El dolor invisible: la apatía de los colombianos hacia el calvario ajeno

El dolor invisible debe ser considerado como posición de apatía hacia el dolor de nuestros compatriotas, sin distinción alguna de colores políticos ni mucho menos de doctrinas religiosas.

Emociones - Política

2021-08-19

El dolor invisible: la apatía de los colombianos hacia el calvario ajeno

Columnista:

Juan Esteban Mazo González

«La solidaridad, que exige de quien se solidariza que “asuma” la situación de aquel con quien se solidarizó, es una actitud radical» (Freire, 2005)


Últimamente, la monotonía de las clases virtuales ha atrofiado mis ganas de estudiar; las rutinas diarias de encender y apagar el computador, sin contar el nulo contacto con la sociedad —en este caso sería la comunidad universitaria—, provocan exasperación. No obstante, lo anterior ha rendido frutos en tanto que las reflexiones que algunas clases y libros me han dejado han servido para identificar, no sé si de manera analítica, el dolor invisible que padece el pueblo colombiano. El dolor invisible debe ser considerado aquí como posición de apatía hacia el dolor de nuestros compatriotas, sin distinción alguna de colores políticos ni mucho menos de doctrinas religiosas.

En este territorio la muchedumbre ha vivido sucesos atroces, desde los estratos más altos hasta los más bajos: desde secuestros y torturas, hasta masacres y desapariciones. Sin duda, hay territorios donde estos acontecimientos se ejecutaron con mayor sistematicidad, lo cual ameritó mayor atención por parte del gobierno o de la población en general.

Acogimiento que por cierto no llegó con la contundencia necesaria. Así, fruto de ello olvidamos el dolor que causaron las masacres cometidas en la época de La violencia, los atentados y secuestros perpetuados por las guerrillas (Farc y ELN), el dolor de los campesinos al perder sus tierras, sus familias (como sucede ahora con las personas del municipio de Ituango); como tampoco nos importó el dolor de las madres que perdieron a sus hijos fruto de una política de seguridad nacional (la Seguridad Democrática), y mucho menos ha importado el hambre, el desempleo, y la corrupción.

Añadido a lo anterior, la violencia sigue siendo naturalizada, es por eso que los 103 líderes y defensores de derechos humanos asesinados en este 2021 solo importan en momentos específicos y de inconformidad social. Asimismo, olvidamos que, 33 exfirmantes de los acuerdos en La Habana (Cuba) han sido asesinados o desaparecidos, también en este mismo año. Poco nos importa que 80 personas entre jóvenes y adultos hayan perdido sus vidas a mano de un Estado que le teme al cambio, pero que disfruta de la estupidez de algunos que dicen ser ese «cambio». Y mucho menos, a una sociedad como la nuestra, le va a importar que 3 miembros de la fuerza pública hayan perdido sus vidas a manos de una pequeña masa de personas dominadas por la exacerbación y el rencor.

Así pues, y recurriendo a un ejemplo mucho más ilustrador, el dolor invisible se refleja en la reacción de algunos colombianos frente a las cifras de muertes a causa de la pandemia actual (120,768 decesos al 11 de agosto de 2020), pues «naturalmente» son un número más que adquiere profunda importancia cuando golpean nuestras emociones, es decir, cuando son nuestros allegados o familiares los que se suman a esos difuntos. En suma, seguimos aplicando la vieja tesis de «si no es conmigo no me importa».

Finalizando, es irrisorio observar en una parte de la sociedad colombiana, en especial entre quienes dicen ser los principales actores del cambio —entre ellos, el autor de esta columna— conductas como las ya descritas en párrafos anteriores; pues esa ha sido por años la estrategia de la élite política de este país: lograr que veamos el dolor de nuestros compatriotas como simples dígitos más.

P. D.: en el año 2018 la campaña de la derecha colombiana fue estigmatizar a un sector de la izquierda llamándola «castrochavista», lo que sin duda permitió ahondar más el miedo en el pueblo. Para estas próximas contiendas electorales la palabra utilizada como caballo de Troya es «polarizar», definida por quienes la profesan como la malsana intención de dividir al país entre dos opciones: los buenos y los malos. Empero, el problema no solo es ese, pues quienes vociferen aquella expresión se les olvida que llevan todo este año diciendo que son ellos los únicos capaces de salvar al país (polarizando), como también han acudido a desvirtuar las ideas que se oponen a su proyecto político (que por cierto aún no se conoce) con la simple tesis de que todos son corruptos, excepto ellos. Demostrando así su mezquindad rampante.



Fuentes:


Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. En P. Freire, Justificación de la pedagogía del oprimido (págs. 37-75). México: Siglo XXI Editores S.A.


INDEPAZ. (23 de Julio de 2021). LÍDERES SOCIALES, DEFENSORES DE DD.HH Y FIRMANTES DE ACUERDO ASESINADOS EN 2021. Obtenido de INDEPAZ: http://www.indepaz.org.co/lideres-sociales-y-defensores-de-derechos-humanos-asesinados-en-2021/


INDEPAZ. (23 de Julio de 2021). LISTADO DE LAS 80 VÍCTIMAS DE VIOLENCIA HOMICIDA EN EL MARCO DEL PARO NACIONAL AL 23 DE JULIO. Obtenido de INDEPAZ: http://www.indepaz.org.co/victimas-de-violencia-homicida-en-el-marco-del-paro-nacional/


Oquendo, C. (27 de julio de 2021). Grupos armados provocan el desplazamiento de 3.700 campesinos en el municipio colombiano de Ituango. Obtenido de El País: https://elpais.com/internacional/2021-07-26/grupos-armados-provocan-el-desplazamiento-de-3700-campesinos-en-el-municipio-colombiano-de-ituango.html


SALUD, IN (31 de julio de 2021). COVID-19 en Colombia. Obtenido de INSTITUTO NACIONAL DE SALUD: https://www.ins.gov.co/Noticias/paginas/coronavirus.aspx

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Juan Esteban Mazo González
Estudiante, U. Caldas, Sociología.