La educación en los tiempos del coronavirus: algunas lecciones

Enseñar es un reto, sobre todo en Colombia donde el valor y la importancia de la educación son accesorios, no prioridad de Estado.

Opina - Conflicto

2020-12-07

La educación en los tiempos del coronavirus: algunas lecciones

Columnista:

Gustavo Adolfo Carreño

 

La profesión de maestro es una vocación, un apostolado, una filosofía de vida, un arte que exige aprender y desprender permanentemente, en cierto modo, todo maestro. Es, también un artista y día a día brinda lo mejor de sí, con sus dotes, capacidades y posibilidades desempeña su rol en un escenario generalmente adverso, repleto de carencias, hostil, retador. En este orden de ideas, enseñar es un reto, sobre todo en Colombia donde el valor y la importancia de la educación son accesorios, no prioridad de Estado.

Encarar el pandemonio del COVID-19 ha sido reto monumental, tanto para el sector educativo como para la sociedad en general. Una situación inédita, una oportunidad para autoevaluarnos en todos los ámbitos de la vida. Por las angustias existenciales se retornó a la sabia exhortación socrática «una vida que no se evalúa no merece ser vivida». La pandemia fue la oportunidad para redescubrirnos, pero primero fue necesario el autoanálisis, la autocritica y la valoración del quehacer cotidiano. En otras palabras, el «reinventarnos».

El maestro colombiano vinculado al sector público se reinventó sobre la marcha, a una velocidad inusitada, muta, de manera repentina de una educación tradicional o presencial a una educación remota soportada en las nuevas tecnologías, la virtualidad. Parecido a como cuando un bebe pretende caminar sin haber aprendido a gatear previamente; un cambio demasiado brusco. Es así, por una sencilla razón, que la educación virtual y la educación remota son dos cosas bien distintas. En Colombia la educación pública inicial (preescolar, primaria, secundaria y media) respondió a la pandemia del COVID-19 con educación remota y presencialidad asistida del maestro, la única alternativa posible.

La educación virtual es un sistema integral de tecnologías, equipos y conectividad, ambientes virtuales y disponibilidad de contenidos digitales todo el tiempo, esto es, las veinticuatro horas del día en los siete días de la semana. Un medio a través del cual interactúan comunidades del conocimiento mediante el uso de herramientas electrónicas o aplicaciones del ciberespacio. Requiere de un ecosistema tecnológico robusto, planeación, inversión, tiempo, ajuste y familiaridad entre todos los miembros actuantes, acompañamiento tutorial del profesor, adiestramiento del estudiantado, tipos y horarios preestablecidos de interacción, entre otros. 

En cambio, la educación remota es una herramienta de emergencia, no planeada, improvisada, para atenuar y sobrellevar los efectos de la pandemia en el entorno educativo, acorde con las circunstancias, los recursos, la disponibilidad, el ingenio, la creatividad y el compromiso maestro-estudiante-padre de familia-escuela. Una modalidad reinante en condiciones de desigualdad e inequidad predominantes, incorporando una mixtura de recursos tradicionales y tecnologías de última generación y facilitando los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Además de las tradicionales fotocopias, textos, guías y libros digitalizados, el Gobierno activó la radio, programación en televisión educativa y recursos en internet; redes sociales como Messenger, Facebook, WhatsApp incorporadas en todos los dispositivos móviles fueron de gran utilidad; se masificó el uso del correo electrónico y las conexiones sincrónicas como Zoom, Meet o Skype; plataformas asincrónicas como Educlass, Edmodo o Classroom, por citar algunas, facilitaron los procesos educativos, y lógicamente, la infaltable mediación y acción del maestro.

Expirando el año lectivo 2020, realizo un ejercicio sencillo: sistematizar algunas enseñanzas de la educación remota, agradeciendo de antemano los aportes de muchos de mis colegas con los cuales intercambiamos opiniones y facilitaron sus apreciaciones. Espero se vean reflejadas en estas notas, no pretendo dictar catedra sobre el asunto, simplemente, estoy convencido de que esta coyuntura nos convirtió en estudiantes más que maestros, aprendiendo antes que enseñar.

 

Aprendimos varias lecciones

 

Primera lección: el estudiante es, fue y seguirá siendo el núcleo alrededor del cual se establecen las metas y objetivos educativos, los fines educativos, el pretexto del aprendizaje.

Segunda lección: la escuela sigue siendo centro del saber por excelencia, aun en condiciones de desterritorialización, más allá sus aulas. La escuela tiene sentido en la medida que educa y prepara al ser humano para la vida, la paz, la valoración de las diferencias y la resolución negociada de los conflictos.

Tercera lección: el maestro es la llama que mantiene viva la capacidad de asombro, el espíritu crítico, el valor del conocimiento, potenciando capacidades para entender, adaptarse y transformar el mundo, enfrentar la vida en tiempos de mucha pesadilla, ruido y temores. Sin duda, el manejo de las emociones hizo parte del currículo oculto, comprendimos que el estado de ánimo de los estudiantes es muy importante, fuimos factor de tranquilidad, no de preocupación.

Cuarta lección: la pandemia marcó un punto de inflexión en las necesidades de los estudiantes de aprender de manera distinta y, por supuesto, en la forma de los maestros de enseñar. Algo en lo que se estaba en mora para aprendizajes más enriquecedores y significativos para las juventudes actuales: los nativos digitales.

Quinta lección: la educación no es un gasto, es la mejor inversión para una sociedad, urgen nuevas propuestas de capacitación al personal docente y directivo para implementar procesos de calidad en ambientes virtuales, en el desarrollo de contenidos propios y contextualizados (para no seguir parámetros impuestos o diseñados desde otras realidades ajenas a los entornos de la comunidad que se atiende).

Sexta lección: contamos con un Gobierno indiferente con la educación y el futuro de las nuevas generaciones; un establecimiento preocupado más por las rentas de los emporios y gremios empresariales nacionales y extranjeros, que por la educación, salud y bienestar de la sociedad. Para la muestra un botón, ante la avalancha de decretos destinando recursos de apoyo al amparo de las facultades extraordinarias con ocasión de la emergencia. La inversión en conectividad se concentró en entregas focalizada de tablet o portátiles y tarjetas SIM cargadas una sola vez; demasiado egoísmo preocupa. ¿Por qué no pensar en la universalización de la Internet en los estratos socioeconómicos más vulnerables y zonas rurales? En estas condiciones de abundante escasez despegará el año escolar 2021.

Séptima lección: sin alimentos es muy difícil estudiar, es necesario atender primero las necesidades básicas, de supervivencia o alimentarias de las familias con pocos ingresos, una buena y sana alimentación permite concentración, pensar mejor, concitar el interés y tranquilidad por los estudios. En cierta ocasión indagué con un padre de familia por que un joven tan fácil y capacitado como su hijo perdió artística conociendo su talento, su respuesta me estremeció más, «por unos trabajos manuales con materiales desechables que no entrego, no tenemos ni para la comida».

Octava lección: consolidar comunidad educativa activa sí importa a la educación. Necesitamos padres de familia comprometidos con la formación desde la casa, convertidos en mano derecha e izquierda de los maestros, directivos docentes liderando procesos de adaptación y transformación, maestros empoderados, creativos e innovadores, estudiantes respondiendo a la medida de las circunstancias.

Novena lección: el trabajo en equipo potencia los resultados, el trabajo en redes, los equipos institucionales e interinstitucionales son igual de efectivos tanto en educación remota como en presencialidad, desde la interdisciplinariedad y transversalidad, en procura de atender las necesidades integrales de los educandos, no tanto las prioridades de áreas o maestros en particular, se deben revalorizan los proyectos de aula.

Décima lección: las TIC llegaron para quedarse, existen con antelación, potencian el quehacer educativo, democratizan el saber, facilitan la movilidad social, invertir en ambientes virtuales, conectividad, medios tecnológicos actualizados, capacitación a la comunidad educativa no es un lujo, es una necesidad, tanto para detener las pestilencias de las pandemias y los virus, incluyendo en ellos el virus de la ignorancia.

Finalmente, el año 2021 será recordado por ser atípico, difícil, inolvidable, doloroso, un año reprobado por el Gobierno al desperdiciar la ocasión para iniciar cambios en materia de actualización y masificación de las tecnologías educativas, en ellas estamos años luz. El pretexto del conocimiento en contexto tiene sentido sí contribuye a transformar realidades, haciendo del mundo una casa común con mejores relacionamientos sociales, de convivencia humana, política, económica, ambiental, laboral, educativa y bien-estar en general, convirtiendo sueños en realidades, espejos en ventanas parafraseando a Sydney Harris. 

( 1 ) Comentario

  1. ReplyLic. Yoeignis Martínez Téllez.

    Cómo docentes somos completamente consciente que en medio de tanta confusión e incertidumbre, la educación como todo proceso fundamental de la vida y del crecimiento de la sociedad no puede parar cada día debemos aprender, desaprender y por supuesto enseñar, porque la verdadera esencia de la vida está en compartir el conocimiento.
    llegada la pandemia, aumenta el caos, el miedo, la incertidumbre y el docente, en medio de todo, debía generar las estrategias para seguir la marcha de la educación, sobre una modalidad en el cuál no estaba previamente preparado, y para nadie es un secreto que tampoco, los estudiantes ni los padres de familia, como también es claro que hay muchos, quienes tampoco cuentan, con las herramientas mínimas para recibir sus clases (dispositivos tecnológicos, Internet ).
    La orden fue dada «hay que seguir con la modalidad virtual» ¿ será que por algún momento los entes gubernamentales de la educación del país dedicaron algunos minutos a reflexionar sobre las grandes falencias que afectaban el proceso? ¿ Será que pensaron en aquellas familia, donde hay tres o más estudiantes con un solo dispositivo para trabajar? O ¿en aquel hogar dónde sólo el padre o sólo la madre es quién lleva el sustento a la casa y le tocaba salir y trabajar y dejar a los niños solos sin ningún acompañamiento? O ¿si fue un hogar dónde se quedaron sin el sustento diario porque por causa de la pandemia se quedaron sin empleo ?Pues para llevar a cabo un proceso educativo a distancia, se requiere un gran trabajo en equipo, el acompañamiento del padre de familia en casa, la puntualidad y compromiso incansable del docente las 24/7 de la semana, y la fuerza de voluntad y motivación por parte del estudiante, lo cuál se convirtió para el docente en un verdadero reto mantener la motivación de los estudiantes y también de los padres de familia en medio del caos que se vivía a causa de la pandemia, más que ser docente y preparar un contenido para enseñar mediante la nueva modalidad virtual, tenía también generar cada día las estrategias que buscaran mantener la atención y la motivación por el estudio a cientos de personas desde la distancia, teniendo en cuenta un sin número de dificultades a los que se estaban enfrentando dentro de ellos, el hecho de no tener con que trabajar, necesidades de primer orden, e incluso el posible duelo por la pérdida de un ser querido que en algunos caso parientes muy cercano y en su defecto sus propios padres, sin embargo en medio de todo ello, el docente puso en marcha un proceso educativo con el se que pretende dar lo mejor de sí, aunque ello implicara trabajar tres veces más, aunque implicara poner a la orden del día el poco tiempo que antes le quedaba para dedicar a su familia, o también, exponer la privacidad de su hogar ante gente desconocida, porque hizo de su hogar un aula de clases, cómo también puso en sacrificio su tranquilidad emocional que algunos casos muchos compañeros colegas a causa del estrés perdieron la vida.

    «Ser docente en medio de la pandemia es más que un verdadero reto» ya que su fuerza de voluntad por cumplir con el verdadero esencia de la educación, hizo de ésta, un proceso continuo, que tuvo marcha en medio las miles dificultades de los estudiantes, en medio de la incertidumbre incluso en medio de sus propios miedos estrés y caos emocional a causa de la pandemia porque por encima de todo somos seres humanos que sentimos, sin embargo con la frente en alto, más que brindar una educación con una modalidad diferente, brindamos calidad humana, aprendimos a ser estudiantes antes que docentes, aprendimos a enfrentar situaciones antes la cuales no estábamos preparados. ¿ será que hay autoridad moral para cuestionar el trabajo decente, cuando en medio de todas las dificultades que enfrenta educación colombiana, para el estado, no es una prioridad ?
    Mi sentir es también el suyo.

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Gustavo Adolfo Carreño
Economista, Magister en Desarrollo y Cultura, Amante de la filosofía, librepensador caribeño, educador.