El virus del que no se habla

Los bancos han demostrado ser unos depredadores del dinero público; tomando posturas indolentes, para beneficiarse a ellos mismos.

Opina - Economía

2020-06-09

El virus del que no se habla

Columnista:

Santiago Becerra Tovar

 

Con el pasar de los días, los dueños de medianas y pequeñas empresas han sufrido pérdidas en sus ingresos debido a la improductividad, viéndose afectados en el pago de sus nóminas y de sus deudas, buscando solventar esta situación requiriendo ayuda del Gobierno, el cual realizó una inyección billonaria a los bancos para que estos puedan efectuar los préstamos solicitados por las personas. No obstante, este dinero no se ha visto por ninguna parte.

Empezaré considerando los problemas planteados por algunas personas. Acorde con lo escrito en líneas anteriores, se suma la contradicción de los bancos al señor presidente. Este en sus emisiones de las 6 p.m. ha manifestado un falso apoyo a las empresas a través de frases como: “los bancos congelarán los intereses; se bajará la tasa de interés; el Gobierno respaldará con un 90 % y los bancos solo se ocuparán de ese 10 %”, pero la realidad es totalmente diferente a ese mundo ‘locombiano’ en el que vive Duque. Los bancos no congelaron los intereses, dieron un tiempo de gracia de 3 a 6 meses, para después de la cuarentena, cobrar sin piedad alguna esos intereses acumulados. Bueno, uno dice, si no los congelaron, al menos bajen un poco esa tasa de interés. Mentira, el Banco Agrario fue el único realizador de esta labor, los demás siguen cobrando los mismos intereses. 

A finales de marzo, en plena crisis de la COVID-19, el sistema financiero decidió demandar la tasa de renta, ya que esta se basa en aumentar los impuestos —con el único fin de reducirlos— de los ingresos billonarios recibidos por los bancos. Esa sobretasa representa para el país unos ingresos de 800 mil millones de pesos este año, que no caerían nada mal en esta situación tan precaria. Como resultado han demostrado su avaricia y su interés por acaparar todo el dinero posible y, en vez de apoyar económicamente esta crisis, aportando esa sobretasa, lo único que están haciendo es abrir más la brecha de la desigualdad.

Los bancos deberían considerar las ganancias billonarias obtenidas gracias a las empresas colombianas y manifestar “ahora seremos nosotros quienes vamos a generar ingresos”, pero no, creo que eso solo ocurre en mi cabeza, siendo un acto muy utópico; pues están segados por el hambre de acumular riquezas, mientras el pueblo únicamente acumula necesidades. La historia narra, por allá a finales de los años 90, cómo el sector financiero sufrió un colapso y fueron los colombianos quienes ayudaron a levantar esa economía con el 4 x 1000; y ahora los ciudadanos, que necesitan una ayuda por parte del sistema financiero, están siendo ignorados.

Prosiguiendo con el descaro de los bancos, nos encontramos con que el Gobierno le ha dado una inyección de liquidez al Banco de la República, de 13 billones de pesos de dinero público, a tasa de interés 0, para que este lo repartiera al sector financiero ampliado (es decir, a los bancos). Con este dinero, se buscaba suplir las necesidades de los empresarios y generar un apoyo económico, pero finalmente, no llegó a los bolsillos de quienes lo necesitan; y, por el contrario, se lo repartieron entre los dueños de los bancos; llevándome a pensar, ¿por qué no generar un subsidio directo con los empresarios, para que el dinero no pasara por los bancos?, ¿el Gobierno intentará “salvar” —y lo pongo entre comillas porque tienen el dinero suficiente —los bancos— para tirarse el salvavidas ellos solos y salir del vaso de agua en el que se están ahogando— a sus pobres amigos banqueros?, ¿será que intentan alcahuetear los caprichos de los bancos? Son preguntas generadas a partir de esta situación.

No le están prestando a las medianas y pequeñas empresas, lo que hicieron fue sacar 8,5 billones y repartirlos entre los banqueros; y el resto, se lo prestaron a empresas cuyas necesidades no lo requerían, a empresas con el dinero suficiente para salvarse ellas solas. Pero ¿por qué hicieron esto? Porque con estas empresas corren un riesgo mínimo —ya que tienen el dinero necesario para pagarle hasta sus cochinos intereses—, mientras que con los pequeños empresarios es mayor.    

Hacen lo que se les da la gana y el Gobierno los patrocina porque no les realiza un seguimiento, no les plantea unas condiciones, generando un decaimiento en la economía y un aumento del desempleo.

Avanzando con las desdichas bancarias, tenemos casos en los cuales se está sustituyendo la cartera de los bancos con el dinero de las personas. Los clientes solicitan un préstamo al sector financiero y este los remite a una línea de créditos del Gobierno (línea Bancóldex, por ejemplo) para que este genere el préstamo. Ya autorizado y consignada la plata, el banco retiene dicho dinero y paga las deudas que el cliente tiene con él y después le dicen: “usted ya no nos debe a nosotros, ahora le debe a la línea”. Están tomando el dinero proveniente de las líneas del Gobierno y no se lo están entregando a las personas, se están autopagando deudas anteriores y dejando al cliente con una nueva deuda y sin dinero para saldarla.

En este derroche de codicia tienen la culpa tanto el Congreso, como los bancos y el ministro de Hacienda, el señor Alberto Carrasquilla. Los senadores, no están ejerciendo sus obligaciones, llevamos más de dos meses en confinamiento y no han tenido la responsabilidad de organizarse y poner en debate temas como estos, pero sí han tenido el tiempo de consagrar el carriel como patrimonio nacional; como si esto solucionara las necesidades emitidas por la sociedad. Los bancos están haciendo de las suyas porque no están teniendo un control por parte del Gobierno, porque el ministro Carrasquilla ha tomado decisiones tardías, condenando así al pueblo colombiano. En definitiva, esta situación nos ha demostrado que estamos en las manos de tremendos hampones, cuyo beneficio fue el confinamiento para hacer de las suyas y ampliar sus chequeras; mientras ese pequeño empresario se esfuerza por sacar adelante su negocio, ellos se regocijan en dineros públicos. No agachemos la cabeza y tampoco la asentemos mientras ellos descaradamente nos meten las manos a los bolsillos.

 

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Santiago Becerra Tovar
Estudiante de comunicación social y periodismo de la Universidad Surcolombiana. Emprendiendo el camino del periodismo; expresando la sensación de inconformidad para una sociedad arraigada en el conformismo.