Durante la cumbre mundial de los premios nobel de paz la semana pasada en Bogotá, Rigoberta Menchú hizo alusión al papel de la juventud en los procesos de paz: “La construcción de la paz está en manos de los jóvenes, a ellos les pertenece el futuro”. Pero, ¿realmente hay espacios para que a los jóvenes en Colombia les interese el tema?
Llevamos años hablando de paz en el país, el tema ha servido de “atractivo” en los planes de gobierno de muchos políticos que poco o nada hicieron al respecto y durante procesos fallidos con grupos insurgentes, generaron resultados nefastos para la sociedad en cuanto a crimen organizado se refiere. Generaciones han vivido en medio de la guerra y son los jóvenes los más tentados a pertenecer a estos grupos por la falta de oportunidades a nivel de educación y empleo, peor aún si se encuentran en territorios abandonados por el Estado.
La juventud siempre ha sido sinónimo de apatía a los procesos sociales y políticos del país, se ve reflejado durante jornadas de votación donde la abstención es reina, sumado al escepticismo infundado por sus círculos familiares y sociales gracias a los escándalos de corrupción que han existido, hoy en día más visibles que en años anteriores, y que dejan en entre dicho el quehacer político.
Al joven no le gusta participar, pensar, proponer y proyectarse hacia un futuro pacífico y justo lleno de oportunidades para todos, situación que hace que los modelos políticos se queden con los mismos y con las mismas personas, familias y apellidos que se rotan los puestos públicos.
Decir entonces que la paz está en manos de los jóvenes es un reto que hay que asumir, saber que hacen parte de la generación de la paz debería ser inspiración suficiente para empezar desde pequeños colectivos u organizaciones a generar el cambio, ahora que existe uno visible en el radar, ya que los acercamientos del gobierno actual con las guerrillas reflejan un panorama esperanzador en materia de desaparecer el conflicto armado, donde los jóvenes ya no temerán ser reclutados para la guerra.
Es el momento de prestar atención a todas las posibilidades de participación para aportar y ser parte de verdad, con la camiseta puesta, de la generación de la paz, así sea para muchos una situación utópica e inimaginable con tantas formas de conflicto que se viven en nuestro país, pero desde la consciencia y con toda la actitud, podemos poner nuestro grano de arena.
Por ejemplo, desde la Oficina del Alto Comisionado Para la Paz se ha venido desarrollando un programa de formación y apoyo económico a proyectos innovadores que impacten en la construcción de cultura de paz en los territorios, denominado “Este es tu reto” y que actualmente está en convocatoria. (Ver link)
Este es el reto, es el momento, no deben existir más excusas, bajémosle a los distractores sólo por no creer en nuestros gobiernos, y pongamos más atención. Los jóvenes ahora son mayoría en este país, sin emabrgo un estudio de “Misión Colombia Envejece” reveló que en el año 2050 el 21% de los mayores superará los 80 años y las ciudades jóvenes, serán las más pobres. ¿Esto es lo que queremos para nuestras futuras generaciones? ¿Pobreza? que es resultado de la desigualdad, la corrupción, la violencia y la injusticia.
Desde ya se le puede hacer frente a las duras problemáticas, ser veedores en los procesos de implementación en materia de acuerdos de paz, y cambiar esa postura de estar indignados y no proponer, a estar indignados pero solucionando, los espacios sí existen y las ideas frescas y de cambio tienen cabida, y si no existieran en serio que es obligatorio buscar la forma.