No me deja de sorprender todo lo que ocurre alrededor de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV), que dirige desde el pasado 2 de junio el exgobernador del Meta Alan Jara. A raíz de mi última columna en este espacio, en la que advertí de un eventual nombramiento sin el cumplimiento de los requisitos en el tercer cargo en importancia de esa dependencia estatal, recibí varias llamadas y algunos mensajes vía correo electrónico en los que alertaban sobre algunos fenómenos que, según los denunciantes, van en detrimento no solo de la imagen de la entidad, sino de la efectividad de su labor misional.
Inicialmente debo decir que buena parte de lo que viene ocurriendo allí es responsabilidad no solo del presidente Juan Manuel Santos, que nombró a Jara como Director de la UARIV, sino del Partido Liberal, al que el primer mandatario le entregó esa institución como botín para satisfacer su apetito burocrático sin recato alguno.
Ya en mi artículo anterior dejé en evidencia que «una joven promesa del Partido Liberal» del Meta, Juan Carlos Cubides Mejía, de donde es oriundo Jara y que gobernó en dos ocasiones (1998-2000 y 2012-2015), iba a ser nombrado como Director de Gestión Interinstitucional sin cumplir con los requisitos mínimos que exige el manual de funciones de la entidad, pero Jara reversó la decisión.
Los mensajes que comenzaron a raíz de ese artículo indicaron que la Secretaría General de la UARIV le fue entregada a Andrea del Pilar Verdugo Parra, una abogada que también proviene de las huestes rojas: fue candidata a la Asamblea del Meta en las elecciones de octubre de 2015, trabajó con Jara en la gobernación 2012-2015 y en la actual (de Marcela Amaya García); además, gerenció la campaña reeleccionista de Santos en 2014.
Otro dato importante que me llegó, y que se puede observar en la página aspirantes.presidencia.gov.co, es que, en reemplazo de Cubides Mejía, está optando por el cargo de Director de Gestión Interinstitucional Diana Marcela Morales Rojas, quien también proviene del Partido Liberal y está en duda la acreditación de la debida experiencia para ocupar ese alto cargo.
Pero el dato que más me llamó la atención de todos los que recibí en los últimos días es que la UARIV hay dos Directores de Reparación: una en propiedad y otro en Facebook y LinkedIn, y que presumiblemente se posesionará el próximo 2 de septiembre.
Quien ostenta ese cargo actualmente es María Eugenia Morales, pero quien funge en redes sociales como tal es Altus Alejandro Baquero Rueda, un joven bogotano de 32 años de edad, quien semanas antes de asumir el cargo, y al parecer antes de haber registrado su hoja de vida ante la Presidencia de la República, se presenta como Director de Reparación en la UARIV. El futuro directivo de la UARIV tiene una amplia experiencia laboral en diversos cargos del Estado, entre ellos en la Registraduría Nacional del Estado Civil, donde ocupó varios cargos de alto nivel.
Lo que sorprende de alguien con estudios de posgrado y experiencia en el servicio público es que se anticipe, de manera tal vez ingenua y ligera, a lo que sería su nuevo cargo y se presente en redes sociales como si ya lo hubiera asumido. El primer registro lo encontré en LinkedIn, una red social específica para profesionales que suben en ella sus hojas de vida para promocionarse. Al ingresar a su perfil público se observa que el registro de su experiencia aparece, en primer lugar de la lista, “Director de Reparación de Víctimas”. Al parecer dicha información fue subida en agosto, sin que se precise el día y la hora.
Cuando se consulta Facebook, una de las redes sociales más grandes del mundo, donde el usuario tiene la posibilidad de subir en ella información que puede permanecer pública o restringida, Baquero Rueda también se anuncia como funcionario de la UARIV en el cargo de «Director de Reparación de Víctimas», y se agrega que «desde agosto hasta la fecha». Lo interesante de esta red es que permite ver cuándo registró la información. En este caso, fue el lunes 15 de agosto a las 8:35 p.m.
Al consultar su hoja de vida en el Sistema de Hojas de Vida de la Presidencia de la República, donde se publica la información de aquellos que «aspiran a ocupar altos cargos en el Gobierno para que la ciudadanía los conozca y pueda presentar observaciones», surge una contradicción que ratifica aún más manera ligera cómo Baquero Rueda usa las redes sociales. Resulta que su hoja de vida fue subida a este portal el 18 de agosto a las 5:17 p.m.
Para tratar de entender la situación, me comuniqué inicialmente con la UARIV y hablé con Verdugo Parra, la Secretaria General de la entidad, quien me explicó que Baquero Rueda fue seleccionado por su trayectoria académica y laboral, superando, según ella, el tiempo estipulado, que es de 64 meses. De acuerdo con la funcionaria, la suma de una y de otra llega a 146 meses, razón por la cual fue altamente valorado durante el proceso de selección para el cargo, y desestimó la información que el futuro funcionario consignó en redes sociales. «Eso son opiniones personales», me dijo.
A través de Facebook contacté a Baquero Rueda y tuve la oportunidad de cruzar un par de mensajes con el fin de que me explicara por qué se venía presentando como «Director de Reparación» de la UARIV. Me hizo cuatro aclaraciones: la primera, que es cierta, es que podía constatar que «ya fue publicada la hoja de vida, la cual puede revisar minuciosamente»; dijo también que «la expectativa mía es legítima ya que cumplo a cabalidad con los requisitos del empleo; que estaba en proceso de empalme, «lo cual no implica a la fecha el ejercicio de función alguna respecto de ese empleo público»; y que Facebook no es la fuente de información más adecuada y legítima para el desarrollo de mi labor periodística».
La UARIV está representando una de las caras más nefastas para el posconflicto: la politiquería al asalto de aquellas instituciones claves para consolidar la paz en el país. La construcción de institucionalidad para la implementación de los acuerdos requiere ética, convicción de servicio, capacidades profesionales y seriedad. Y está demostrado que la clase política, con su apetito burocrático, no cumple con esos postulados.
El texto fue publicado originalmente en Semana.com y se republica con autorización expresa del autor.