¿La paz mueve a los colombianos?

Opina - Conflicto

2016-07-14

¿La paz mueve a los colombianos?

Ya conocemos que el sí para refrendar los acuerdos de paz con las Farc-Ep está financiado con los recursos públicos –así no lo hagan expreso- y que el no, carece de esas garantías. Algunos sectores de las fuerzas armadas han tomado partido en este tema. También el umbral se bajó al 13% del censo electoral, modificando la Ley 134 de 1994 para lograr el propósito del sí, esto contó con la anuencia del Congreso y de la ratificación de la Corte Constitucional, es decir, las reglas del juego democrático fueron cambiadas para la paz, situación que no comparto.

En medio de este sanduche de la polarización, donde se encuentra la fuerza del gobierno encabezada por Santos y, el Centro Democrático liderado por Uribe; ambos políticos tradicionales de una misma clase dominante con diferentes matices –en el pasado fueron aliados, en el presente distantes, no sabemos qué pasará en el futuro-, pero que tienen similares intereses y que corresponden a lógicas del poder económico y político; así, en medio de este berenjenal está la mayoría de la  ciudadanía.

Se preguntarán ¿por qué no incluí a los sectores llamados democráticos, alternativos o de izquierda?, la mayorías de ellos se encuentran vinculados a procesos  de movilización ciudadana que impulsan el sí ligados a la agenda institucional y de la Habana, otros con unas posturas diferenciadas realizan valiosos ejercicios que le apuestan al sí a la paz desde una necesaria autonomía social y política.

¿Y la ciudadanía qué frente a la paz?

Las recientes encuestas: Colombia Opina y Gallup Poll  –las cuales debemos reconocer son impulsadas por diversos sectores con el propósito no sólo del análisis de la foto del momento, sino que representan un instrumento de persuasión de la opinión pública que arroja resultados dependiendo de quién o quiénes financien las encuestas- han dado cuenta del descontento, desconocimiento y descrédito que la ciudadanía tiene frente a los temas de la paz, gobierno y la realidad nacional.

Al tener la oportunidad de hablar con personas en diferentes regiones del país sobre el tema, hay silencio en los auditorios cuando pregunto por los puntos de la agenda de La Habana, cuando inquiero por la participación de la ciudadanía en la construcción de paz, cuando cuestiono cómo se desarrollará la paz territorial, o cómo se prepararon los planes de desarrollo para asumir el postacuerdo, o qué pasará con la paz incompleta sin la participación del ELN (Ejército de Liberación Nacional) y del EPL (Ejército Popular de Liberación) o con el fortalecimiento del paramilitarismo en las regiones del país.

Silencios, caras de preocupación y hasta de indisposición, no busco nada de lo anterior, lo que pretendo es bajar del pedestal a la paz institucional – mediatizada, y ponerla en el lugar de donde nunca debió partir: del barrio, la vereda, la cuadra, el hogar, la ciudadanía. Realmente lo que nos venden por paz debe ir más allá del silenciamiento de los fusiles y debe apuntar a la solución estructural de temas que han generado y generarán conflicto social, económico, político y armado.

El gran reto de la ciudadanía es desmarcarnos de la agenda oficial de paz, hasta ahora los ciudadanos hemos sido espectadores y próximamente convalidadores en las urnas de unos acuerdos, en los que no hemos participado en su construcción y de igual forma, donde no hemos tenido la incidencia social y política para que temas tan importantes pasen por las manos ciudadanas, es decir, por el tamiz del llamado constituyente primario.

Hoy debemos informarnos, hacerlo de manera crítica, buscar la interlocución entre los conciudadanos y con los actores directos de la mesa y sin prejuicios, entender qué es aquello que ha pasado, pasa y pasará en el marco de la construcción de una paz, la que aspiro sea perdurable y que signifique bienestar para las futuras generaciones, apertura democrática y prosperidad general para las comunidades segregadas y más oportunidades reales para todos.

¿Por qué la ciudadanía no se mueve con el tema de la paz?

Imagen cortesía de: colombia.com

Imagen cortesía de: colombia.com

Esto puede explicarse desde diferentes esferas, lo cual es el resultado de la educación, de las relaciones sociales, de los medios y del sistema democrático. De la educación, nos enseñaron a obedecer y a no criticar, a seguir las instrucciones y a no crear; las relaciones sociales nos enseñan que los que ponen el dinero ponen las condiciones; de los medios de comunicación, se entiende que es una verdad revelada lo que dicen y de la incipiente democracia, que las mayorías ganan, así no sea una mayoría cualificada.

¿Qué hacer entonces? activar una nueva ciudadanía que enseñe con el ejemplo, que se puede construir unas nuevas realidades. La paz no es sólo la imposición de la mesa de negociadores del gobierno y las Farc, o la oposición uribista, ni la pasividad del polo y los verdes, ni la inacción de alcaldes y gobernadores, o la indiferencia de muchos sectores de la sociedad, o la publicidad de los medios de comunicación…  la paz es mucho más que esto –que es lo que se evidencia por los medios-, la paz es reconocernos diferentes y que desde esa diferencia podemos caminar juntos hacia adelante, como país.

Como lo dijo un ciudadano en el marco de un foro de paz el oriente antioqueño, lo que me queda como una nota pedagógica que les comparto; para que las situaciones se transformen es sencillo “cada uno tiene una mesa de diálogo y esa es la mesa que hay en cada hogar”, desde allí debemos iniciar para que los temas de paz dejen de ser de los políticos tradicionales, que más que paz, buscan es el presupuesto de la paz.

La posibilidad para que la paz sea un tema sustancial, transversal e indispensable para nuestra sociedad implica la participación activa de la ciudadanía. Conocer, debatir, participar, actuar, transformar. Los temas de la agenda nacional deben ser aquellos que la ciudadanía trace, no solamente los que nos desean imponer desde las supraestructuras. La paz sí es posible, pero en el marco de la comprensión de las diferencias y la aplicación de políticas que nos conlleven a vivir con equidad, es decir con justicia social.

( 1 ) Comentario

  1. He leido detenidamente este escrito y comparto esta posición… está claro que todos queremos la paz, y en esto no hay discusión… no es la paz de Santos o de Uribe, es la paz de todo un país, todos anhelamos la paz, pero una paz incluyente y con justicia social como tu lo escribes, pero existe una gran preocupación y es la corrupción, este es elnverdadero cancer que tiene nuestro pais…

    Da mucha tristeza, rabia e indignación ver como la corrupción en todos los niveles destruye poco a poco nuestro país, es la causante de ver como nuestro sistema de salud entregado a privados se desmorona y esta en UCI… impotencia solo impotencia por ver como nadie hace nada por este problema, no hay un tate quieto a esta situación… impotencia de ver como unos sinvergüenzas se roban la Plata de los niños del Programa de Alimentación Escolar… estos son apenas dos ejemplos y al no darles solución inmediata es una gran hipocresía seguir hablando de paz..

    La paz no se resuelve en la Habana – Cuba, la paz se resuelve primero con justicia social en el campo, en la ciudad, en la salud, en la educación… de que nos sirve hablar de paz o firmar la paz si los problemas de corrupción siguen cada vez peor??? Si el pueblo que esta viviendo a diario su malestar sale a protestar es reprendido por las fuerzas del estado, lamentablemente estimado Carlos hay un gran avance pero para convertirse este país en un dictador.

    Es una lástima que estos temas no hayan sido puestos en agenda en los acuerdos de paz, hasta donde recuerdo la revolución bajo sus ideales de justicia social siempre buscaba y gastaba una lucha por estas causas, ahora es frustrante ver que ya la justicia social pasó a un segundo o tercer plano… cordial Saludo

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Carlos Andrés Cardona
Defensor de derechos humanos y columnista de opinión. En Twitter: @CardonaRamirez