En Colombia sí existe la “pena de muerte”, y nosotros somos el juez

La hipocresía es la “pena de muerte” en Colombia, y el egoísmo es el arma para ejecutar al condenado.

Opina - Cultura

2020-05-10

En Colombia sí existe la “pena de muerte”, y nosotros somos el juez

Columnista:

Juan Jacobo Casas Roncancio

 

El calvario de un interno no termina con la finalización de su condena, al contrario, este apenas es el inicio de un camino de dolor y señalamientos. En Colombia, aquellos que se hacen llamar “defensores de la libertad” manifiestan que hacen falta penas más severas. En donde la pena de muerte es el ‘Santo Grial’ para la reconstrucción del país. A ellos, solo tengo una cosa por decirles: Ustedes, hipócritas de la justicia, que a partir de una ética acomodada se creen superiores. A ustedes, no les duele ver la sangre de extraños a cambio de “salvar las buenas costumbres”. Ustedes son aquellos que se muestran de acuerdo con la muerte de un preso, pero que se agobian por “defender” la vida. 

Cuando un preso termina su condena debe encontrarse con una nueva vida de señalamientos. Aquí es donde realmente se inicia con la “pena de muerte”, la falta de un acompañamiento constante y acertado por parte del Estado, la falta de incentivos hacia las empresas para la contratación de exconvictos, y la escasa implementación de políticas públicas para esta población, dejan como consecuencia la reincidencia de varios expresidiarios a la vida criminal.

Es sencillo señalar a partir de una postura acomodada. Se nos ha vuelto una costumbre excluir a las poblaciones más necesitadas del país mientras no nos veamos involucrados. O es que olvidan las típicas frases: “Esos jóvenes guerrilleros marchando otra vez”, “es que los pobres, son pobres porque quieren”, “es que aquí todo lo quieren regalado”. Se nos convirtió en un himno decir todo ese tipo de frases para justificar una visión segmentada y precaria del problema. Aún nos queda una larga trayectoria para mirar más allá de nuestra propia situación, aún nos queda mucho para tener la empatía que tanto le predicamos a los demás. Sin embargo, la hipocresía demuestra otra cosa; predicamos y nos hacemos discípulos de un Evangelio de paz cada domingo, pero de manera inversa, en la tarde nos convertimos en seres llenos de egoísmo y dolor. 

En Colombia sí existe la “pena de muerte”. Existe porque siempre señalaremos a la población más vulnerable para poder justificar nuestra falta de empatía, existe porque siempre buscaremos una excusa segmentada para no tener que actuar, existe porque preferimos señalar cualquier defecto para esconder nuestro sentimiento de culpa. La “pena de muerte” en Colombia existe, y no deviene de una sentencia judicial; todo lo contrario, deviene de la propia posición acomodada de unos pocos y que decidimos replicar para estar en lo “políticamente correcto”.

Aún estamos a tiempo de cambiar esta “pena de muerte, aún estamos en el momento justo para entender que nuestra vida no es una burbuja social, aún tenemos la oportunidad de cambiar la pena a la cual estamos condenados. Es nuestro momento de cambiar de mentalidad. Y si para ello debemos cambiar “las buenas costumbres”, pues entonces que así sea. Dejemos la máscaras, dejemos por un momento el egocentrismo, dejemos por un instante la apatía, y comencemos a cambiar de realidad.

Porque aquellos que dicen: “A mí no me interesa si el preso es su padre, su tío, su amigo. Si está en la cárcel es porque es culpable de su delito y debe morir”, son los mismos que alguna vez te ofrecieron la mano en una misa dominical para dar la paz. La hipocresía es la “pena de muerteen Colombia, y el egoísmo es el arma para ejecutar al condenado. Y, ¿quién es el condenado? El condenado es el preso que nunca tuvo una segunda oportunidad, la niña que fue violada y señalada de provocadora, el mendigo que se sube cada día a buscar ayuda, la madre soltera que se rebusca su diario vivir. Esos son los verdaderos condenados que, sin ni siquiera tener un juicio justo, fueron condenados a la máxima pena.

 

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Juan Jacobo Casas Roncancio
Estudiante del pregrado de ciencias políticas de la universidad de Antioquia. A través de mis palabras quiero aportar una nueva perspectiva sobre el ambiente político. Exponiendo una nueva perspectiva descentralizada de los medios de comunicación convencionales.