Los presidenciables: Germán Vargas Lleras

Opina - Política

2017-03-18

Los presidenciables: Germán Vargas Lleras

El país vive desde ya, y de manera temprana, el ambiente electoral de 2018. En mayo del próximo año elegiremos el sucesor (a) de Juan Manuel Santos Calderón. Quien llegue a la Casa de Nariño, o de Nari, dependiendo del talante ético y/o el tenebroso pasado que le acompañe, deberá asumir como jefe de Estado la tarea de implementar el contenido del Acuerdo Final (II) firmado en el Teatro Colón de Bogotá.

Como ya varios han dejado ver su interés en presentarse a los comicios de 2018 y muchos de aquellos lo harán “obligados” a presentarse como “presidenciables” por las circunstancias históricas y ciertas coyunturas políticas,  es importante hacer un ejercicio de caracterización de los precandidatos que hasta el momento conforman el abanico de opciones de cara a las estratégicas elecciones.

Inicio con Germán Vargas Lleras. Como hijo de la rancia élite política bogotana, su candidatura deviene naturalmente asociada a ese linaje familiar de la familia Lleras. De allí que él mismo se sienta obligado, por la historia política del país y la de su núcleo familiar,  por lo menos a intentar llegar a la Casa de Nariño.

Al sentirse forzado a ser Presidente de Colombia, el hasta hace unos días Vicepresidente del Gobierno de Santos, poco a poco, y de acuerdo con lo que señalen las encuestas y los sondeos, entrará en un ambiente que lo puede llevar al desespero, si las encuestas no le favorecen, o en una especie de triunfalismo, si los resultados que arrojen las empresas encuestadoras lo consolidan como un firme candidato presidencial para poder cumplir  con su propósito de vida: ser Presidente de Colombia, porque así lo dice la  historia, lo determina su linaje y porque se lo facilita las bien tejidas redes clientelares que pudo tejer, como Ministro y Vicepresidente, con la implementación de políticas públicas diseñadas para asegurar la  construcción de las llamadas vías 4G y las casitas “gratis” para los más “necesitados”.

Su cercanía política y los avales que entregó él y su partido Cambio Radical a cuestionados y condenados políticos que han guiado los destinos de La Guajira, por ejemplo, lo convierten en un político afecto al clientelismo y por esa vía, a la corrupción que deviene asociada a quienes con el tiempo institucionalizaron las prácticas clientelistas y corruptas. El profesor Marco Palacios habla de la Caja de Galletas que desde el Frente Nacional la oligarquía viene repartiendo entre los más necesitados y entre aquellos que coadyuvan, desde la sombra y el poder económico, a  mantener el Establecimiento del que hace parte Vargas Lleras.

Como hijo de la llamada oligarquía bogotana, Vargas Lleras es un jugador natural cuya figura atrae a sectores de poder interesados en mantenerse dentro de las tradicionales correlaciones de fuerza que sostienen al llamado Establecimiento. Esa es, entonces, una ventaja comparativa en relación con los otros candidatos cuyo apellido no esté anclado a la historia política y al poder oligárquico.

En su contra, aparece la imagen de intolerante, violento y de  grosero que él mismo ayudó a consolidar en la opinión pública, y que se reconfirmó con el episodio aquel en el que le pegó un coscorrón a su escolta porque lo pisó de manera involuntaria.  Y en otros eventos, testigos cuentan que sus antiguos colaboradores y  funcionarios bajo su mando sentían pavor cuando Vargas Lleras los requería por algún asunto o información.

Imagen cortesía de: Confidencial Colombia

Eso sí, en el contexto de una sociedad masculinizada y masculinizante como la colombiana, Machos como Vargas Lleras son bienvenidos y apetecidos por esos cientos de miles de connacionales que creen que  lo que este país necesita es mano dura y quién mejor para gobernar bajo ese criterio, que la pesada mano de Vargas Lleras para disciplinar y aconductar al pueblo colombiano.

Frente al proceso de paz y la implementación del Acuerdo Final, Vargas Lleras polariza al país. Y es así, porque los millones de colombianos que votaron SI el 2 de octubre de 2016, encuentran en Germán Vargas a un titubeante candidato presidencial. Su silencio frente a la construcción de una paz estable y duradera lo acerca más a los millones que optaron por el NO.

 

Adenda: puede sonar contradictorio, pero lo que menos necesita este país es un Cambio Radical.

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Germán Ayala Osorio
Docente Universitario. Comunicador Social y Politólogo. Doctor en Regiones Sostenibles de la Universidad Autónoma de Occidente.