afectados por la violencia, tal vez más que los priorizados en Bogotá, beban de las mieles del Acuerdo de Paz. Que la Alcaldía de Medellín, sin esperar que se mueva el Gobierno nacional, le apueste a la construcción de los PDET urbanos.
En conclusión, hay que celebrar el acierto de la alcaldesa Claudia López al proponer el aprovechamiento de los PDET en la construcción de la paz territorial en Bogotá. Esta es una muy buena idea para aterrizar la paz y sobrepasar la inacción del Gobierno nacional. Es también una forma de mostrar deseos de avanzar en el posconflicto y de generar un diálogo constructivo entre los gobiernos locales e importantes instituciones como la Jurisdicción Especial para la Paz o la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos. Y sobre todo, es una estrategia de innovación social al presentar acciones reparadoras y de cumplirle a las víctimas en términos de garantías para la no repetición.