Además de los preocupantes hallazgos de corrupción, es importante hablar de que en un contexto marcado por la volatilidad de los precios del café y los desafíos en la producción, la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) enfrenta una compleja problemática en su estrategia de comercialización de café a futuro que termina fomentando la especulación.
La FNC ha sido históricamente conocida por su papel como administradora del Fondo Nacional del Café (FoNC) y su política de comercialización, que incluye la negociación de compra de café con entrega a futuro. Esta estrategia permite a las cooperativas pactar precios y volúmenes de café en el presente para entregas futuras. Sin embargo, en los últimos años, esta herramienta comercial ha enfrentado dificultades debido a diversas condiciones del mercado interno y externo.
Uno de los principales desafíos es la volatilidad en los precios internacionales del café, que puede cambiar significativamente entre la compra y la venta del mismo. Para gestionar esta volatilidad, la FNC realiza operaciones de cobertura a través de contratos derivados en la Bolsa de Nueva York (ICE Futures U.S.), conocidos como «Contrato C».
Así funciona
La estrategia de cobertura busca contrarrestar las variaciones de precio del café internacional. Por ejemplo, si la FNC compra café a 150 centavos de dólar la libra y el precio sube a 180 centavos de dólar antes de la venta, el café adquirido se valoriza en 30 centavos por libra. Sin embargo, en la operación de cobertura, se obtiene un resultado negativo de 30 centavos por libra, ya que se vendió un contrato C a 150 centavos por libra y se compró un contrato C a 180 centavos por libra.
Por otro lado, si el precio del café baja a 115 centavos de dólar la libra, el café adquirido se desvaloriza en 35 centavos por libra. En este caso, la operación de cobertura resulta en un beneficio de 35 centavos por libra, ya que se vendió un contrato C a 150 centavos por libra y se compró un contrato C a 115 centavos por libra.
Pero la teoría lo resiste todo, porque hay variantes que están afectando especialmente a los productores:
- Los costos de producción han ido en aumento, lo que afecta la rentabilidad de los caficultores y las cooperativas.
- Si bien un aumento en el precio del café puede ser beneficioso, también introduce volatilidad en las operaciones a futuro.
- Eventos climáticos extremos, como sequías o inundaciones, afectan la calidad y cantidad de la cosecha.
- La producción de café en el país ha disminuido, lo que afecta la disponibilidad de café para entregar en acuerdos a futuro.
- Brasil es un actor clave en la producción mundial de café, y su producción influye en los precios globales.
La FNC ha buscado normalizar situaciones de atraso en las entregas de café a futuro a través de la negociación de nuevos plazos de entrega con las cooperativas. Sin embargo, esta solución no es suficiente si continúan los incumplimientos, o lo que podría llevar a las cooperativas a enfrentar riesgos financieros que amenacen sus recursos y continuidad operativa
Además, la FNC debe gestionar operaciones de cobertura para sus inventarios y acuerdos pendientes y atrasados. Esto implica la extensión de coberturas y el respaldo de recursos del FoNC en cuentas de margen administradas por un broker financiero en la Bolsa de Nueva York, así como el pago de comisiones para extender los tiempos de cobertura.
Ahora bien, poco se habla del alto riesgo entre los caficultores, muchos de los cuales tienen bajos ingresos, están endeudados y difícilmente dimensionan las implicaciones de firmar estos contratos que hoy deben honrar pese a presentar pérdidas.
El sector caficultor colombiano, según datos del debate de Control Político de la Comisión V del Senado, ya presentaba pérdidas económicas de al menos 200 millones de dólares para 2021.
¿Y las cooperativas?
Ahora bien, las cooperativas de cafeteros cumplen el rol de asegurar precios mínimos de compra para los productores de café, además de llevar a cabo actividades clave como el almacenamiento, trillado y exportación de café. Gracias a estas cooperativas, los caficultores no se encuentran a merced de intermediarios privados que puedan fijar precios a su discreción, un problema que lamentablemente afecta a otros sectores agrícolas en el país.
Pero el problema radica en que las instituciones cafeteras, incluyendo los Comités Departamentales, el Comité Nacional de Café y la Federación Nacional de Cafeteros, fomentan negocios especulativos entre los caficultores y se niegan a contarle a la ciudadanía a cuánto asciende el total de las pérdidas sufridas hasta el momento.
Si los cafeteros no pueden cumplir, las cooperativas no cumplen y la Federación no cumple. ¿Qué pasará entonces con los cafeteros?