“Hay quienes no quieren que se acabe la violencia en Colombia, porque es un negocio”

Opina - Conflicto

2016-06-13

“Hay quienes no quieren que se acabe la violencia en Colombia, porque es un negocio”

El arzobispo de Cali, monseñor Darío Monsalve, interlocutor entre el gobierno y el ELN, habló sobre los avances y los palos en la rueda que tiene el proceso.

Su voz ha sido una de las más fervientes defensoras para que exista un diálogo entre el Gobierno Nacional y los grupos insurgentes en Colombia. Sus inclinaciones hacia la izquierda han provocado que, en ciertos escenarios del poder político y económico, su nombre no sea de buen recibo, pues él ha sido un hombre que desde hace varios años se dedica a acabar con las injusticias sociales, la pobreza y la violencia que por varias décadas ha generado miles y miles de muertos en todo el territorio nacional.

En la actualidad, monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali y coordinador episcopal en los diálogos del Gobierno y el ELN, manifiesta que “Colombia no puede dejar que la mentira se le meta por ningún lado, porque ella ha sido una de las precursoras para que se genere un clima tormentoso”.

Christiam Chaparro (CC): Usted ha sido uno de los facilitadores para que comience un proceso de paz entre el Gobierno Nacional y el ELN, ¿Hay progreso?

Monseñor Monsalve (MM): Los diálogos van por muy buen camino. Se está atravesando por una etapa logística, en la que se está observando para ver quiénes van a integrar las delegaciones entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional.

Además, también se está llevando a cabo un proceso en el cual se está poniendo a prueba las metodologías de cómo se van a desarrollar los puntos de la agenda que se acordaron en los diálogos exploratorios.

CC: ¿Cuál será la función suya como coordinador entre el Gobierno Nacional y el ELN?

MM: Soy un miembro de una Comisión Episcopal reconocida por el ELN, como un instrumento de acompañamiento y de apoyo a su participación en los procesos de paz en las mesas de diálogos, y también comprobada por el gobierno de Juan Manuel Santos.

En ese sentido, el ejercicio que he venido desarrollando desde fase exploratoria es realizar diálogos para presionar sanamente al ELN para la devolución de los secuestrados, que es una tarea pendiente, porque aún tienen como rehenes a nueve personas.

Además, estos espacios han servido para empezar una hoja de ruta que vaya ligada al tema del secuestro y de víctimas, porque todavía hay familias en Colombia y en el extranjero que están padeciendo estas tragedias con algunos de sus familiares.

Por eso, he estado ayudando desde lo humanitario para dar con el paradero de estas personas y poderles dar a las familias buenas noticias. Sin embargo, son muchas las dificultades por las que se están atravesando, debido a que se está negociando en medio del conflicto y no estamos seguros de que la guerrilla del ELN no vuelva a tener situaciones relativas a la retención de secuestro de personas.

En esa tarea, la Comisión de los Obispos en sus territorios está tratando de contactar a los frentes del ELN, para que se sensibilicen con estos propósitos de llegar a una pacificación con el pueblo colombiano.

Imagen cortesía de: ecuavisa.com

Imagen cortesía de: ecuavisa.com

CC: ¿Cómo interpreta que el ELN se haya sumado a realizar unos diálogos con el Gobierno Nacional?

MM: Colombia y el mundo está viviendo una etapa de superación de unos tejidos sociales peligrosos, en donde el conector de estas violencias ha sido el narcotráfico, porque este fenómeno adhiere todas estas crueldades y, en ese sentido, genera terror, despojo y pobreza en los territorios donde se posiciona.

Esas costumbres y modos de trabajar hay que aislarlos de las poblaciones. Y si la subversión de las Farc afrontó el tema del narcotráfico con el Estado en las mesas de negociones, y si el ELN acopla el mismo esquema en su agenda, y si el Estado colombiano se preocupa por retirar cualquier vínculo institucional, creo que allí daríamos un gran paso para superar todos esas conexiones con el narcotráfico y las tendencias de mafia totalitaria que, por muchos años han estado acompañadas por  la corrupción y el clientelismo, provocando una violencia abismal que aniquila cualquier intento de democracia participativa.

CC: Ha manifestado que de lograrse un acuerdo de paz con ambas guerrillas, el país podría pasar de una subversión extrema izquierda a una de extrema derecha, ¿Cómo interpreta a estos nuevos actores como el Clan Úsuga?

MM: Es uno de los graves riesgos sobre los cuales han estado escribiendo varios periodistas, quienes están advirtiendo acerca de la amenaza que tiene Colombia gracias a una ultraderecha  que está articulando desde una oposición poco dialogadora con el Gobierno y, más que todo, con el proceso de La Habana y de Quito, una subversión que desemboca en la conformación del ‘Clan Úsuga’, los ‘Urabeños’ y toda la estructura del paramilitarismo.

Estas organizaciones hacen una injerencia en la sociedad, en la economía, en la política y en la cultura, provocando unas nuevas formas de violencia en todo el territorio nacional.

Todo demócrata que tenga una conciencia de lo que ha sido la tragedia de Colombia debe ubicar claramente en estos procesos una superación del pasado y no dejar que ese pasado se reedite en nuevas formas de violencia.

Por eso es tan difícil salir de esta época violenta, porque hay personas que no quieren que salgamos de este acontecimiento, por el hecho de que perderían sus ganancias económicas y la acomodación en los puestos públicos que la guerra genera en Colombia.

CC: ¿Cuál debe ser el papel de los medios de comunicación frente a los actores implicados en el conflicto?

MM: No hacerle el juego a estos proyectos que tienen un trasfondo mafioso y que tienen una línea armada socio-política de carácter nacional e internacional.

En la actualidad existe un plan que viene desde México hasta la Patagonia, pasando por Colombia, en donde tienen una gran fuerza por el financiamiento del ‘Cartel de Sinaloa’.

Este fenómeno es muy grande, por esta razón hay que ponerle mucha atención al discurso y a las actuaciones de quienes están favoreciendo dicho proyecto.

El rol de los medios también debe ser el de destapar las ollas de corrupción y de poner en evidencia las diferentes formas de violencia que existen en el país.

Esta es la hora de la verdad, debido a que mucha gente no sabe sobre los magnicidios, los atentados y las crueldades por las cuales ha atravesado Colombia. El país no puede estar tragando entero diciendo que aquí todos quieren la paz, porque hay gente que le ha sacado mucho provecho a este río revuelto con sus leyes, sus empresas y su forma de atentar contra la pacificación de la nación.

CC: ¿Cómo se imagina a Colombia en los próximos 10 años?

MM: Creo que Colombia tendrá que pasar por situaciones muy duras, porque la gente que tiene un poder de corrupción no va a dejar que entreguen el país tan fácilmente. Sin embargo, como pastor rezó todos los días para que la Divina Providencia libre a la nación de las garras engañosas, codiciosas y asesinas que la han tenido prisionera por mucho tiempo. Por eso, me alegra mucho que la subversión haya tomado la decisión de separarse de esta degradación social y nacional a través de la violencia.

También sé que parte de las bandas criminales quieren  sumarse a estos diálogos, aunque la manera como lo están planteando no es clara. A este grupo ilícito también le estamos ayudando para que cree una ruta de cómo va a ser su sometimiento a la justicia o cómo va a ser esa reintegración social y cómo la sociedad civil va a apoyar este proceso.

Aquí lo que tenemos que hacer es dividir el mal, porque entre más dividido esté, pues entonces la paz florecerá.

Publicada el: 13 Jun de 2016

( 1 ) Comentario

  1. Ah! Bueno siga rezando.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Christiam Chaparro
Comunicador Social, periodista y fotógrafo. Amante del cine y la literatura.