Las persecuciones no terminan

¿Por qué no le conviene al Gobierno proteger a los periodistas que denuncian la ‘Ñeñepolítica’?

Opina - Política

2020-05-29

Las persecuciones no terminan

Columnista:

Santiago Becerra Tovar

 

Durante años hemos evidenciado cómo por medio del terrorismo y amenazas han callado las voces de quienes piensan diferente y se vuelven un contrapeso para la oligarquía. Asesinatos como los de Luis Carlos Galán, Jaime Garzón, Jorge Eliécer Gaitán y Guillermo Cano, son un pequeño y claro ejemplo del sistema de violencia en el que vivimos. Ni las amenazas, ni los crímenes han cesado actualmente. Las cifras de líderes sociales asesinados siguen en aumento; son ignorados por un Estado que ha sido indiferente ante cada magnicidio.

Por un lado, las amenazas en contra de periodistas como Gonzalo Guillén, Julián Martínez, Diana Zuleta y Daniel Mendoza, atacados por revelar la compra de votos en la costa Atlántica para el favorecimiento de Iván Duque, por parte del ‘Ñeñe’ Hernández —sí, ese mismo que estuvo en primera fila cuando Duque asumió la Presidencia— exponen la realidad de este oficio y la mafia del Gobierno. De ahí, cuando esta información fue de dominio público, iniciaron los ataques en su contra; los cuales no solo fueron virtuales en nombre de súbditos de Álvaro Uribe, sino también amenazas de muerte, atribuidas a las ‘Águilas Negras’. Como tal, esta no es una organización estructural; son sicarios contratados por agentes legales y funcionarios públicos, para amedrentar y asesinar. Fachadas de la extrema derecha, que utilizan unos cuantos integrantes de los grupos al margen de la ley, como el ‘Clan del Golfo’ y ‘Los Pelusos’, para impartir miedo en la sociedad.

Ahora bien, Daniel Mendoza, ha sido una víctima recurrente de estos ataques, no solo por lo mencionado líneas atrás, sino también por ser un periodista clave en la revelación de información en actos de corrupción, paramilitarismo y narcotráfico del señor Álvaro Uribe. ‘Matarife’, su nueva serie, ha incomodado a sectores afines al innombrable; iniciando así, una nueva ola de amenazas en su contra. Igualmente, ha manifestado recibir amenazas no solo de las ‘Águilas Negras’, sino también de socios del club El Nogal, quienes han expresado sus intenciones, pues carros y motos sin placa, merodean su casa extrañamente.

Por otra parte, La Nueva Prensa, medio digital propiedad de Gonzalo Guillén y Daniel Mendoza, no ha sido ajena a estos ataques. Al momento en que Daniel Mendoza quiso hacer públicas las amenazas a través de un comunicado en su portal, este resultaba caído o, minutos después de la publicación, la página dejaba de funcionar. Sin duda, muestra el miedo de un sistema oligarca cuando sus fechorías están a punto de ser públicas.

No obstante, los periodistas hostigados han solicitado apoyo de la Unidad Nacional de Protección (UNP), —ministerio encargado de proteger los derechos a la vida, la libertad, la integridad y la seguridad de personas, que se encuentran en situación de riesgo como consecuencia directa del ejercicio de sus actividades o funciones políticas, públicas, sociales o humanitarias—. Esta, ignoró el requerimiento hecho por parte de los periodistas, demostrando así su indiferencia ante casos que no son convenientes, pero ¿por qué no les conviene? La respuesta está en Daniel Palacios, director de la UNP. Nombrado en los audios revelados de la ‘Ñeñepolítica’, íntimo amigo de los compradores de votos en la costa —los mismos que tienen lazos con los paramilitares—; es el hombre que los tiene que proteger. Sin embargo, su cercanía con la élite mafiosa, compromete su trabajo; no obstante, este descaro no termina aquí. Luis Fernando Pinzón Galindo, exfuncionario del DAS (donde trabajó 17 años desde 1986 hasta el 2002), quien fue llevado por el director Palacios a la UNP —sin ningún fin laboral; pero que sí goza de un carro blindado—, emite instrucciones, gritos y regaños desde la oficina del director. Lo cual es grave, este señor tendría acceso a información delicada de los protegidos que podría utilizar, si es que ya no lo ha hecho, con fines personales.

En efecto, tengamos en cuenta también el número de líderes sociales —6292 en total— rechazados por este esquema de protección desde 2019, hasta el mes de febrero del presente año (Rosales, 2020). Mi pregunta es ¿qué hace un exfuncionario del DAS en la UNP? Entidad (DAS) realizadora de chuzadas a magistrados, miembros de la oposición, periodistas y defensores de derechos humanos, en la Presidencia de Álvaro Uribe, al igual que este señor, era receptor de la información. “Como si esas cosas pasaran en este momento, sabiendo que vivimos en una sociedad totalmente democrática”… Esperen si, pasan y suceden porque Duque está en el Gobierno, pero quien tiene el poder es Uribe.

Estas persecuciones no fueron dirigidas solo a periodistas. Senadores opositores también han sido víctimas de panfletos con mala ortografía y expresiones cargadas de odio como: “los iremos eliminando por desobedientes”, son el caso de Roy Barreras y Gustavo Bolívar. El primero, realizó una constancia ante el Congreso y dejó claro que ambos se enfrentan a amenazas anónimas de muerte por parte de grupos infiltrados en la inteligencia militar —basado en estos ataques—; los dos atribuyeron esas ofensivas a las ‘Águilas Negras’.

Por último, conciencia sociedad; tengamos conciencia. No podemos dejar que estas entidades sigan golpeando en la sombra sin tener repercusiones. Nosotros tenemos el poder de acabarlos, solo que nos han vendido el miedo como ideología, porque saben que el derrocamiento es inminente si la sociedad tiene conocimiento de la realidad. Porque finalmente, una sociedad que sale de la ignorancia es mucho más difícil de gobernar que aquella que sufre por ausencia del conocimiento.

 

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Santiago Becerra Tovar
Estudiante de comunicación social y periodismo de la Universidad Surcolombiana. Emprendiendo el camino del periodismo; expresando la sensación de inconformidad para una sociedad arraigada en el conformismo.