«Tenemos que unirnos para poder derrotar a quienes nos han gobernado siempre»: David Racero

Muchos de los problemas del país no está en hacer nuevas leyes o nuevas políticas públicas, porque ese es el fetichismo de la ley que hay en Colombia. El tema de cómo nos apropiamos de lo público.

Infórmate - Política

2018-03-04

«Tenemos que unirnos para poder derrotar a quienes nos han gobernado siempre»: David Racero

Filósofo, magíster en economía y pronto doctor en estudios políticos. Profesor y amigo de la gente convencido de que se puede ser parte del cambio y que se puede transformar la política del país sin dejar de ser un ciudadano que enseña, que aprende, que dialoga y que escucha a los otros para concertar ideas y reunir esfuerzos para solucionar los problemas que tenemos en común y que nos inquieta a todos.

Quizá uno de los mayores aportes de David y su equipo de trabajo está en el estudio y la investigación de los candidatos al Congreso que tienen lazos familiares o posibles nexos que deriven en delitos y relaciones con parapolítica, narcotráfico y corrupción. Además de ello, su ejercicio pedagógico de los mapas de poder nos permite ser conscientes y también ser autocríticos para entender que durante años hemos sido responsables de mantener en el gobierno a las mismas 40 familias que han vivido a costa nuestra.

David Racero, quien aspira a ser Representante a la Cámara por Bogotá, habló con La Oreja Roja sobre sus propuestas, sus anhelos y sus ideas sobre el presente del país y sobre el futuro que también entra a estar en sus manos:

1. Háblanos un poco de tus propuestas. ¿Qué podemos hallar en ellas que te diferencien de los demás? ¿Cómo las piensas llevar a cabo? ¿Cuál es la idea o el objetivo central de realizar dichas iniciativas?

Mi primera propuesta es por la democracia. Yo tengo una reflexión muy profunda sobre la ciencia misma de la democracia. La pregunta por el poder, de quiénes son los que nos han gobernado, por qué nos han gobernado, como una hipótesis de realmente reflexionar que la gran mayoría, por no decir todos los problemas que tenemos en este momento en Colombia obedecen a una única causa, y es que hemos sido gobernado por los mismos y las mismas de siempre.

Entonces nosotros hicimos una investigación sobre ese tema y llegamos a la conclusión de que definitivamente para construir un país mejor, ese país que todos queremos con garantía de derechos, donde podamos realizar nuestros proyectos de vida, donde podamos estar mejor, a la larga uno hace esto de la política es para vivir mejor de lo que vivía antes, para estar bien, pasa necesariamente por romper la estructura de poder que hay ahorita en el país, romper el “roscograma”. Entonces, en primer lugar la apuesta por la democracia en el sentido de que es el momento de sacar a los mismos de siempre del poder, para que lleguen a los espacios de decisión gente como tú, gente como yo.

Pero también en términos generales, nos hemos dedicado mucho a estudiar sobre todo dos temas en particular; la educación a nivel superior, porque en Colombia poco a poco se ha ido logrando en muchas regiones lo que es cobertura, por lo menos en educación primaria y secundaria; pero en lo que sí está el hueco, el déficit real, es en la educación superior.

De cada diez jóvenes que se gradúan de bachilleres, sólo cuatro logran ingresar a un instituto de educación superior. Llámese universidad pública, privada, técnica o universidad de garaje, que aún quedan muchas, y de esos cuatro que ingresan, sólo dos logran terminar. Nosotros entonces planteamos una apuesta agresiva para poder pasar ese salto, ese vacío que tenemos en la educación superior que es pasar de los tres puntos en millones actuales que hay en educación, a un presupuesto de catorce billones de pesos. Un país que no invierte en la educación superior, es un país condenado al fracaso, es un país sin futuro.

Segundo, el tema ambiental como una apuesta de realizar una reestructuración del modelo económico del país, donde la economía queda supeditada a la ecología y no a la inversa; una combinación entre proceso económico con el proceso ambiental, desarrollo sostenible, le damos términos generales y es necesario porque el reto del siglo XXI a nivel mundial, y yo creo que Colombia no debe quedarse rezagada, debe saber, justamente, cómo dar esos pasos para mitigar, en serio, el cambio climático. La idea es pasar a una economía diversificada en su producción, donde podamos mezclar el agro con la industria y volvernos una potencia en alimentos.

2. ¿Cuál será la apuesta en el sector económico? ¿Qué modelo económico busca promover en la campaña?

En primer lugar, en la Colombia Humana -que es donde estoy- no dependemos de ningún modelo castrochavista. Nosotros no somos extractivistas. Eso es falso. El que en verdad tiene el modelo chavista es Uribe y Santos por la economía dependiente del petróleo. El tema aquí no es impuestos “sí” e impuesto “no”.  Esa es una falsa disyuntiva. Aquí el tema es dónde hacemos impuestos y para qué los hacemos. Y eso pasa por hacer una reforma tributaria que tenga la filosofía de la progresividad. ¿Qué significa eso? Que son impuestos al capital donde el que gana más, paga más. No los impuestos regresivos que tenemos ahorita.

Segundo, nosotros consideramos como propuesta económica que las personas tengan mayor capacidad de consumo. Si hay mayor capacidad de consumo, eso va a generar un impacto positivo para que las empresas produzcan más, y si las empresas producen más habrá mayor empleo.

Nosotros queremos que el Estado tenga un papel importante en reactivar la economía. No es el Estado austero del que habla Álvaro Uribe. La economía es el arte de la coordinación. ¿Dónde está la plata y en qué la invertimos para generar más plata? En pocas palabras, hacer unas políticas para la demanda.

3. Tratas temas importantes que son pan de cada día para muchos ciudadanos: paz, corrupción, educación… ¿Por qué crees que a pesar de ser temas indispensables en el desarrollo del país, poca gente le apuesta a la solución de dichas problemáticas? ¿No es la inmediatez una enfermedad de la sociedad que nos aleja de invertir y creer en la educación como la raíz que va a solucionar la paz desde el trato hacia el otro y de la corrupción desde la honestidad y la responsabilidad de actuar en nombre de todos?

Son lugares comunes. ¿Quién te va a hablar a favor de la corrupción? Nadie. Justamente nuestra pedagogía tiene que ver con ese detrás de cámaras. ¿Por qué no le hemos metido a la educación? ¿Por qué en verdad no se toman en serio la corrupción y, en general, los problemas sociales? Eso obedece a varios factores. El fundamental es que hoy en día el país les es funcional a los gobernantes.

Por ejemplo, Germán Vargas Lleras es nieto del expresidente Carlos Lleras Restrepo, y su primo hermano Alberto Lleras también fue presidente dos veces. La familia Lleras ha vivido del país así como está. Le conviene vivir así. ¿Usted cree que de verdad Vargas Lleras va a cambiar el país si su familia obedece a la forma como se ha hecho nuestra historia? No nos engañemos. La estructura de poder ha construido un andamiaje institucional que los blinda, que hace que no toquen esos temas esenciales.

Nosotros creemos que la corrupción es connatural al sistema de poder en el que estamos. Mantenerse en el poder va de la mano de una ciudadanía indiferente, apática, que no estudia y que se deja llevar por el debate de ellos y no se está preguntando, no está problematizando la situación del país.

4. Entre tus propuestas hay una que llama la atención y es la de rechazar privilegios que obtienen todos aquellos que pertenecen a cargos públicos. Entre ellos, rechazas la seguridad para brindársela a los líderes sociales que han sido estigmatizados, perseguidos y asesinados desde hace tiempo. ¿Se podría incentivar esta iniciativa en otros escenarios del Gobierno para evitar que se sigan asesinando a aquellas personas que defienden los derechos de los ciudadanos que el Estado ha abandonado? ¿Cómo ves el panorama ante la oleada de asesinatos y qué posición tomas ante la indiferencia del Gobierno y la repetición de un escenario como el que sucedió con la UP? ¿No afecta esto el ideal de la democracia y las nociones de pluralidad y alteridad?

No podemos negar el tema de la violencia directa del poder contra la izquierda. Eso es lo que Gramsci llama Hegemonía. Es la combinación de la clase dirigente de utilizar tanto acciones de hecho (la violencia) como acciones de consenso (enamoramiento) para tener control sobre la sociedad. La derecha es experta en violencia y convencimiento de las mayorías.

Por eso creemos que el primer papel que uno debe hacer como congresista es dar un ejemplo de una política diferente. Por eso nuestra primera propuesta es donar el 75% de nuestro salario (21 millones de pesos). No se los devolveré al Estado porque considero que es un Estado ilegítimo que quiero cambiar. Quiero donarlo a la gente, a la ciudadanía, en proyectos sociales y comunitarios. Segundo, renunciar a todos los privilegios. Soy docente de vocación y vivo de ello, gracias a Dios; pero, por ejemplo, deberíamos hablar con la UNP y decir: “hermano, ojalá dispongan de este esquema de seguridad esos líderes sociales que están matando”. Un congresista debe servir, no servirse.

5. Hablas también de defender todas las formas de vida por encima de la economía. Es una propuesta interesante, pero son muchos los que aún se niegan a tomar este orden. ¿Cómo hacer frente a quienes consideran que está primero la urbanización? ¿Cuáles son tus propuestas para promover un desarrollo sostenible y sustentable en ciudades como Bogotá donde pareciera que no hay otra alternativa más que destruir árboles y reservas forestales para seguir dándole un aire de renovación a la ciudad?

El siglo XXI es el siglo del saber, por eso la reforma educativa; pero también es el siglo de la vida, no solo hablando de seres humanos sino de todos aquellos seres vivos. El tema de la ecología lo vemos netamente ligado a la economía. La estructura fundamental de una revolución ambiental es cambiar el modelo extractivista que se basa solamente en la explotación de los recursos fósiles a un modelo donde utilicen energías limpias y la producción no se centre en la explotación de esos recursos sino en otros más. Además, estamos proponiendo los paneles solares; también la transformación de los sistemas de transporte a ver como diversificamos la manera en que los ciudadanos utilizan los medios de transporte.

6. Hablemos un poco de Bogotá. Pero antes de sus problemáticas, quisiera que tratáramos un tema que siempre ha estado en boca de muchos colombianos. ¿Cómo se puede descentralizar el país? ¿Cómo hacer que Bogotá tenga mayores redes de conexión y pueda seguir aportando a la economía, la cultura y la política sin ser “el centro de atracción”?

Hemos avanzado en términos de descentralización política; pero Bogotá sigue siendo el centro porque la economía de Bogotá y de la región está moviendo el 30% del PIB del país. Los gobiernos regionales dependen de la decisión central para hacer sus proyectos. Aquí los alcaldes y gobernadores tienen que desfilar por el Departamento Nacional de Planeación, por el Ministerio de Hacienda, casi que mendigando que el Gobierno Nacional les apruebe y les gire plata para sus diferentes proyectos. Puede haber autonomía política, pero si no hay autonomía económica, ¿de qué sirve? Hay que fortalecer unos sistemas de impuestos a nivel regional que les permita tener mayores ingresos y mayor autonomía.

7. Bogotá, por no decir que el país entero, ha sufrido mucho a causa del llamado síndrome de Adán, es decir, que llega un gobierno y quiere desbaratar todo lo del anterior e iniciar de cero. Si bien hubo momentos en que debió ser así por el poder de la corrupción en la ciudad, hay que decir que llevamos todo este siglo “empezando de cero”. ¿Cómo cambiar ese ego de quienes llegan al poder y construir un gobierno que se interese en mejorar a Bogotá desde la pluralidad y sin tener que cortar lo bueno? ¿Es posible realizar pactos que permitan consolidar proyectos de gobiernos anteriores sin tener que destruirlo todo para darle el sello propio?

Ahí hay de fondo una discusión sobre modelos de ciudad. El modelo de Gustavo Petro es muy diferente al modelo de Peñalosa. No está mal que pase eso. El problema es que Enrique Peñalosa, cuando entró en campaña, no evidenció cuál era su modelo de ciudad. El modelo de Petro es un modelo de ciudad de ciudad compacto, donde no debemos seguir creciendo sobre el Altiplano Cundiboyacense, sobre La Sabana por todo lo que eso implica (pavimentar, sobre los humedales, mandar a los pobres a las periferias –ese es el modelo de Vargas Lleras, construir casas gratis a las fueras de las ciudades- costos de transporte, de vida, de carreteras). Petro decía: “hay que compactar la ciudad”, hacer que crezca de manera vertical. Es un modelo urbanístico sino también de desarrollo.

8. ¿Qué genera tanto desorden y ausencia de civismo en Bogotá? ¿Por qué crees que resulta tan difícil inculcar buenos hábitos en las personas?

Muchos de los problemas del país no está en hacer nuevas leyes o nuevas políticas públicas, porque ese es el fetichismo de la ley que hay en Colombia. El problema está, más bien, en lo cultural. El tema de cómo nos apropiamos de lo público.

El problema actualmente no es solamente que no tengamos un Estado fuerte, fuerte en el sentido que tenga el monopolio de las armas, de la justicia, de los impuestos. Lo que le hace falta a Colombia es construir un Estado legítimo. ¿Eso qué quiere decir? Que los ciudadanos y ciudadanas se sientan partícipes de ese Estado, se sientan partícipes de eso que es de todos, del bien público, del bien común. La mayoría de los colombianos ven al Estado como un enemigo.

Yo lo que creo es que el Estado ahorita no es para la gente, el Estado ha sido secuestrado por las mismas familias de siempre. El Estado funciona en función de ellos y no de la mayoría. Aparte de ello, un proceso cultura cívica y ciudadana debe promoverse. Eso se demora, mínimo, una generación. Ahora, hay cosas bonitas. Por ejemplo, el caso de Rock al parque, es un espacio de encuentro, de inclusión, donde van desde el estrato uno hasta el estrato seis. Para eso es el Estado, para construir escenarios o espacios de encuentro de aquellos que no se encuentran.

9. ¿Cómo despolarizar la sociedad? ¿Qué se debe hacer para disminuir focos de violencia a través de discursos de perdón, de reconciliación, de aceptación por lo plural y por la diferencia? ¿Cómo mostrar este tipo de discursos no como imperativos morales sino como bases que construyen o permiten una sociedad libre de odios y de prejuicios?

Yo me he preguntado cuál es el tipo de liderazgo que necesita nuestro país en un escenario de posconflicto. Y realmente, el mejor ejemplo a seguir es Nelson Mandela. A Colombia le hace falta un Nelson Mandela. Uno siquiera. ¿Qué fue lo que hizo él? Una política de reconstrucción de tejido social. Unió lo que antes estaba desunido. Cogobernó con sus victimarios, con esa élite blanca que durante siglos había estado oprimiendo a los negros. Ese es el mensaje histórico: que fue un líder que unió y no que desunió. La política es el espacio donde se puede convivir desde las diferencias. Creer que todos vamos a pensar igual, que todos nos vamos a querer y que vamos a remar para el mismo lado es una postura dictatorial. El que niega las diferencias es el dictador, el totalitario. Nosotros respetamos la diferencia.

Aquí hay que repolitizarnos. ¿Qué es la repolitización? La unidad de la sociedad, de esa gran mayoría social, que aún no nos hemos vuelto mayoría política. La unidad no pasa con que se una la derecha con la izquierda, los antiuribistas con los antisantistas. Aquí toca que todos y todas comprendamos que, independientemente de nuestra clase económica, nuestra condición social nuestra ideología, tenemos que unirnos para poder derrotar esos mismos que nos han gobernado siempre.

 

( 1 ) Comentario

  1. ReplyJaime Piñeres Rangel

    MUY INTERESANTE, Y NECESARIO SE HACE HOY LOS VERDADEROS CAMBIOS EXTRUCTURALES QUE EL COMPAÑERO PLANTEA ESA ES LA ESENCIA Y RAZON DE SER DE LA POLITICA, ANIMO Y BIEN VENIDO A LA CAMARA DE REPRESENTANTES EXITO QUE LA HISTORIA DE COLOMBIA LO DEMANDA

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Andrés Osorio Guillot
Estudiante de filosofía y letras. Interesado en reconstruir historias y narrar al país desde el periodismo. Trabajo temas en cultura, sociedad, memoria, conflicto y literatura.