Después de la COVID-19, si hay un después

El comercio de objetos contaminantes, el consumismo, la compra desmesurada y la ostentación de bienes, no es más importante que tener alimento, agua y aire limpio.

Opina - Sociedad

2020-05-15

Después de la COVID-19, si hay un después

Columnista:

Djack Muriel Pérez

 

Siempre escuché a mi hermano decir, “sería bueno, que ocurra un suceso que cambie el rumbo de la humanidad como la conocemos, que despierte a las masas”.

Después de mucho pasar el tiempo y proseguir del mundo, después de mucho vislumbrar un futuro incierto, después de tantos días de intentar llegar a las masas con un pensamiento menos consumista y más suficientista, —equiparando el supuesto beneficio de todo lo que consumimos sin necesidad, con el daño medio ambiental que se tiene al adquirir compulsivamente—, llega, para sorpresa de todos, la COVID-19.

Es verdad que llega y se ve ligada al sufrimiento humano, a la desgracia, al desasosiego; y que el miedo, que se apodera de la multitud, se materializa y se vuelca ante nosotros como vestimenta, al asecho y sin aviso alguno, paraliza. Detiene.

Tal vez nadie consiga entender el detenimiento como algo benéfico para el mundo, pero es así, detiene las fabricas, la producción en masa, el turismo irresponsable y en grandes proporciones, como un respiro para el planeta que se ha maltratado a gran escala, una tregua y, si acaso, algunos años más de vida para un mundo en agonía.

Si hay un después de la COVID-19, quizás mi hermano contemple por fin el cambio de rumbo, cuando las masas recuerden que es más importante un médico que un futbolista, una enfermera que un cantante, el reutilizar que el adquirir, educación de calidad al poder adquisitivo, sistemas de salud dignos a infructuosas inversiones en guerras largas y mortíferas.

Tal vez la humanidad valore el tiempo de miedo e incertidumbre y, alcance a dilucidar, que el generar dinero no equivale a la persistencia de la especie, ni la supervivencia de otros 7 billones de seres en el planeta; que el comercio de objetos contaminantes, el consumismo, la compra desmesurada y la ostentación de bienes, no es más importante que tener alimento, agua y aire limpio.

Posiblemente todos los individuos entiendan que mientras se sigan placeres banales, ambiciones desmesuradas, ansias de poder, incremento egoísta del patrimonio pasando por encima de todos los ecosistemas, páramos y selvas, lo único que se logrará es la lenta y dolorosa extinción.

Tal vez nada cambie, y nada se aprenda, al fin y al cabo somos humanos.

 

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Djack Muriel Pérez
Tecnólogo en sistemas, ambientalista, consciente. Miembro activo de Cofradía para el cambio. Crítico y opinante. El cambio es posible.