La condición humana y la banalidad del mal

La crisis de la COVID-19 ha sacado a flote lo mejor y lo peor del ser humano. Nuestra convivencia social, familiar y personal se está modificando. ¿Será una oportunidad?

Opina - Sociedad

2020-04-06

La condición humana y la banalidad del mal

Columnista: 

Marwin Tavera Vera

 

La profunda frase de Hannah Arendt que dibuja la guerra interior que tenemos, en la cual se describe que: “El mal y el bien luchan a diario y el campo de lucha es el corazón del hombre”, hace reflexionar sobre lo que pensamos que éramos, en lo que nos hemos convertido y, en lo que seremos, gracias a esta coyuntura por la que estamos pasando.

La crisis mundial actual es un llamado a la conciencia. Días atrás mi madre señalaba: “Tantos años hablando sobre la capa de ozono, de la calidad del aire y ver que ahora la gente muere porque no puede respirar”. La reflexión de ella permite analizar todo el daño que hacemos y sus consecuencias, además, de la condición presente. En ambos sentidos, preocupaciones ignoradas, hasta que una pandemia nos pone a meditar.

Las estructuras sociales a las que pertenecemos en nuestra “vida normal” y, le digo así porque normal no debería ser ignorar el orden mundial y la salud de todos, se han visto afectadas de forma simbólica. Al igual que mi madre leí un comentario de algún conocido que decía: “¿Ya se dieron cuenta que lo que extrañamos no son los lujos, sino a nuestros amigos, estar cerca, dar un abrazo?”. Más que un sentimiento de impotencia por no poder desarrollar las labores sociales acostumbradas antes del coronavirus, es un llamado a darnos cuenta de lo que tenemos, como dice el dicho, “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Este es el punto clave del suceder actual. También silenciamos lo importantes que son los espacios como sociedad, donde podemos construir y ser parte de un globo, ahora, “tangiblemente digital”.

Las relaciones familiares, en cambio, han tenido dos posibilidades. Bien, se han visto afectadas por la falta de costumbre y compromisos dentro del hogar o, por otro lado, se han reforzado de manera sustancial, ya que el tiempo en casa ha permitido entablar un mejor intercambio vivencial y sentimental. Cabe resaltar que esto depende de las estructuras familiares que tenga cada individuo.

Finalmente, el desarrollo personal también es un eje importante para analizar. Precisamente hace unos días tuve la oportunidad de leer una caricatura que decía: “¿No se han puesto a pensar que ahora sí nos ponemos a pensar?”. Aquí precisamente está el meollo del asunto, pues contamos con más momentos para analizar lo que pensamos que éramos, en lo que nos hemos convertido y en lo que seremos después de esta oportunidad, de este inconveniente que tenemos entre el bien y el mal, aquello que solo con nuestro comportamiento podemos responder.

 

Fotografía: cortesía de Caique Silva Fotografo.

( 1 ) Comentario

  1. ReplyLuz Marina Méndez

    Cierto es. El virus sacudió las conciencias y descorrió el telón del egoísmo y al maldad.

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Marwin Tavera Vera
Coleccionista de sonrisas | Realizador audiovisual | Comunicador Social - Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana