La Red de Mujeres del Catatumbo, autogestión para la prevención de violencias de género

Una de las mayores contribuciones de la Red de Mujeres al proceso de posconflicto ha sido el informe para la Jurisdicción Especial para la Paz, en el que las mujeres catatumberas reflexionan sobre las repercusiones que el conflicto armado colombiano ha tenido en sus vidas.

Infórmate - Género

2021-08-05

La Red de Mujeres del Catatumbo, autogestión para la prevención de violencias de género

Autora:

Ana Prada-Páez

 

En la última década se ha posicionado la mirada feminista en los estudios de paz y de análisis de conflictos en el mundo. Según Annick T. R. Wibben, la investigación feminista sobre paz es un campo emergente transdisciplinario, interseccional, normativo y transnacional que busca comprender las relaciones desiguales de género y las estructuras de poder dentro de cualquier entorno de conflicto, reconociendo que el conflicto no es exclusivo de contextos de guerra y que en cualquier sociedad pueden existir violencias de género, aún en «sociedades pacíficas».

La investigación feminista sobre paz permite comprender la violencia de género como una cuestión estructural para desnaturalizarla. En esta columna entrevistamos a Luz Alba Trigo, lideresa fundadora de la Red de Mujeres del Catatumbo, quien nos comparte las experiencias de la Red en la prevención y mitigación de las violencias de género.

 

El Catatumbo como territorio de re-existencia

 

En lengua Barí Catatumbo significa «casa del trueno», ¡sus truenos son de dar pavor! La primera vez que oí hablar del Catatumbo, para ser honesta, fue en 2015 cuando me contrataron para realizar una consultoría en este pedazo de paraíso, acompañando un proceso local de construcción de planes de vida comunitarios, que sería la antesala del proceso de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). No sabía para dónde iba, no conocía nada del Catatumbo, no sabía si tenía que tomar un avión para Bucaramanga para adentrarme en el Santander o coger para Cúcuta, sin embargo, unas semanas después el Catatumbo se convirtió en un lugar amado para mí, hogar de amigos y amigas que me siguen enseñando sobre resiliencia.

Para quienes no conocen mucho sobre la región, el Catatumbo abarca los municipios de Ocaña, El Carmen, Convención, Teorama, San Calixto, Hacarí, La Playa, El Tarra, Tibú y Sardinata en el departamento de Norte de Santander. Es un ecosistema estratégico, es montañoso, rico en ríos y quebradas, alberga una diversidad biocultural envidiable, la mayoría de su población se reconoce como campesina y comparte territorio con dos resguardos motilón-barí y catalaura, hogar del pueblo indígena barí.

Por los misterios de nuestra especie, que ante la riqueza biocultural del Catatumbo ha mostrado su cara más ambiciosa y colonizadora, este territorio se ha convertido en epicentro de múltiples conflictos armados, protagonizados por diversos actores del conflicto armado colombiano como el ELN, las extintas FARC, el EPL, el ejército colombiano, grupos paramilitares y bandas criminales. Es también, una de las regiones con mayor producción de cultivos de uso ilícito, contrabando, receptora de migrantes venezolanos y un territorio en el que la violencia de género abunda cual fruto silvestre, como nos cuenta Alba Luz.

 

Alba Luz Trigos, una mujer que le apuesta a la defensa de los derechos de las mujeres catatumberas

 

Alba Luz es fundadora del Observatorio de Paz de Norte de Santander y coordinadora de la Red de Mujeres del Catatumbo. Esta ocañera ha dejado ver su cariño y compromiso con los procesos comunitarios y de reivindicación de los derechos humanos desde sus días de estudiante universitaria de Administración de Empresas en la Universidad Francisco de Paula Santander.  

Alba hizo parte de la Cruz Roja Colombiana donde trabajó con juventudes para el desarrollo de acciones humanitarias en medio del conflicto armado. Con el Observatorio de Derechos Humanos, lideró una experiencia emblemática en la región del Catatumbo para reivindicar a las catatumberas como agentes de paz en medio de un conflicto armado que los ha estigmatizado y desplazado de su territorio al que guardan un gran arraigo.

 

La Red como referente nacional de lucha por la dignidad de mujeres víctimas del conflicto armado

 

Desde su nacimiento, movilizado por Alba Luz en 2018, la Red se ha convertido en un referente en Colombia de autogestión e incidencia para la reivindicación de las mujeres víctimas del conflicto armado colombiano y de las distintas violencias de género que existen en la región. Su rápido crecimiento se debe a la capacidad de la Red de entender y posicionar la voz de las mujeres, que comúnmente suelen ser marginadas en los procesos de posconflicto, pese a ser víctimas directas del conflicto armado es poco frecuente que las mujeres cuenten con participación en los escenarios de toma de decisiones en esos procesos.

Con el apoyo de Redepaz, la Red de Mujeres inició acciones con 25 mujeres en los municipios de Convención, Teorama, Abrego, El Carmen, Ocaña y La Playa de Belén, articulando experiencias y saberes locales de autogestión liderada por mujeres catatumberas, a la fecha la componen más de 52 mujeres de todos los municipios del Catatumbo. La principal motivación que dio nacimiento a la Red de Mujeres ha sido realizar veeduría para la adecuada implementación del enfoque transversal de género del Acuerdo final en la región del Catatumbo, abriendo la participación femenina en espacios de toma de decisiones tradicionalmente excluyentes y cerrados para las mujeres, «promoviendo una agenda de resistencia, incidencia y verdad», cuenta Alba Luz.

Los medios de comunicación locales han sido claves para posicionar a la Red de Mujeres y crear redes locales, «nos ha permitido fortalecer nuestra presencia local y convertirnos en un referente regional en temas de género, porque conversamos con las comunidades, las escuchamos y compartimos información, ponemos nuestros puntos de vista sobre distintos temas como reclutamiento forzado de menores, violencia de género, feminicidios», comenta Luz Alba.

 

Contribuciones de la Red de Mujeres a la construcción de paz en la región

 

En 2019 la Red de Mujeres firmó el pacto por la verdad y esclarecimiento con la Comisión de Esclarecimiento y Verdad (CEV). «Para la firma del pacto de esclarecimiento todas las mujeres llegaron desde sus fincas como si fuera su graduación, con pelos planchados, pañoletas moradas que reflejan la red, todas vestidas de blanco y con la voluntad para el esclarecimiento de la verdad», menciona Alba Luz.

Para Alba Luz, es fundamental capacitar a las instituciones locales en el diseño de mecanismos de garantía de derechos desde un enfoque de género, fue precisamente con este propósito que la Red implementó un proyecto para fortalecer las capacidades de las personerías municipales, para reconocer a las mujeres víctima del conflicto armado. Durante las jornadas de capacitación los personeros tuvieron la oportunidad de escuchar las reflexiones de las lideresas locales sobre cómo se sintieron durante la ruta de acompañamiento jurídico y psicosocial en casos de violencias de género relacionadas con el conflicto armado, construyendo colectivamente el documento Afectaciones de las mujeres víctimas del conflicto armado en la región del Catatumbo. 

Una de las mayores contribuciones de la Red al proceso de posconflicto ha sido el informe para la Jurisdicción Especial para la Paz, en el que las mujeres catatumberas reflexionan sobre las repercusiones que el conflicto armado colombiano ha tenido en sus vidas.

La participación de las organizaciones de mujeres en la veeduría a la implementación del Acuerdo final en la región ha sido clave, pues la mayoría de las víctimas mortales del conflicto han sido hombres, «nuestros esposos, padres, hermanos o hijos, y las mujeres terminan siendo desplazadas de sus fincas llegando a las cabeceras municipales sin recursos económicos, ni formación viéndose en la necesidad de convertir su cuerpo en una mercancía», cuenta Alba Luz.

 

Autogestión e incidencia para la defensa de los derechos de las mujeres

 

Desde sus inicios la autoorganización para la incidencia en la defensa de los derechos de las mujeres catatumberas ha sido la brújula que ha guiado el quehacer de la Red, por medio de las siguientes implementaciones:

  1. Intercambio de experiencias entre asociaciones locales de mujeres defensoras de los DD. HH.
  2. La participación en espacios regionales de toma de decisiones sobre la implementación del Acuerdo Final, como la Mesa Regional de garantías del Catatumbo y la Mesa de Acuerdos Mínimos Territoriales para el Catatumbo, sumado a las distintas réplicas de estas mesas a nivel local.
  3. La formación en autoprotección, enfoque de género, gestión territorial en temas de política pública de género, rutas de atención jurídica y psicosocial a mujeres víctimas de violencias de género.

Dos de los principales obstáculos que ha encontrado la Red han sido; primero, la estigmatización de los líderes y lideresas sociales, sumado a las dificultades para articular con la institucionalidad, pues, el apoyo técnico y financiero ha venido en su mayoría de la cooperación internacional, especialmente de la cooperación alemana.

La violencia de género que existe en la región transciende el marco del conflicto armado, también, incluye la violencia al interior de los hogares. «Acá todos normalizaban las acciones violentas contras las mujeres, las violencias intrafamiliares no eran tenidas en cuenta a nivel jurídico, como Red de Mujeres hemos trabajado para desnaturalizar las violencias contra las mujeres y entenderlas como cuestiones estructurales que vulneran los derechos humanos», argumenta Luz Alba.

 

La independencia económica como mecanismo de prevención de violencias de género

 

La venta de mujeres, matrimonios por conveniencia, matrimonios con mujeres menores de edad, son prácticas que persisten y vulneran la libertad de las mujeres en los territorios y que se pueden prevenir garantizando educación, empleabilidad y apoyo a los emprendimientos liderados por las mujeres catatumberas. «Todavía vemos que se venden mujeres porque un señor tiene una finca y les va a dar mejor calidad de vida a menores de entre 10 y 13 años, se cambian a mujeres por tierra o manutención. De esta forma, la dependencia económica ubica a las mujeres en espacial situación de vulnerabilidad, pues, las mujeres tienen que aguantar todo tipo de maltratos físicos y emocionales por parte de sus maridos», cuenta Luz Alba.

La Red promueve la independencia económica de las mujeres del Catatumbo, desarrollando una concepción integral de lo que son las economías del cuidado, promoviendo el amor propio, el autorreconocimiento de la mujer, la desmercantilización del cuerpo femenino, la soberanía alimentaria y el desarrollo de iniciativas de generación de ingresos propias con gallinas, cerdos, huevos y cultivos pequeños.

 

Proyecciones de la Red

 

La Red hace parte de la mesa 3 del diálogo departamental del paro nacional sobre DD. HH., para garantizar que participen diversas voces femeninas en las negociaciones. «Durante el paro nacional las movilizaciones feministas en todo el país nos han motivado y fortalecido, para hacer relevo generacional en un territorio lleno de necesidades y marcado por la ausencia del Estado en temas fundamentales como educación, vías, salud, empleo», comenta Alba Luz. 

Actualmente, la Red ha solicitado a la JEP que se abra un macrocaso de desplazamiento forzado en la región, un hecho que ha afectado significativamente la vida de las personas del Catatumbo. Asimismo, la Red de Mujeres ha participado en audiencias públicas de la Comisión de Paz del Senado para alentar los diálogos de paz con el ELN, un actor armado con presencia histórica en el Catatumbo con el que es fundamental llegar a acuerdos para garantizar una paz estable y duradera en la región.

«Como Red reconocemos que las mujeres podemos jugar roles determinantes para armonizar y pacificar nuestro territorio y continuaremos trabajando por la construcción de paz, garantizando los derechos de las mujeres catatumberas», concluye Alba Luz.

 

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Ana Prada-Páez
Viajera, columnista, fan de la comida local y emprendedora. Ana es amante de la ruralidad latinoamericana, ha acompañado procesos productivos orgánicos y agroecológicos en Colombia, México, Guatemala, Costa Rica, Ecuador y Perú, trabajando para poner su granito de arena en la construcción de un campo más diverso, soberano y digno. Rotary Peace Fellow.