De qué hablamos cuando hablamos de solidaridad

No podemos hablar de un Estado solidario cuando pretenden que la tributación golpee más fuerte a la clase media que a los más ricos del país.

Opina - Política

2021-04-22

De qué hablamos cuando hablamos de solidaridad

Columnista:

Paola García

 

¿Por qué llamar Ley de solidaridad sostenible a una reforma tributaria? ¿por qué esos constantes eufemismos para decorar las injusticias? ¿Qué entiende Duque por solidaridad? ¿no es acaso una solidaridad clasista y excluyente?

Duque trilló el concepto de solidaridad hasta institucionarlo, poniéndolo como el gran eslogan de su reforma tributaria, bien advertía Adela Cortina, filósofa española, en su libro Ciudadanos del Mundo que con la solidaridad hay que llevar un especial cuidado en tanto también puede existir para una causa común pero una causa injusta, Cortina nos ilustra debidamente con el ejemplo de los miembros del Ku Klux Klan quienes se ayudan entre sí para eliminar a los negros y tienen cuidado en no delatarse mutuamente, este tipo de solidaridad se ejerce pensando en el interés particular de los miembros de un grupo.

El ejemplo no dista de las intenciones de este nefasto gobierno que carga a personas naturales con el 60, 7 % de la responsabilidad y a las grandes empresas con el solo 13,25 %, no podemos negar que está haciendo todos sus esfuerzos porque la ley sea solidaria, nuevamente la verdad es a medias porque para quien resulta ser realmente solidaria es para las grandes empresas como las que tienen el monopolio de las bebidas azucaradas.

No, definitivamente no es solidaria ni con los campesinos de territorios en conflicto a quienes se les rociará con glifosato, aunque el costo sea exageradamente alto como demostró  la Dirección para la Sustitución de Cultivos Ilícitos, que entre 2005 y 2014 cada hectárea fumigada con glifosato costó 72 millones de pesos. En total, el Estado gastó 79,9 billones de pesos. Ni tampoco solidaria con los campesinos que cultivan frutas y verduras, a quienes los impuestos de los plaguicidas afectarán en su cadena de producción y a quienes no se les garantizarán estrategias efectivas para transitar hacia prácticas de control de plagas sostenibles.

Mucho menos solidaria con los jóvenes que sean contratados por una empresa la cual solo estará obligada a cotizar al Sistema de Riesgos Laborales (ARL) y estará exenta de realizar los aportes a salud, pensión, parafiscales y cajas de compensación y para nada solidaria con los productores, actores y trabajadores del cine colombiano porque se ha planteado eliminar la contribución parafiscal administrada por el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, poniéndolo a depender del Presupuesto General de la Nación quitándole por completo su autonomía;  y así la lista podría crecer crecer y crecer.

De manera que la solidaridad real debería tener la capacidad de entender a los otros en todas sus necesidades, no podemos hablar de un Estado solidario cuando pretenden que la tributación golpee más fuerte a la clase media que a los más ricos del país, y que mientras nos venden el discurso “Es por el bien de la nación” “es que la nación nos necesita” exista una inversión injustificada en gasto militar y de seguridad que se proyecta de hasta 14 billones de pesos.

Es putamente indignante que nos crean idiotas, que utilicen eufemismos para todo, que no asuman sus decisiones dictatoriales llamándolas por su nombre, que Duque se esconda bajo discursos tan populistas, tan ilógicos, tan hipócritas, ¿hasta cuándo nos vamos a dejar llenar de miedo? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que sigan haciendo con el país y con nosotres lo que les da la gana? ¿No tenemos motivos suficientes para decir YA BASTA?

Desde mi lugar de enunciación siento que la necesidad de la desobediencia civil se hace latente, el país merece algo diferente, necesita la acción en conjunto y la verdadera solidaridad para que no nos metan semejante paquetazo que nada tiene de solidario ni de sostenible, el 28 de abril es la oportunidad perfecta para unirnos, para ser verdaderamente solidarios por una causa justa, que no solo reclame por las afectaciones individuales de cómo nos meten la mano al bolsillo, sino también por los otres a quienes se les siguen vulnerando sus derechos y negando toda clase de oportunidades.

En palabras de Eduardo Galeano seremos libres cuando elijamos la defensa de nuestra dignidad en un mundo donde, se quiera o no, en algún momento tendremos que tomar partido entre los indignos y los indignados.

Fotografía cortesía del Banco de Alimentos.

 

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Paola García
Comunicadora Social. Periodista en formación, con diplomado en Memoria histórica: Narrativas de la memoria, columnista de El Tamal News, actualmente adelanta investigaciones en torno al periodismo performático y mutante.