La deuda que tenemos con la población trans

Opina - Sociedad

2017-08-29

La deuda que tenemos con la población trans

La población trans ha venido siendo prioridad en la agenda LGBTI nacional, conocemos y reconocemos la necesidad que existe de trabajar para mitigar el grado de vulnerabilidad que tiene este sector. No solo hablamos de los altos índices de transfeminicidios, sino que también es una población muy propensa a ejercer el trabajo sexual como única forma de sustento.

Según el informe «Cuerpos excluidos, rostros de impunidad», un informe de violencia hacia personas LGBTI en el 2015  hecho por las organizaciones Colombia Diversa, Santamaría Fundación y Caribe Afirmativo, son Antioquia, Valle del Cauca y Bogotá en donde se han presentado mayores hechos violentos contra esta población. La comunidad trans ha venido enfrentando los discursos de odio con valentía y resistencia, luchan por el reconocimiento de su identidad y por la vida, una vida digna.

Pero hay otro problema que también golpea de frente a esta población y es el tema de la hormonización, hago énfasis en ello porque en Santander hemos recibido solicitudes por parte de personas que desean iniciar este proceso y carecen de información y acompañamiento. En el sector de la salud hay un gran vacío, el personal no sabe abordar a esta población, no conoce las necesidades y desconoce las rutas de atención.

En el afán de lograr cambios en los cuerpos, se realizan procedimientos que no cuentan con elementos seguros y que terminan generando problemas graves de salud en esta población, inclusive la muerte. Hay casos donde se han inyectado aceite de cocina en los glúteos por ejemplo.

La hormonización responsable requiere que sea un endocrino quien recete las dosis de hormonas, no todos los cuerpos son iguales y responden de la misma manera, por ello es que las cantidades y la frecuencia con la que se inyectan no es igual para todos o todas. Por ejemplo, el uso excesivo de nestrogéno (hormona femenina) puede provocar cáncer y esterilidad.

El caso de Josselin, una chica trans en Arauca

La Asociación Plataforma LGBTIQ Santander ha tratado de hacer seguimiento y asesorar a esta joven que ha venido luchando para que la EPS Comparta le asigne otra manera de obtener su atención con un profesional de endocrinología. Josselin tiene que ir a Bucaramanga (viviendo en una vereda en Arauca), cada vez que le dan una cita o le piden exámenes.

Después de medicina general, psicología y pruebas de sangre, la remitieron a endocrinología pero el especialista dijo que apelaba al derecho de abstención y que no iba a seguir atendiendo a la usuaria. Se pasaron tres derechos de petición, se envió el caso a la Superintendencia de Salud, se habló con la EPS COMPARTA y con diferentes entes de control y aún ella sigue sin saber qué hacer.

Además de ser víctima de violencia de algunos grupos  armados en la región, es maltratada por algunas personas de su familia y no cuenta con apoyo económico para costear el desplazamiento de Arauca a Bucaramanga cada vez que le dan las citas. Aunque lleva más de cuatro meses esperando a que le asignen la cita con psiquiatría.

El caso de Pedro, un chico trans en Santander

Actualmente se encuentra realizando los trámites necesarios para que se le pueda asignar en primera instancia la mastectomía y su hormonización. Lleva meses en el proceso pero es consciente de que el sistema de salud en Colombia tarda en brindar los servicios.

La urgencia radica en que algunos chicos trans como es el caso de Pedro, usan una especie de benda o top hecho en material resistente para cubrir y aplanar el busto de tal manera que al usar la ropa no se note que tienen senos. La naturaleza de esa prenda hace que ellos resulten con moretones a los costados y con dificultades para poder respirar, además que hacer esto diariamente también puede acarrear problemas en las mamas.

 

Sin duda, tenemos una deuda grande con esta población, servidores públicos en varias regiones del país no conocen las problemáticas y necesidades que vive la población LGBTI y especialmente la población trans en el sector de la salud, en el campo laboral  y demás. Es hora de saldar la deuda, de brindar atención de calidad a esta y a las demás poblaciones. Por lo menos, de empezar a preocuparnos para que así sea.

¿Existe un punto de equilibrio en el derecho de los médicos a abstenerse en atender a la población trans y la necesidad de esta en ser atendida? Esa es gran parte de la discusión que debemos dar, cómo hacemos si solo hay un par de especialistas y ninguno quiere abordar a esta persona.

La necesidad que puede llegar a sentir una persona trans por lograr los cambios físicos que le darán armonía con lo que se identifican, genera impactos psicológicos, físicos y espirituales.

No se trata de vanidad, se trata de salud, de vivir, de igualdad y reconocimiento de los derechos de las poblaciones con necesidades especiales y que jamás hemos tenido en cuenta pero que evidentemente nos están impulsando a pensar más allá, a debatir temas que nunca antes se pusieron sobre la mesa y a buscar maneras de que se garanticen los derechos humanos.

 

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Si necesita mayor información puede escribir a lgbtiqsantander@gmail.com la única asociación LGBTI en Santander que trabaja por mejorar la calidad de vida de la población LGBTI en el departamento y el país.

 

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Olga Materón