Me duele todo

Opina - Política

2016-10-05

Me duele todo

Como millones de personas en este país, me siento en duelo. El duelo es el proceso emocional que le sigue a cualquier pérdida. Quienes han estudiado el duelo y lo que ocurre en la respuesta, han dicho que no es solo emocional sino también un proceso físico.

La expresión “me siento con el corazón roto” ha sido estudiada y documentada para que la ciencia nos corrobore lo que ya sentíamos: que sí, que el corazón duele ante las pérdidas emocionales y que muchas veces sentimos que se nos rompe.

Así que me duele todo en el resultado del plebiscito. Me duele una campaña plagada de mentiras y de suciedad. Una campaña indigna que se valió del miedo para captar adeptos, que convenció a personas humildes de que el Acuerdo no les favorecía. Que les insistió en que perderían sus tres centavos de pensión porque con eso les iban a pagar a los guerrilleros. Que les convenció de que éstos iban a vivir como reyes, en la abundancia, con 24 millones de pesos en dos años, pero que ocultó que quienes daban alaridos con este argumento, ¡se ganan 27 millones al mes! Así, sin ningún pudor, ellos reciben sueldos pagados religiosamente con nuestros impuestos.

Una campaña que consideró mejor hacer cuentas de centavos con lo que le pagarían a los guerrilleros por dejar de matar, por dejar de estar en el monte, dejar de secuestrar y de hacer tomas en los pueblos; por reintegrarse, por regresar a sus familias, por volverse ciudadanos decentes. Una campaña que consideró que la plata era suficiente argumento en contra de salvar vidas.

Me duele que haya gente que celebrara su triunfo. Porque no entendieron lo que nos jugamos. Porque aún días después siguen sin entender lo que perdieron y miran atontados los malabarismos que hacen sus dirigentes, a los que este No les llegó ─no como caído del cielo─, sino como un tsunami que no entienden cómo van a manejar. Porque lo único que les interesó siempre, fue evitar que el Acuerdo lo firmara uno y no el otro.

Me duele en el alma, porque el alma también duele, el abrumador resultado en Bojayá y en otros municipios donde sí saben de verdad lo que es la guerra. Me duele que votaran Sí masivamente y me duele que desde la cómoda existencia en las ciudades hubiera gente que aceptara la guerra como una opción para estos pobres, abandonados, sufridos, que la han vivido de frente todos los días y que la seguirán viviendo. Porque los que votaron No en las ciudades, ni se plantean que sus hijos vayan a la guerra: “le compro la tarjeta y ya”. Porque hacer la guerra con hijos ajenos les pareció barato.

Me duele un país que después de cinco años de trabajo serio, “entiende” la presencia de un tipo que se negó a sentarse a la mesa todas las veces que fue invitado. Todas. Y que ahora aparece como un salvador, a proponer cosas que están en el acuerdo hace años, pero que él y sus secuaces ni conocen, porque la verdad es que nunca leyeron el Acuerdo del que denigraron tanto.

Me duele que ese tipo, que se parece a Putin, que se parece a Chávez, que se parece a Trump, sea visto por tanta gente como un padre. Maltratador, pero padre. Violento, pero padre. Agresivo, pero padre. Misógino, pero padre. Homofóbico, pero padre.

Y me duele que en este país haya gente que reverencie a los hombres violentos, hasta el punto de sacrificar en el altar de esa reverencia, la oportunidad más seria y sólida de acabar con 52 años de guerra y construir una paz duradera.

Y me duelen, mucho, los maricas que votaron No. Me duele que a pesar de todos los mensajes, todas las advertencias, todos los intentos, siguieron felices detrás de los espejitos y se dejaron encandilar por nada.

Porque si a alguien va a afectar este No directamente, es a nosotros. A los maricas, a las lesbianas a la gente trans. Nuestros derechos son la moneda de cambio, el primer sacrificio de la renegociación.

Escondido detrás del invento ese de la “ideología de género”, viene una cruzada en contra nuestra. Se inventaron lo de la tal ideología como una forma burda de desconocer el valor del enfoque de género, que ha permitido que las mujeres y los raros tengamos algunos derechos más, no iguales, solo unos más. Derechos que ahora están en riesgo de arder en la hoguera de las vanidades y del fanatismo religioso.

Qué importa, ¡solo son las mujeres y los maricas! Todo se puede arreglar, aunque haya que eliminar el “articulito” ese que reconoce que las mujeres, el cuerpo de las mujeres se convirtió en botín de guerra, para todos los actores armados, legales e ilegales.

Qué importa que este hubiera sido el primer Acuerdo de Paz en el mundo (¡en el mundo!), que reconocía que a lesbianas, gays, bisexuales y transgeristas, la guerra les atraviesa distinto, los afecta de otras maneras, porque a la homofobia estructural se suman las lógicas del machismo y del patriarcado instaladas en el uso de las armas. Qué importa.

Me duele tanto marica siendo exactamente eso, un simple marica, que no entiende. Porque no le importa, porque le parece que lo que hemos logrado ha sido fácil, porque no mide lo que representa un riesgo. Porque solo se pasea por los bares y ni se entera de lo que ha costado cada centímetro ganado en este terreno. No entiende, ni se imagina, lo que ha costado cada avance de los últimos 20 años, en lo emocional, en lo político, en lo físico. Y como no entiende, no le importa. Y lo que tiene lo arriesga alegremente, sin medir nada. Nada le costaron sus derechos, nada le importa rifárselos al miedo.

Me duele todo, y como tanto dolor no me cabe solo en lo emocional, amanecí en urgencias. Por algún lado tenía que salir tanta tristeza, tanta rabia, tanto desconsuelo. Amanecí en una clínica privada, pero llena de gente en los pasillos de urgencias, sin espacio, sin la mínima comodidad para quienes esperan ser atendidos, para quienes acompañan a los que son atendidos, para quienes trabajan allí en condiciones infames.

Todo gracias al tipo del que hablamos: el mesías. Aquel que modificó el sistema de salud y lo convirtió en un mercado de rapiña donde los que pierden siempre son los pobres. Porque por bien que les paguen, siguen siendo pobres: sin horas extras, sin condiciones dignas, sin un sistema de salud decente. Gozamos de este sistema de salud infame, entre otras, gracias a la Ley 100. Un invento del tipo en sus épocas de senador. Un invento del cual hoy oculta su paternidad, porque es experto en eso, en crear engendros, para después negarlos.

Me duele todo. Y ya para terminar, me duele lo que se avecina. Una constituyente venenosa en la que podrá negociarse todo. Un punto en común entre las FARC, que lo pidieron por años y encontraron la resistencia clara del equipo negociador del gobierno y, el partido del tipo que la busca con ansias porque es una manera perfecta de definir que sí es posible reelegirse no ya dos, sino tres o cuatro veces.

Las veces que sean necesarias, para que el tipo pueda terminar lo que empezó y que nos dejó con Ordóñez, con Pretelt, con Agro Ingreso Seguro, con los falsos positivos, con la Casa de Nari, con la mitad del Congreso en la cárcel, con las chuzadas, con el DAS, con los buenos muchachos, con sus hijitos y sus zonas francas, entre otras linduras.

Y me duele que en una constituyente el referendo de Vivian Morales ya no será necesario. ¿Para qué? Si se podrá establecer en la constitución misma que la única familia verdadera es la del padre, la madre y los hijos, las demás serán solo inventos, bobadas. Y de paso se podrá prohibir la adopción y ya que estamos: el matrimonio homosexual, y uno que otro derecho más, porque ya entrados en gastos, para qué medirse. Mejor dejar instalada la edad media para todos. Sin distingos.

Así que estimado lector, si usted votó No, háganos un favor: Demuestre un mínimo de respeto por este dolor que sentimos millones. Muestre un mínimo de decencia y exíjale a sus pastores, a sus mesías que propongan cosas serias. No repetidas, no las que ya están, porque esas ya las aceptamos nosotros el 2 de octubre, sino otras propuestas realizables que permitan destrabar este proceso y conseguir esa paz con la que hemos soñado.

De lo contrario, si no lo va a hacer, por favor, respete nuestro duelo y cállese.

Publicado el: 5 Oct de 2016

( 1 ) Comentario

  1. ReplyLuis Narvaez Fernandez

    Sra. Elizabeth Catillo, mi cordial saludo y muy de acuerdo con su articulo, su expresion es mi sentimiento como ser humano, hijo, padre y docente (Lic. en Ciencias Sociales? Con 35 años de servicio) de esta Colombia con 45 millones de habitantes, de los cuales 35 aptos para sufragar, solo lo hicimos 13 y de estos solo 1% la diferencia tiran a la basura el proceso de paz. La verdad es que duele que por un payaso manipulador como Alvaro Uribe y toda su maquinaria, las personas voten a ciegas sin importarles nada, claro mi señora la IGNORANCIA es la mejor arma para estos seguir alli hasta cuando les de la gana (un pueblo ignorante es facil para manipular).
    Dejo aqui mi comentario, y el suyo es de reproducir y socializar. Gracias buena noche.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elizabeth Castillo
Mujer. Lesbiana. Mamá. Abogada. Activista. Feminista.