La decisión de Robledo

El senador ha recurrido a la idea de los Ni-Ni-Ni, que se erige sobre el rechazo del Centro Democrático, a Cambio Radical y el de la convaleciente Unidad Nacional.

Opina - Política

2017-12-16

La decisión de Robledo

En entrevista en La Tele Letal, Jorge Enrique Robledo ha explicado los porqués de su apoyo a Sergio Fajardo en su nominación presidencial como representante de Coalición Colombia.

De acuerdo con su análisis de la situación, nos estamos aproximando a una segunda edición del Frente Nacional bajo la falsa dicotomía entre Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, la cual cerraría la puerta a la vocación de poder sostenida por todos aquellos que no pertenezcan a esos toldos, que por demás se corresponden con los liderazgos más tradicionales en el país, con sus abolengos, apellidos, clientelas, crímenes y odios heredados.

Según esto, la aparente disyuntiva disfrazaría la convergencia de la política tradicional en prácticas corruptas, que servirían para perpetuar a los mismos con las mismas, en un contexto en donde la institucionalidad se ve corroída severamente, presa de intereses particulares de quienes viven del Estado pero no tienen vocación de servicio público.

A ojos de Robledo el problema es tan importante que subordina las discusiones referentes al modelo económico –tema recurrente entre aquellos que se ubican en lo que tradicionalmente se reconoce como izquierda- y las posibilidades reales que tienen las opciones progresistas de gobernar con programa propio, porque en un contexto en donde la podredumbre es tan honda, la diferencia se marca cuando el funcionario público cumple su deber sin recurrir a prácticas tramposas u otro tipo de escaramuzas relacionadas con clientelas, dineros mal habidos, relación con criminales y un largo etcétera.

En este caso se trata de salvar al Estado, entendiendo a la corrupción como un agónico cáncer que destruye a las instituciones desde adentro, impidiendo cualquier cambio favorable a los intereses de las personas del común, como bien se ha visto en el caso de la lógica extorsiva a la que han recurrido muchísimos congresistas en los temas relacionados con el proceso de paz.

Así, el proyecto pensado por Robledo renuncia a cualquier transformación en el sentido revolucionario-marxista de la palabra, optando por la también difícil depuración del sistema, que en su máxima expresión llevaría a un trabajo sistemático en pos de un salto cualitativo en materia de cultura política. Esa sería su utopía.

La otra cara de la moneda corresponde a la ambigüedad de la lucha anticorrupción como concepto riguroso y proyecto político de gran calado, más allá de la popularidad que esta posee entre el electorado y el voto de opinión que genera. En ese sentido el panorama es más oscuro.

Se entiende el propósito del apoyo y el senador deja en claro el horizonte y las motivaciones que le impulsan pero más allá de la importante transformación que plantea, parece no esbozar un proyecto de país claro y contundente. Por supuesto, es que en un país en donde la prostitución del Estado es cotidiana y la idea de lo público es casi inexistente el solo incentivo de una política sin mácula por sí solo es progresista y sirve como proyecto.

Volviendo a la cara oscura de la propuesta, el senador Robledo buscará el salvamento del Estado de la mano de la candidatura neoliberal de Sergio Fajardo, omitiendo el carácter regresivo que tiene este tipo de política económica en los asuntos públicos y tal vez sin reparar en que esa manera de ver las cosas incentiva el individualismo, la instrumentalización de lo público, es benévola con las empresas y agreste con los empleados, afecta al medio ambiente y perpetúa el estado de cosas, pues da lugar a que exista corrupción también en los medios privados mientras el Estado se retira de escenarios que le son propicios.

Su pretendido ejercicio de depuración podría morir antes de nacer, podría volverse conservador.

Entonces, ¿cómo cambiar el sistema?

Resulta lógico que se haya escogido a Sergio Fajardo como candidato presidencial de la Coalición Colombia y su principal representante, pues a la luz de las encuestas posee los grados de aceptación más altos y su posición de centro encarna el hastío frente a la política tradicional, que se amanguala mientras polariza, etiquetando de forma abrasiva al adversario para estigmatizarlo, proceso que en un país con una tradición de violencia política como este, genera odio.

Sin embargo, la posición de Fajardo también se traduce en indeterminación, su figura es insulsa, insabora, el mismo afán de asepsia que le caracteriza le despoja de cualquier elemento llamativo a ojos de los votantes más politizados, de todos aquellos que creemos que nunca se gobierna para todos, que tenemos claro que los intereses de las clases sociales son contradictorios, de quienes comprendemos la acción pública como basada en el disenso. La política es conflicto y Fajardo es la negación ambulante de ello. Fajardo es poco más que un tibio.

Esto desemboca en una mascarada, puesto que aquel que niega el carácter contradictorio de los intereses de las distintas clases, suele hacerlo en beneficio de los poseedores y ese podría ser su caso, por eso su alianza con Robledo, aunque comprensible, no deja de ser un poco extraña, pensando en su postura frente a temas como los anteriores.

Preguntado sobre la identidad de Coalición Colombia, el senador ha recurrido a la idea de los Ni-Ni-Ni, que se erige sobre el rechazo del Centro Democrático y la figura de Uribe Vélez, el rechazo de Cambio Radical y de Germán Vargas Lleras y el de la convaleciente Unidad Nacional y sus prácticas lesivas para la institucionalidad.

Cuando se le pregunta por Gustavo Petro, el senador recuerda la votación del cordobés por Santos en 2014 ya en la primera vuelta, reitera su rechazo de los tres elementos mencionados arriba y llega a definir la aspiración de Humberto de la Calle como sucesora del santismo.

Pero soslaya la cercanía de este candidato con Claudia López –sus aspiraciones presidenciales eran muy compatibles- integrante de la Coalición e ignora convenientemente que aparte de la suya, existe otra propuesta alternativa, abanderada por Petro y por Clara López-ex contrincante suya por el liderazgo al interior del Polo Democrático-, que tiene su gran apuesta en la conformación de la Lista de la Decencia al Legislativo.

Veo con muy buenos ojos y mucha alegría la preocupación del doctor Robledo por la situación de putrefacción cuasi inherente al ejercicio de la política en Colombia, sé que está cumpliendo lo acordado con sus contrapartes al ponerse al servicio de la campaña del escogido, creo que sus actos pueden verse como un parte de apertura y de grandeza.

Y sin embargo, a pesar de los puentes, las posiciones de Fajardo me dejan serias dudas.

 

( 5 ) Comentarios

  1. LA GRAN PAPA CALIENTE ES LA PROPUESTA DE FAJARDO SOBRE LAS PENSIONES. ESO HAY QUE ACLARARLO YA ..LAS COALICIONES SERIAS SOLO DEBEN SER SOBRE PROGRAMAS CONCRETOS . SIN MUCHA CARRETA ..COMO SE VA A MANEJAR LA BOMBA PENSIONAL ? ES POSIBLE QUE SE DEMUESTRE TECNICAMENTE LA NECESIDAD DE SUBIR LA EDAD D PENSION PERO ES UNA PROPUESTA TOTALMENTE IMPOPULAR ESPECIALMENTE CUANDO LA CORRUPCIÓN ESTÁ DESBORDADA.. Y NI QUE HABLAR DE LA SALUD …LAS PROPUESTAS SON VAGAS Y NO CONVENCEN . LA UNICA PROPUESTA QUE AGRADARÍA A COLOMBIA ES ACABAR CON LAS EPS Y CREAR UNA AGENCIA ESTATAL QUE HAGA BIEN LAS FUNCIONES DE PRESTACION DE SERVICIOS ..

  2. Fajardo no es garantía del sueño y del proyecto político de Robledo y de Claudia, para este sufrido país, por muchas razones. Fajardo ha nadado en muchas aguas oportunistas y electoreras, ha comulgado y compartido con los poderosos y pícaros quienes son muy culpables y socios de saqueos y tumbadas que se han cometido en este país, por lo que no es garantía en la construcción de un país más honesto, equitativo y justiciero!!!!

  3. Fajardo no es garantía de buen gobierno de equidad Y de manos limpias no hay propuesta concretas la salud el empleo la educación Y la corrupción hay que escuchar sus propuestas y como lograr las

  4. A la propuesta de Petro y Clara ya se le cayó la careta al afirmar que van en consulta interpartidista con el candidato del Partido Liberal. Si eso no es santismo, entonces…

  5. El programa de Fajardo, no es concreto. Su posición es dilatoria, no se compromete con nada, juega a dos aguas. Es exponente del neo liberalismo radical. Su cercanía a Álvaro Uribe, es reconocida. No representa un cambio radical de las nefastas manos corruptoras. No es contundente en sus posiciones políticas, está con dios y con el diablo.

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Andrés Santiago Bonilla
Politólogo de la UN. Estudiante de Relaciones internacionales con énfasis en medio oriente. Amante de la escritura, devorador de podcast, lector constante.