La incoherencia gubernamental

Opina - Política

2016-06-25

La incoherencia gubernamental

Juan Manuel Santos espera pasar a la historia como el presidente que logró la paz para Colombia, lo cual aún está en veremos, pero además podrá ser recordado por su notoria incoherencia como mandatario en la búsqueda de su aparente anhelo mayor.

La búsqueda de la paz, principal bandera de este gobierno, es también la fuente de donde emana la incongruencia, basta notar las repetidas salidas en falso del mandatario al hacer declaraciones públicas, así como la doble faz mostrada en sus diferentes iniciativas.

Por ejemplo, uno de los puntos clave en la agenda de negociación en La Habana es el referente a la política de tierras y el desarrollo agrario, se plantea democratizar el acceso a la propiedad rural, favorecer al campesinado en la tenencia y desarrollo del campo, dar protección a zonas de reserva, entre otras revoluciones en cuanto a las actuales dificultades que afronta el agro nacional.

En contraste, el gobierno impulsa en el Senado proyectos que van en contravía de lo que discute en la mesa como la ley ZIDRES, que parece ser más una iniciativa que atenta contra el campesinado privilegiando el latifundio y la perpetuación de la acumulación de tierras en manos de unos pocos acaudalados, que valga la pena notar habitualmente se encuentran inmiscuidos o muy cerca del poder político.

Así lo dijo Oxfam Internacional «Se trata de un instrumento que legalizaría la acumulación irregular de predios —con antecedentes de baldíos— por parte de empresas nacionales y extranjeras, causando efectos negativos en términos de concentración y expropiación de tierra[1]

¿Por qué si se quiere transformar a la nación y terminar con una de las raíces del conflicto nacional, que nació como un conflicto rural por la tenencia de la tierra, se abordan iniciativas como ésta que privilegiaran el monocultivo de soya o maíz en manos de conglomerados en detrimento del campesinado, proyectos que eliminan la diversidad del campo colombiano? ¿No es esto incoherencia?

Por otra parte, nuestro presidente ha hecho énfasis particular en disponer a la nación para el post-conflicto, no solo de la mano de un cambio en el agro sino también hacer de Colombia un país más incluyente y justo, pero cae en la incongruencia de impulsar un nuevo código de policía más represivo, más acorde a gobiernos de corte dictatorial.

El nuevo código de policía discutido en el Congreso incluye medidas que privilegian la vulneración de las libertades civiles, constriñen la expresión de ciertos comportamientos o condiciones humanas y tienden a la fácil criminalización de la protesta social, entre otras medidas de corte regresivo.

Por esto varios integrantes del Congreso han anunciado demandas contra este código por considerarlo inconstitucional. La representante a la cámara Ángela Robledo así lo ha manifestado: “es inconstitucional e inconveniente ya que desconoce los principios que fundamentan la actividad policial en el marco de un Estado Social de Derecho, en donde el fin último es la protección de los derechos humanos y no la coerción ni la restricción de las libertades individuales y públicas”.[2]

¿Cómo se puede hablar de construir un país en paz cuando se reprimen las libertades de la sociedad?, ¿cómo se puede vivir en paz cuando la autoridad policial puede vulnerar el espacio vital de las familias y de todo quien parezca sospechoso? ¿Cómo dar tranquilidad a la ciudadanía de vivir en paz, si se le dan superpoderes a un policía que inspira en muchos temor por su corrupción e historial de connivencia con la criminalidad como otro actor del conflicto?

Imagen cortesía de: AP

Imagen cortesía de: AP

Parece crudo pero a pesar del buen espíritu de muchos buenos servidores de la nación, este nuevo código de policía parece dar más fuerza bruta a la fuerza pública que labores para la construcción de nuevas actitudes cívicas y de pedagogía de la paz, vitales en el post-conflicto.

Para concluir la mayor fuente de incoherencias proviene de la propia boca del mandatario, resulta inverosímil pensar que el dirigente de un proceso de paz use un lenguaje amenazante y reminiscente de la guerra para referirse a la búsqueda de la paz, pero eso es lo que obtenemos en declaraciones del presidente que solo crean desconfianza y caldean la opinión pública haciendo un efecto contrario a lo que proclama como bandera.

Su manejo de comunicaciones ha sido inconveniente en la búsqueda de la paz y la reconciliación, desde desatinadas frases como “el tal paro nacional no existe” hasta las recientes declaraciones en el conversatorio sobre paz en el marco del Foro Económico Mundial, demuestran la gran incoherencia que acompaña al gobernante.

Publicada el: 25 Jun de 2016

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Luis Velasco
Médico y cirujano egresado de U. De Caldas. Chocoano, apasionado de la buena música, la justicia social y la naturaleza. Librepensador. @luisveres