Caracol ‘Mienticias’

La vicepresidenta no reveló la delicada información sobre su hermano, como aseguró Caracol Noticias, por el contrario, nos la ha ocultado por 23 largos años.

Opina - Medios

2020-06-12

Caracol ‘Mienticias’

Columnista:

Ían Schnaida

 

El noticiero del Canal Caracol disimula un poco más que el de RCN a la hora de mostrar su sesgo político mientras ‘informa’; no obstante, de lejos se huele la manipulación de los hechos en beneficio del Gobierno y de sus aliados políticos. Anoche, para no ir muy lejos, dijeron que la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez reveló que tiene un hermano condenado por narcotráfico, lo cual es, mayormente, inexacto. Veamos.

La vicepresidenta no reveló la delicada información sobre su hermano, por el contrario, nos la ha ocultado por 23 largos años. Eso es mucho tiempo —pregúntenle a Pastrana—. Primero que nada, eso lo revelaron Gonzalo Guillén y Julián Martínez. Es decir, la prensa alternativa e independiente fue la que contó que Ramírez pagó 150 000 USD para liberar a su hermano, capturado en EE. UU. por tráfico de heroína. 

En parte, uno entiende que los medios tradicionales tienen esa estúpida forma de intentar minimizar el trabajo de los periodistas y los medios que no venden su ética. En esa medida, nunca mencionan sus medios o su autoría en importantes sucesos noticiosos, como la ‘Ñeñepolítica’, misma que el clan de los publiperiodistas ha tratado de reducir a como dé lugar.

Escogen decirle al país que Marta Lucía fue la que dijo la verdad, porque es la forma menos grave de ponerlo, porque es como debería haber sido; pero que no fue. Porque ella no es culpable por lo que haga su hermano, pero sí tiene un deber con la ciudadanía, y en esto no fue honesta. Importante decir que, para ese momento, la hoy vicepresidenta era presidenta de Invercolsa, por recomendación de Fernando Londoño Hoyos, quien en esa misma época habría desfalcado, en las narices de Ramírez, la empresa que dirigía. 

Nos vamos quedando sin adjetivos para calificar el trabajo de la prensa de estrellitas y de la política rancia que es sinónimo de narcotráfico, corrupción y atraso. Colombia, el país del atrás, el que tiene mil leyes plasmadas en papel; pero que vive bajo un modelo del medieval, maquillado. 

La gente se llena la boca hablando de nuestro modelo democrático, y me pregunto, ¿cuántos se sienten realmente representados por una caterva de inútiles que se visten de honorables mientras están al servicio del banquero al que le tenemos hipotecada el alma? ¿O cuántos sienten su voz representada ante las preguntas que esos ‘grandes’ periodistas le hacen al poder?

Aún somos un pueblo tímido y sumiso. No importa a quién nos maten o cuántos. No importa si caen mujeres, niños, negritudes, indígenas o personas de género diverso. Solo importa si mueren los famosos. Para ellos sí hay despliegue. Para su memoria sí hay tiempo al aire. Y no es que los desprecie, solo cuestiono esa amplia parcialidad. 

Somos, también, ese perro maltratado que se orina en la esquina por el miedo. Nos han golpeado tanto, nos han arrebatado a tantos y nos han dicho tantas veces que es nuestra culpa, que agachar la cabeza se nos hizo costumbre. Ellos así lo han estructurado. ¿O acaso alguien cree que es gratuito que en pleno siglo XXI, haya aún incontables municipios, veredas y corregimientos donde solo llega Caracol y RCN o solo uno de los dos?

¿O la gente cree que Antioquia es tan conservadora porque aquí se nos dio la gana? ¡No! Acá nos han masacrado, como a otras regiones; pero, por desgracia, este es el departamento que más víctimas ha llorado, donde más gente asesinaron por decir ser de izquierda o, simplemente, por pensar diferente. Y luego los medios dieron la versión que quisieron. Lo cierto es que muchos paisas se volvieron de derecha por miedo a la muerte; pero bueno, es un tema para abordar en otro texto. 

El monopolio de la información nacional está fríamente calculado. Canal Uno logró meterse en el espectro de los canales nacionales y, en menos de un año, su noticiero estrella salió, ahogado por los patrocinadores que están acostumbrados a regir las agendas y enfoques de los medios.

Es complejo saber a ciencia cierta si Caracol se autocensuró al decir mentiras sobre el caso de la vicepresidenta, o si recibieron una llamada indicando cuál sería la versión que debía salir al aire para acompañar la cena de los colombianos. Porque, así nos rebelemos y digamos que no consumimos más su contenido, hay gente que no tiene más opciones; que, si no tiene energía, acueducto o agua potable, menos va a tener internet o acceso a otras fuentes informativas. Es por ello que su responsabilidad es tan grande. Y por lo que nunca podemos dejar de pedirles explicaciones y hacerles reclamos ante su miserable forma de hacer las cosas.

Falta mucho para que el país despierte, porque aquí cuando el gallo canta al alba, los gavilanes aseguran que son solo ronquidos de la noche oscura.

 

( 1 ) Comentario

  1. ReplyJorge Velásquez F.

    Mi opinión es que el hecho nos demuestra que las altas esferas del gobierno siempre han estado permeadas por el narcotráfico. Es esta la realidad. Lo de «ayudar» a su hermano es cosa muy aparte.
    No más ver la influencia del narcotraficante, el ñeñe Hernández, agasajando al candidato Duque y en compañía de la actual ministra del interior.
    Esto solo es una «muestrica «

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Ían Schnaida
Campesino antioqueño | Periodista de la UdeA | Fundador y director de laorejaroja | Dudo de pa' fuera.