Los espacios culturales en Medellín buscan que nuestros jóvenes tengan una distracción sana. Algo que los haga salir de la rutina y hasta que los aleje de las drogas.
Una ciudad como Medellín, tan llena de conflictos y bandas delicuenciales, necesita un respiro. Necesita que nuestros niños y niñas crezcan en un mejor ambiente. Necesitamos espacios para que ellos aprendan a decidir qué es aquello que quieren para su vida.
Pero, ¿es esto suficiente? ¿Es suficiente abrir dos días para la cultura cuando la seguridad sigue decayendo y la educación continúa —en menor medida— siendo un problema?
Entiendo las buenas intenciones del actual alcalde. Entiendo que su amor por hacerse propaganda lo ha llevado a límites nunca antes vistos. Como por ejemplo, entrar a la comuna 13 sin seguridad alguna. Pero señor alcalde, ¿usted cree que esto es suficiente?
¿En este espacio cultural escuchamos relatos sobre «La bodega de ‘Fico'»? Porque hasta donde tengo entendido a usted le encanta asegurar que el mejor método de enseñanza es el ejemplo.
¿Usted está seguro de que todas las personas se pueden desplazar libremente para llegar a este encuentro? ¿Tanto cree en la seguridad que ha intentado restaurar?
Es muy alentador uno saber que podrá ver en escena a personas tan interesantes como Pablo Montoya, ganador del Premio Internacional Rómulo Gallegos, o a la periodista Ana Cristina Restrepo.
Pero luego volteas la mirada y ves una ciudad tan desolada que te preguntas, ¿estamos en condiciones de hacer este tipo de cosas cuando llevamos 4 años con un incremento de homicidios?
Con lo anterior no quiero demeritar la importancia de los espacios culturales. Los necesitamos, son importantes para la formación de una sociedad reflexiva y crítica, solo pido que con estos no busquemos tapar lo que se está haciendo mal.
Los índices de seguridad no son los mejores. Los niños continúan siendo maltratados y trabajando en la calles. Pablo Escobar continúa siendo un ídolo, las noches continúan siendo inseguras y las drogas se siguen viendo en cada esquina. Nuestros niños continúan siendo abusados y aún hay muchos conductores ebrios tras el volante.
Si usted, señor Federico, hubiese dejado tanta propaganda a un lado y hubiese trabajado más que por usted, por la ciudad, quizás tendríamos mejores resultados.