Nuestros verdaderos héroes. Primera parte

Opina - Política

2017-08-11

Nuestros verdaderos héroes. Primera parte

En un intento de evitar el gasto de energía sobre seres que considero indeseables e inconvenientes, quiero intentar atraer la atención sobre personajes que merecen mucha más atención por sus logros y por su manera de pensar. Digamos que es un ejercicio de enfocarse en las alternativas positivas, más que señalar los problemas de las tradicionales opciones fallidas.

Comenzaré esta primera entrega de tres por una figura ya fallecida, con el ánimo de que sus ideas centrales, su manera de proceder y tendencia de pensamiento sean las que perduren en nuestras mentes para futuras elecciones.

Carlos Gaviria Díaz

Este gran personaje, especialmente recordado por sus colegas como un gran jurista, y probablemente por la mayoría de la población colombiana por su fallida candidatura a la presidencia de Colombia en las elecciones del año 2006, y su pretensión frustrada de lanzarse nuevamente en el año de 2010.

Su carrera profesional comenzó después de obtener su maestría en derecho, en la Universidad de Harvard, fue juez promiscuo municipal y desde entonces fue parte de la línea progresista de los constituyentes en Colombia, es decir, aquellos que pretenden abolir prohibiciones y penalizaciones a comportamientos y elecciones personales que no deben considerarse como punibles en un Estado Social de Derecho Laico (sí, con la primera letra mayúscula en cada una de esas palabras).

Su manera respetuosa de presentar sus ideas, además de ideas con una construcción sólida, creo que podrían ser las características más sobresalientes de este antioqueño en sus presentaciones en público. Más allá de la coincidencia o distancia con su tendencia política o el argumento central de sus ideas, la construcción de las mismas, así como su forma respetuosa de presentación es algo que hemos venido perdiendo. No sólo porque se vea cada vez menos, sino porque parece ser cada vez menos apreciado.

Ya en el programa de gobierno con el que competía por la atención del electorado en 2006, señalaba dos elementos entre otros, que son centro de atención por estos días.  La corrupción que “está en casi todas las instancias del gobierno”, la negociación política del conflicto social y armado, y varias ideas interesantes acerca del modelo económico que debió seguir Colombia (o debería seguir).

Con mucha dificultad se encontraría una figura pública de la integridad, sensatez, profundidad y consistencia de Carlos Gaviria Díaz.

Pero eso no quiere decir que sus ideas hayan muerto de inanición por falta de seguidores, o que las cualidades señaladas no sean valiosas o deban ser valoradas.

Por el contrario, las posturas que consideran a la población completa de la nación, así como la presentación respetuosa de las ideas debe ser apreciada; por encima de las ideas que segregan y discriminan, así también el discurso de formato beligerante que no permite el diálogo. La política y los políticos deben respetar tanto el fondo como la forma, así como lo hacía el héroe que reseño en este artículo.

Carlos Gaviria Díaz quiso llegar a ser Presidente con un conjunto de ideas, como atender la desigualdad social y combatir la corrupción en el gobierno, que fueron desechadas por el electorado y luego por su propio partido. No deberíamos permitir que algo así pase de nuevo.

 

Claudio Mera
Lector asiduo, estudioso de la administración y la gestión, consultor, docente universitario, cocinero y ejecutivo administrativo. Las opiniones pretenden mostrar una postura lógica.