El juguete favorito del Senador

Opina - Medios

2017-06-24

El juguete favorito del Senador

A parte de ser un impoluto ganadero y dueño de tierras que se extienden hasta donde los ojos alcanzan a ver, el senador al que me refiero en esta columna es un orador que sale y habla “maravillas” de su país en el exterior, como lo demostró con su fluido inglés durante la cumbre celebrada en Grecia hace unos días y en España; y no contento con eso, es un twittero empedernido, al que le encanta decir lo que… ¿piensa?

Lo de este queridísimo personaje en Twitter no es algo nuevo, ya muchas veces se ha descachado y aunque sus acérrimos seguidores lo defienden a capa y espada como “el más mejor presidente que tuvo el país”, con cada metida de pata va perdiendo seguidores, pocos, pero los va perdiendo.

Hoy, muchos lo vemos más como un personaje de la tragicomedia colombiana, pero no se nos puede olvidar todo lo que lleva en sus espaldas y el temor que le tiene a lo que se viene con la JEP. Mejor dicho, el líder de los “buenos muchachos” tiene rabo de paja y lo quiere mantener lo más lejos que pueda de la candela, como lo demostró con aquella extradición masiva durante su gobierno, en la que no vamos a profundizar acá, porque hay gente que sabe más que yo del tema y no quiero pasar vergüenzas como el sujeto del que les hablo. ¿Ya adivinaron quién es?

Siguiendo con lo de nuestro tuitero favorito, no solo a él se le ha vuelto costumbre desinformar por este medio y meter las de caminar, todo su séquito alguna vez ha pasado por la picota pública al haber publicado algo que parecen no haber pensado antes de escribir.

Alguna vez, la cultísima María Fernanda Cabal mandó al infierno a Gabriel García Márquez, al igual que pronunció estas palabras: “si uno pone a los negros a trabajar, se agarran de las greñas” y dado que es la que más veces la ha embarrado, les dejo esta de ñapa:

Pero Cabal no es la única, nuestra amada Paloma Violencia, digo, Valencia, alguna vez también nos regaló un poco de su poco apreciado intelecto para nuestro disfrute:

Y es que no solo les ha servido para publicar barrabasadas, sino que también les ha servido para tener los agarrones más penosos que haya visto la vida política de cualquier país. Se han agarrado con periodistas, con colegas, con civiles, con medios de comunicación, alegando persecución política (como si cometer crímenes no fuera razón para perseguirlos) y alegando que son ellos los únicos que tienen la razón y que, aunque nosotros no creamos, ellos son los que llevan la bandera de la patria como salvadores hasta el final del camino: me suena a religión…o secta.

La cosa es la siguiente, usted que está leyendo esta columna es el que tiene el poder de determinar a quién creerle y a quién no. Hay medios que de verdad son buenos, pero son opacados por los grandes medios que en realidad son manejados por los personajes que usted ya debe saber. Así, tal cual es la política colombiana.

Hay políticos que en realidad son buenos y no voy a dar ejemplos acá para no polarizar, cada uno escogerá a su político predilecto, hay otros que son regulares, con algunos tapados que no nos cambian la vida si los sabemos, hay otros malos, que son la gran mayoría de los que tenemos en Colombia, y tenemos a Álvaro Uribe Vélez, en la escala más baja de todas y que sin sonrojarse, se envía a sí mismo, mensajes para luego publicarlos, que sube fotos de soldados que ni siquiera son de Colombia con mensajes falsos sobre los acuerdos de paz, que retuitea fotos de periódicos con titulares falsos y risibles, que se agarra con cuanto periodista le lleve la contraria y les aplica los adjetivos más rebuscados.

Él, muy orgulloso de su cuenta, trata de insultar la inteligencia de los colombianos cada vez que se le da la gana y logra polarizar a todo un país con tan solo redactar 140 caracteres o menos.

No es casualidad que tenga millones de seguidores y que sea una de las celebridades colombianas más buscadas. Sabe cómo hacer las cosas y, aunque quede en ridículo la mayoría de las veces, como esta última vez con su conversación con él mismo, lo va a seguir haciendo una y otra vez, como lo ha venido haciendo desde antes de empezar su carrera política.

Es un divo al que le encanta que le presten atención y no le da pena aplicar ese refrán que dice: “que hablen de mí, bien o mal, pero que hablen” y lo tendremos en los titulares de cualquier medio por un buen tiempo, o para decirlo en palabras más exactas, hasta cuando a él se le dé la gana.

Estaremos a la espera de su próxima cruzada tuitera, querido senador, porque en serio, no nos cansamos de verlo hacer el ridículo.

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Cristian Ramírez
Realizador Audiovisual, Cantautor y mal nadador. Escribo para desahogarme con ustedes. ¡Ahí perdonarán!