El poder y la justicia

Ni el diablo se mete con los Vargas Lleras, Martínez, Montealegre, Cárdenas, Santos, Samper, Gaviria y una lista larga de intocables que se saben mover en el inframundo del poder criollo.

Opina - Judicial

2018-04-03

El poder y la justicia

Iniciando los años 90´s del siglo pasado, el escándalo de corrupción que sacudió a la sociedad colombiana fue el fraude que se presentó contra la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá (Eeeb) en la construcción de la Central hidroeléctrica del Guavio. Fabio Puyo Vasco era, para ese momento, el Gerente de la Empresa, escándalo que terminó en impunidad y con la cancelación de las órdenes de captura contra el señor Puyo.

En el año de 1995, se registró el mayor escándalo de corrupción en el país, por el famoso Proceso 8.000, que involucró a congresistas, ministros y candidatos, por la penetración de dineros del narcotráfico a la campaña del elegido Presidente Ernesto Samper Pizano. Allí, en el gobierno corrupto de Samper, aparece el nombre de Néstor Humberto Martínez designado como Ministro de Justicia.

Luego, durante el gobierno de Andrés Pastrana, se presentó el «Escándalo de Chambacú», cuyos protagonistas fueron el exministro Fernando Araújo Perdomo y Luis Alberto Moreno, el caso terminó con preclusión para Araújo y sin ningún resultado para la justicia.

Luego vinieron escándalos como: Foncolpuertos, en el que Íngrid Betancourt acusaba directamente a los expresidentes Ernesto Samper y César Gaviria de un saqueo sin precedentes a la nación. Hacia el año 1998 la lista se cierra con el escándalo de Dragacol que denunció en el Congreso de la República el exsenador Javier Cáceres Leal y que terminó con la condena de un Viceministro como chivo expiatorio, el poder del Estado protegió a Mauricio Cárdenas Santamaría, quien suscribió el acta famosa de conciliación, retractándose después, para lo que pidió anularla.

La entrada del siglo XXI, se vio sacudida con el escándalo de Invercolsa, que involucró como responsable al Ministro del Interior y de Justicia del gobierno de Uribe Vélez, Fernando Londoño Hoyos, por la adquisición fraudulenta de una acciones en Ecopetrol. Luego vendría el desfalco a Cajanal, el escándalo de la Parapolítica que llevó a cerca de 70 congresistas a la cárcel, el escándalo de la Yidis Política, las chuzadas, Agro Ingreso Seguro.

A medida que el país va saliendo de un escándalo, va entrando en otro de mayor envergadura y de mayores alcances en el detrimento público, así se destapa el “Carrusel de la Contratación”, cuyo detrimento se estima en 160 mil millones de pesos; el caso de InterBolsa, con un monto estimado en 340 mil millones o el caso de la Dirección Nacional de Estupefacientes, o el de Saludcoop, donde se habla de un desfalco por billón setecientos mil millones.

En Reficar, la cifra es de dos billones de pesos, el caso de Odebrecht cuyo monto se estima en cien mil millones y ha sido vinculado el gobierno de Juan Manuel Santos, así como algunos de los miembros de su gabinete, incluido el Fiscal General de la Nación.

El caso más grave y sin precedente en la nación, que abrió la caja de pandora del fenómeno de la corrupción en la justicia, afectando a la Corte Constitucional, Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General de la Nación, se conoce como el “Cartel de la Toga” y que pone en alerta una corrupción en todos los niveles de la justicia, desde los jueces, fiscales, tribunales y órganos de control, dejando la impresión de que todo el sistema judicial está permeado por la corrupción y la politiquería.

En este cuadro dantesco, muchos de los protagonistas terminaron en la cárcel, aquellos a los que el poder no les alcanzó para salvaguardarse; otros siguen campantes en la vida pública haciendo gala de conducta prístina, con su doble moral, protegidos por el establecimiento.

A menos de que ocurra una implosión hacia el interior de su propio sanedrín y eso es lo que está pasando en la pelea que desató Armando Benedetti con Germán Vargas Lleras que involucra directamente al Fiscal Néstor Humberto Martínez, en la denuncia pública (hecha en La W a Vicky Dávila) calificó a Vargas Lleras como un ladrón y al Fiscal General de la Nación de rufián; es decir, los denunció como personas sin honor, perversas y despreciables, por decir lo menos de las acepciones a esos adjetivos.

Lo cierto es que ni uno ni otro han denunciado a Armando Benedetti, quien, por el contrario, cada vez es más desafiante, dejando la convicción de que son muchos los secretos non sanctos que les conoce y que en la opinión pública se vienen ventilando de tiempo atrás, como el expediente de paramilitarismo —que archivó Leonidas Bustos— contra Germán Vargas Lleras, el vínculo de su hermano Enrique Vargas Lleras, tesorero de GVLL , con los Hermanos Nule.

¿Qué ha pasado con las denuncias del concejal Morris y de Gustavo Petro contra Germán Vargas Lleras? Benedetti insinuó la participación del Fiscal General de la Nación en la introducción de los dineros ilícitos de Odebretch a la campaña Santos; manejo de los cupos indicativos a los congresistas cuando el Fiscal fue Ministro de la Presidencia, la intervención en los contratos de estabilidad jurídica a favor del Grupo de Luis Carlos Sarmiento Angulo cuando era litigante y su intervención como abogado en múltiples procesos licitatorios que estaban vinculados al carrusel.

Ojalá el “loco” Benedetti no se deje atemorizar y presente pruebas de sus denuncias, porque en el ambiente jurídico hoy, los testigos de mayor credibilidad “llamados testigos estrellas”, son aquellos que impulsan las imputaciones, las acusaciones y los fallos, por lo tanto Benedetti tiene todas las condiciones para ser un testigo creíble, pues pertenece a la misma especie de jayanes que él denuncia y son semillas del mismo almendrón, pero claro, tienen el poder en la justicia y la política a los que no alcanza la mano de la Ley, para la muestra varios botones.

Por mucho menos a lo que denunció Benedetti, que ojalá no se quede en el olvido, han investigado, imputado, acusado, llamado a juicio y condenado a muchos colombianos; pero ni el diablo se mete con los Vargas Lleras, Martínez, Montealegre, Cárdenas, Santos, Samper, Gaviria y una lista larga de intocables que se saben mover en el inframundo del poder criollo.

 

 

( 3 ) Comentarios

  1. Y estos hechos solo corresponden a un período de solo 27 años. Me pregunto cuantos habrá habido desde el inicio de la República hasta 1.990. En este país, la corrupción secularmente ha sido ingrediente esencial de la política. Es una vergüenza, pero lo es más aún el comportamiento de la gran masa de abstencionistas que nunca han hecho algo para evitar la subida al Poder de tantos forajidos que solo van tras el botín.
    Ojalá este 27 de mayo despierten y hagan patria votando por el verdadero cambio.

  2. Magnifico análisis; muy en el talante rebelde de su autora, pero descriptivo a cual más, de la situación actual del pais. Aplauso entusiasta!!

  3. Estos señores no son sino una manada de tracamutas vende patria oportunistas y desgraciadosy eso me lo enseño mi aguelo

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Liliana G.
Abogada Penalista. La cárcel no resocializa, sólo margina a sus internos, fortalece y acentúa la carrera criminal.