El armazón de la contratación directamente indirecta

¿Cuál es el ideal de primer mandatario que deberíamos tener en unas elecciones tan decisivas como las del 2022? ¿Es óptimo darle el aval a un político tan cuestionado, con rumbo a elecciones presidenciales?

Opina - Poder

2022-02-21

El armazón de la contratación directamente indirecta

Autora:

María José Ordóñez

 

Es ineludible la desconfianza que genera y proporciona un candidato postulado a la Presidencia, que, mediáticamente se encuentra arropado de múltiples inconsistencias provenientes de su proceder en el sector público, y es ahí, donde como ciudadanos, debemos plantearnos algunas preguntas cruciales:

¿Cuál es el ideal de primer mandatario que deberíamos tener en unas elecciones tan decisivas como las del 2022? ¿Es óptimo darle el aval a un político tan cuestionado, con rumbo a elecciones presidenciales?

Tales planteamientos alcanzarían una objetivación si se analizaran, de forma constante, bajo ópticas críticas, y es el ideal de posturas que debemos tomar como sociedad, pues, de manera extraña, en la actualidad del panorama electoral, siguen apareciendo candidaturas presidenciales. Una de las cosas que más sorprende de Colombia es la cantidad de gente que se cree capacitada para gobernar al país, para después vivenciar lo que ya conocemos. La contienda electoral del año vigente es una de las más delicadas y relevantes de la historia político-social del país, por eso remito con reiteración que, sin duda, debemos analizar con criterio la perspectiva que tenemos enfrente. Estamos facultados.

En este segmento haremos referencia directa al candidato presidencial Álex Char, el mismo que tuvo la capacidad de recoger un millón de firmas en tiempo récord de un mes, aproximadamente, a fin de avalar su candidatura presidencial; el mismo que tuvo incidencia e imagen fluctuante en la compra de votos del actual hoy presidente de Colombia; el mismo que representa una de las maquinarias más fuertes de Colombia; el mismo que es sombreado por episodios de corrupción, tal como el que trataremos en esta capitulación única; el armazón de la contratación directamente indirecta, o bien ya sea, más conocida, como el entramado de la contratación.

El entramado consistió en un sistema único que garantizó una alta eficiencia en la que se permitía, de cierta forma, la circulación del dinero, sin filtro, sin importancia de su proveniencia y origen, concentrando así parte de la megacontratación en empresas con nexos directos a su respectiva familia.

Este personaje protagonizó dos periodos como alcalde de la ciudad de Barranquilla, e iniciando el segundo, entre 2016 y 2019, tiempo en el que se realizaron cantidad de procesos contractuales irregulares, los cuales tomaron espacio y auge, pero no recibieron trascendencia.

Después de ciertas investigaciones se logró desmenuzar la información contenida en el escándalo radicalizado y proveniente de su segundo periodo como alcalde; este buscaba quedarse con el 30 % de los recursos y ganancias de las contrataciones que se consensuaban, las cuales fueron 211, respectivamente; el excedente iba dirigido a la inversión para la continuación de las obras y la otra parte para el constructor de las mismas. Los cuatro contratistas más influyentes ganaron un monto de 925 561 millones de pesos, en 23 procesos contractuales, el 46 % de todo lo licitado en ese periodo.

Este entramado correspondió y obedeció a un endeudamiento para contratos de obras que arrojó un valor 1,6 billones, comprometió vigencias hasta 2035 y dejó endeudada a la ciudad casi hasta el tope legal del 80 % de sus ingresos.

A pesar de que legalmente no existe alguna posibilidad de inhabilidad, las pruebas existen y las inconsistencias persisten. Las contrataciones que se hacen a dedo son sin ninguna duda cuestionables, tanto por marcos legales y éticos. Ahora, remitiéndonos a lo planteado previamente con lo expuesto en cuestión, sí nace de por sí una responsabilidad de criterio al tener y deber preguntarnos el rumbo político de estos protagonistas con pretensiones de permanencia en contextos político-sociales, adhiriéndose al poder que con sus procederes e ideologías arremeten contra las tesis orgánicas de la credibilidad y sustentabilidad de una democracia bajo una República.

Actualmente, la mayoría de los aspirantes a la Presidencia de la República tienen adheridos escándalos de corrupción adelantados en determinados momentos de sus recorridos políticos, restándole esta realidad, de manera inminente, credibilidad y seriedad a movimientos tan sumamente relevantes como las contiendas electorales, pues es aquí donde los ciudadanos discernimos quién nos liderará en un periodo que consta de cuatro largos años, con énfasis en materias de seguridad, economía, educación, salud, empleo, tecnología, agro, institucionalidad, legalidad, administración, proyección, presupuesto, etc. ¡¿Para dónde vamos?! ¿Por qué nos cuesta tanto la objetividad? ¿Qué tan débiles están las instituciones para permitir el aval de una candidatura con un representante tan cuestionable? ¿Qué nos queda? Permitámonos reflexionar.

 

Fuentes:

https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/el-entramado-de-la-contratacion-de-alex-char/
https://twitter.com/lasillavacia/status/1329156090819465217
https://diariocriterio.com/megatanque-de-barranquilla-el-fantasma-que-aun-salpica-a-los-char/
https://www.elespectador.com/judicial/procuraduria-inicia-investigacion-por-presuntas-coimas-que-enredan-a-los-char-article/

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María José Ordóñez Iglesias
Estudiante de Derecho y Ciencia Política. Columnista, guionista y apoyo administrativo de Laorejaroja.