La buena hora para superar el miedo como forma de dominación

En Colombia, históricamente, se ha instalado el miedo como una forma de dominación por parte de nuestros dirigentes. Lo usan para concentrar el poder. ¿Y si dejamos de lado al miedo, nos quitamos las vendas de los ojos y creemos que hay otra posibilidad? Ahí está la clave.

Opina - Política

2022-05-25

La buena hora para superar el miedo como forma de dominación

Columnista:

Elkin Giraldo Castellanos

 

Es un tiempo único en Colombia, una experiencia esperada hace décadas por muchos colombianos y colombianas que sueñan un país mejor. En esta época electoral, se escucha un inmenso grito que pide cambio. Hay un fuego que se expande en cada corazón, un renacer.

Para continuar se necesitan fuerzas, es necesaria la lucha colectiva para lograr algo distinto. Se necesita además coraje para resistir ante tanta infamia que quiere aniquilar los deseos de esperanza.

Una palabra, un mensaje, un beso, una caricia, un halago, un «vamos a salir de esta» son reconfortantes y sanan en algo las heridas causadas por esta guerra interna que no cesa. Necesitamos abrazarnos, reconocer nuestro sentir y ponerlo junto al otro, junto a la otra que sigue creando posibilidades de existencia en este país sin paz.

Por esos líderes y lideresas, a quienes siguen asesinando, por las madres, por quienes han partido buscando un mundo mejor, por ellos hay que continuar, también por los presentes que defienden la vida.

No decaer, no permitir que se siga alimentando el ego de quienes gozan con nuestro sufrimiento. Hay que hacer más ruido, seguir. Es intentarlo una y otra vez y hacer que prime la voluntad de transformación.

En Colombia, históricamente, se ha instalado el miedo como una forma de dominación por parte de nuestros dirigentes. Lo usan para concentrar el poder. ¿Y si dejamos de lado al miedo, nos quitamos las vendas de los ojos y creemos que hay otra posibilidad? Ahí está la clave.

Los dolorosos acontecimientos recientes, solo demuestran que hay un imperativo para retener lo que no se les ha concedido. Hay un desespero que no permite actuar de forma honesta, y acude a lo más bajo para defenestrar al contradictor.

Mantenernos de pie es ser conscientes que en Colombia la apuesta no es solo por un candidato, es por un proyecto de país con dos modelos antagónicos: El de la muerte, el actual, el que vivimos cotidianamente y el de la vida, que aún no conocemos.

Imaginarse un mundo distinto y atreverse a crearlo nos corresponde a todos y a todas. No caer en el engaño y las facilidades que brinda la mentira nos permitirá tener claridad y, seguir por el camino de la emancipación. Como dice la canción: «El que abandona no tiene premio» es la hora de la unidad, es el momento de elevarse como el ave fénix. Pensar que no hay opciones es haber caído en la trampa.

En algún lugar alguien está realizando alguna acción positiva hacia su espacio y el de su entorno. ¿Por qué pensar que todo está perdido cuando queda demostrado que el amor lo puede todo?

La Colombia de hoy se ha levantado, el pueblo reclama la dignidad que ha sido negada, dejando un camino trazado. Ahora es por medio del voto que se cambiará la historia. No es momento de tibiezas. Es pensar en el presente y futuro de un país que ha padecido la violencia de una forma despiadada. Es la utopía de un país en paz, perseguirla es el fin.

 

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Elkin Giraldo Castellanos
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