…Y por lo general las segundas partes no son buenas, y menos si la primera fue malísima. Hace algunas semanas en un noticiero radial, entrevistaban al secretario de infraestructura del departamento del Cesar. De la baraja de preguntas salió la del estado del estadio de Valledupar, el Armando Maestre Pavajeau, una pregunta espinosa que, en un vaivén de explicaciones forzadas, terminó en una conclusión inesperada: para el secretario, el estadio está “Ok”, listo para entregar…
Todo el que lleve un seguimiento a esta obra, conozca el estado actual del estadio, o por lo menos haya pasado por el barrio Guatapurí, donde reposa esta mega obra disfrazada de basurero comunal; entra en un desconcierto ante tan descarada afirmación.
En esta obra reposan más de 60 mil millones de pesos que salieron del bolsillo del pueblo: envuelta en maleza, dejando a la vista de todas sus múltiples imperfecciones, en ella subsiste erguida la bandera de la CORRUPCIÓN.
Es irresponsable e irrespetuoso que se le mienta a los Cesarenses de esta manera. Además, peor todavía, los directamente responsables de este detrimento ya aceitan motores para empezar campaña de reelección junto a los que continuaron legitimando el robo de las incontables obras inconclusas que hay en el Departamento del Cesar. Es justo y necesario, recordar la frase certera de Félix de Bedout:
“No es que los -malos- políticos tengan mala memoria, es que conocen bien la mala memoria nuestra.”
Muy vigente, el patrón de comportamiento de estos personajes no ha cambiado, va de generación en generación entre los mismos de siempre haciendo daño, ¿se han aprovechado de un pueblo desmemoriado o dormido?
Cualquier tris de duda sobre la afirmación irresponsable del secretario, me la quitó el mismo gobernador del Cesar, Franco Ovalle que, en otra entrevista, confirmaba que para ellos el estadio de Valledupar está terminado, y que únicamente falta entregarlo.
Como quien dice: solo falta el papeleo para que lo reciba la administración municipal, ¡tamaño descaro! Además de que actuó como gato, tapando las embarradas del anterior gobierno, ahora en las que no le funcionaron, actúa como camaleón tratando de camuflarse en el ambiente.
Sería muy extenso profundizar en todas las faltas que cometió el gobernador en esa entrevista, descomunal banquete mañanero, donde hacía un recuento de su labor, que para él, es indiscutiblemente paralelo a la que los ciudadanos de a pie podemos percibir.
Ovalle Angarita, no fue franco con los habitantes de Aguachica al hablar del estado del hospital y el aeropuerto de este municipio. En general, careció de franqueza para afrontar la realidad de las obras heredadas y que hoy quiere maquillar, quizá, con el fin de que las tomen de caballito de batalla electoral.
Pero esto último es imposible, porque las obras que recibió inconclusas duermen como elefantes y las que encontró “terminadas” caen como papayas maduras.
Algunos ejemplos de esas obras son: complejo de tenis de Valledupar colapsó, cancha de Las Flores colapsó, tarima de la plaza de Badillo colapsó, muelle de Chiriguaná colapsó… y así un etcétera bien largo.
Basado en la incógnita planteada de si somos un departamento desmemoriado, esto no pinta nada bien. Seguirán reinando los reyes de las obras inconclusas y de los carruseles de contratos, nada qué hacer. Pero si el pueblo está es dormido, pues; sin duda hay esperanzas de que se despierte y evite que vuelva el de la “M” con su continuidad perversa. Esa segunda parte se tiene que evitar.
Es hora de que los recursos públicos, vuelvan a las arcas públicas y no que residan en el bolsillo de la misma familia que actualmente tiene capturado el progreso del departamento del Cesar.
Ñapa: aunque se dejen marcar como vacas, con la “M”, la culpa no es de ellas sino de los Marranos.
Ñapa 2: Lo que necesita el Cesar en #GenteNueva es el momento de cambiar el cuadro político.
Foto cortesía de: ATL Innovación