Doña Arnolda, damnificada por Hidroituango, fue violada y degollada el 31 de diciembre

No se explica la profunda violencia con la que fue atacada la mujer de avanzada edad.

Infórmate - Conflicto

2020-01-07

Doña Arnolda, damnificada por Hidroituango, fue violada y degollada el 31 de diciembre

Autor: Juanita G. Pérez

 

Doña María Arnolda Chavarría Piedrahíta, de 76 años, fue encontrada desnuda y con signos de tortura dos días después de su muerte, cuando la descomposición de su cuerpo alertó a los vecinos del 20 de Julio, sector de Valdivia.

Según narra Isabel Cristina Zuleta, líder ambientalista e integrante del movimiento Ríos Vivos, doña Arnolda vivía sola en La Arrocera, Puerto Valdivia, en donde tenía una casa que fue dañada por la avalancha de Hidroituango, no tenía hijos ni compañía sentimental y sobrevivía con ayuda del subsidio de la tercera edad. 

En la comunidad reclaman investigaciones respecto a este hecho y se preguntan por qué el levantamiento del cadáver no lo hizo la Policía, sino el cuerpo de bomberos de Valdivia, sin ningún tipo de protocolo. «Con absoluto desinterés por encontrar pistas para esclarecer el crímen. Los bomberos la encontraron desnuda, con signos de violencia» sostuvo Isabel Cristina.

La víctima fue enterrada el día de 5 de enero luego de que sus hermanos trasladaran el cuerpo a Medicina Legal en búsqueda de respuestas. 

Se desconoce si dona Arnolda había recibido amenazas y hay algunas hipótesis sobre un posible robo para quitarle el dinero que recibía de EPM; pero aún así no se explica la profunda violencia con la que fue atacada la mujer de avanzada edad.

La comunidad responsabiliza de este hecho a la destrucción del tejido social que ocasionó Hidroituango, ya que con esta megaobra se acabó la posibilidad de vivir del río, así como la comunidad que se había forjado y en la cual se cuidaban los unos a los otros, sobre todo a los adultos mayores. 

Doña Arnolda era cuidada y reconocida por participar en actividades comunitarias del grupo de la tercera edad, y pese a que vivía en una zona de conflicto, todos se cuidaban entre sí, como contó Isabel Cristina: «Hasta que EPM destruyó el tejido social que con $1.100.000, que dio a algunos, no se paga ni compra». 

Las personas que huyeron tras la avalancha y fueron presionadas a regresar para poder recibir el apoyo de EPM, lo hicieron sin la certeza de la supervivencia a largo plazo tras la destrucción del río y sin tener certeza sobre la estabilidad de la hidroeléctrica. La economía de la comunidad se deterioró profundamente ya que no hay pesca, barequeo ni ningún tipo de actividad económica ancestral. 

 

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Juanita G. Pérez
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