¿A quién le tiene miedo el Área Metropolitana?

Si la medida de pico y placa fuera tan efectiva, las emisiones durante esta última semana habrían rebajado y no tendríamos varias estaciones en rojo y en naranja.

Opina - Ambiente

2020-03-10

¿A quién le tiene miedo el Área Metropolitana?

Columnista:

Andrés Duque Gutiérrez

 

Hay que reconocer que la medida de pico y placa es una estrategia que poco ha aportado al mejoramiento de la calidad del aire en la ciudad de Medellín y los municipios circundantes adscritos al Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA). Y esto se debe a que son los vehículos particulares tipo carro, fuentes móviles que, por sus modelos, generan menor impacto en comparación con vehículos pesados como camiones y volquetas, que de acuerdo con las cifras aportan alrededor del 59 % de la contaminación vehicular con relación al 6 % que generan los carros.

El año pasado la misma AMVA reconocía en una de sus conferencias, con base en los datos que se desprenden de la última Encuesta Origen y Destino (EOD), que el 50 % de los vehículos tipo carro que hay en el Valle de Aburrá lo concentran cuatro zonas del Área Metropolitana: El Poblado, Laureles, Belén y Envigado; con un índice de vehículos por cada 1000 habitantes de 166 en Medellín y de 234 en Envigado. 

A pesar de que estrategias como el pico y placa han tratado de restringir el uso del carro particular, las autoridades han identificado un crecimiento en la demanda de un segundo vehículo por hogar, que lo único que hace es permitirles a los propietarios tener un segundo carro disponible para evadir la medida, lo que sin duda alguna, acrecienta el problema de movilidad en la ciudad. Bogotá se dio cuenta muy tarde de esta práctica y propuso entonces un impuesto por congestión en la capital, que consiste básicamente en un pago voluntario de 4 millones de pesos al año para no tener pico y placa y poder circular en el carro cualquier día y a cualquier hora. Esta estrategia, según el Distrito, busca reducir la compra de un segundo carro y servir a su vez como una fuente de financiación para el SITP.

Pese a la contingencia que vive Medellín por estos días (que es un fenómeno recurrente durante los meses de marzo y octubre por el periodo de transición de tiempo seco a lluvioso), hay que ser críticos y reconocer que si dicha medida de pico y placa fuera tan efectiva, las emisiones durante esta última semana habrían rebajado y no tendríamos varias estaciones en rojo y en naranja. ¿Qué propondría entonces para tratar de atacar el problema desde varios frentes?

1. Cobro por congestión. Es decir, entre más el vehículo se mueva a lo largo del año, mayor valor de impuesto vehicular deberá pagar. Si la ciudad tiene la tecnología para sancionar a cuanto carro y moto infringe la ley a través de las famosas y cuestionadas cámaras de foto multas, no dudo ni un solo segundo, en que también puede desarrollar un sistema para contabilizar los días del año en que los carros y las motos salen a las vías a generar congestión y contaminación. Vamos hacia el Valle del Software, eso no le puede quedar grande a la ciudad más innovadora de Colombia. 

2. Uso obligatorio del carro compartido por lo menos 2 veces por semana. Si bien nos obligan a bajarnos del carro y la moto a través de un pico y placa absurdo y, poco eficiente, también podemos crear una política de movilidad en la que se ordene a los ciudadanos que deben compartir el carro durante mínimo 2 veces por semana (AMVA fija los días de acuerdo con un protocolo técnico). Esto generaría un consumo energético óptimo y se podría evaluar el impacto de la medida para contemplar ampliarla a más días. (mínimo 3 personas por carro, máximo 5).

3. Control sobre las empresas e industrias que emiten material contaminante al aire. Si bien dicen que ya lo están haciendo deben crear un protocolo de revisión serio que les permita a los Gobiernos de cada municipio tomar la decisión de imponer multas millonarias e incluso imponer ultimátum que derive en sanciones y restricciones de funcionamiento por periodos de tiempo más largos o incluso permanentes.

4. Unirnos como Área y trabajar rápidamente en la construcción de una ciclorruta metropolitana que conecte a los 10 municipios del AMVA y que esté debidamente segregada para evitar accidentes en la zona donde se instale. No queremos más herencias absurdas del urbanismo táctico por favor. Quedó demostrado durante la anterior administración que las ciclorrutas pintadas sobre la calle son peligrosas y confusas.

5. Crear un equipo especializado en la Secretaría de Movilidad que inspeccione las mafias de los cupos en los sistemas de buses y taxis. Todos sabemos que gran parte de la ineficiencia del servicio de transporte lo generan aquellos vehículos “públicos” que pertenecen a privados, lo cual hace que haya mayor contaminación, menor calidad en la prestación del servicio, menor cobertura en horas valle y muy poca conciencia ambiental. Véase muchos buses emitiendo cortinas de humo sin sanción alguna. Buses que no pertenecen a ninguna empresa de transporte y que seguramente ya no renovarán su flota.

6. Que el AMVA convoque a todos sus municipios y junto con los Gobiernos de los territorios circundantes a Medellín creen incentivos para que los ciudadanos puedan adquirir bicicletas con sistemas de pedaleo asistido. Así se podría aumentar la demanda en este tipo de transporte y despejar las dudas de aquellos ciudadanos que dicen que no usan la bici porque la ciudad tiene muchas lomas.

7. Eliminar los EGOS institucionales y mejorar la comunicación entre secretarías. Hace unos años la empresa de buses BELLANITA GROUP, del municipio de Bello, instaló en la parte delantera de sus buses un rack (soporte) para transportar las bicicletas de los usuarios y así facilitar la movilidad de aquellas personas que bajaban de las periferias y que por razones económicas no tenían el dinero para abordar dos buses. La medida fue exitosa como propuesta intermodal. El problema era que la Secretaría de Movilidad de Medellín —la misma que promueve el uso de la bici como sistema alternativo— imponía comparendos a estos buses con el argumento de que los soportes instalados no eran originales del chasis. Al final, la empresa bellanita manifestó que no pelearía más con la autoridad de tránsito y se disponía a desinstalar dichas plataformas. Absurdo que esto suceda en un Valle donde se supone que los municipios deben trabajar juntos por mejorar la movilidad y el ambiente de todos los ciudadanos.

8. Que se regule el precio del transporte público porque las tarifas (a pesar de los esfuerzos) siguen siendo altas y poco atractivas para los consumidores; lo cual hace que muchas personas decidan invertir el dinero que gastan mensualmente en movilidad en una motocicleta. LA ECUACIÓN ES MUY SENCILLA: más barata, más ágil, menos estrés. el sistema de precios del servicio de transporte se debe unificar con la tarjeta que ya casi todos tenemos: la Cívica.

9. Crear un perímetro de ingreso al centro de la ciudad en el que no solo se prohíba la entrada de vehículos particulares, sino también la entrada de vehículos de transporte que no han renovado ni actualizado sus sistemas de emisión. Yo bautizaría esta propuesta con el nombre de “Cordón de protección ambiental para un ingreso seguro al centro”. Esto permitiría que esa zona, que según el monitoreo de la calidad del aire en el Valle de Aburrá es catalogada como el área más contaminada de la ciudad (zona irrespirable), respire un poco y obligaría (quiérase o no) a las personas que usan carro y moto llegar hasta el centro en metro, tranvía, bus, taxi o bicicleta, sistemas de transporte que, sin duda, ayudarían a paliar el problema de la contaminación.

10. Que el Gobierno trabaje INTENSAMENTE con las empresas para que impulsen el teletrabajo o modifiquen los horarios de entrada y salida.

Yo me puedo quedar todo el día proponiendo y proponiendo (tengo más ideas en mente) o incluso escribir otros decálogos sobre lo que podríamos implementar para hacer respirable nuestro Valle, pero esto no lo vamos a lograr si seguimos insistiendo en el embeleco de que la calidad del aire solo se mejora con el pico y placa (YA QUEDÓ DEMOSTRADO QUE NO), si seguimos teniendo Gobiernos con funcionarios egocéntricos que no toleran las ideas de sus colegas, si no hay verdadera voluntad institucional o si los Gobiernos Municipales siguen insistiendo en disputas burocráticas.

Mucha razón tiene el alcalde del municipio de Girardota, Diego Agudelo, cuando no le tembló la voz para reconocer, en frente del director del AMVA, que la medida de pico y placa no es la solución real al problema del medio ambiente. Razón también tiene Rafael Restrepo, experto en contaminación del aire, cuando dice que la polución en Medellín va a 100 km por hora y las soluciones van a 20 km por hora.

¿Por qué no es capaz la autoridad ambiental de poner el dedo en la llaga y sancionar con rigor a los que más contaminan? Existen muchas soluciones, pero hasta ahora solo hemos tratado de resolver el problema creando más problemas. Solo queda preguntarnos: ¿a quién le tiene miedo el Área Metropolitana? ¿Por qué siguen poniendo el parche donde no está el dolor?

 

Fotografía: cortesía de AFP.

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Andrés Duque Gutiérrez