Hoy en día toda nuestra vida está conectada y casi que hasta nuestras expresiones más íntimas se ven reflejadas en la red. Y es que hoy es tan fácil expresarle algo a alguien al otro lado del planeta, como antes lo era por ejemplo levantar el auricular del teléfono fijo.
Creemos que tenemos una privacidad brindada por las redes sociales, pero lo cierto es que estas, las redes sociales, son ese temible gran hermano del que hablaba Orwell hace 70 años. Nos vigilan hasta en nuestras horas de sueño y cada vez es más sencillo hacerlo, porque cada vez hay más artilugios de la vida cotidiana conectados a la red.
Según un informe de Radio Sputnik, la emisora más importante de Rusia, las naciones se vigilan unas a otras y los programas de interceptación de las comunicaciones, son mucho más económicos si se espía a una nación entera, que si se elige de un grupo de personas a quien se espía y a quien no. Es por ello que naciones no tan grandes como libia por ejemplo, desarrollaron una estrategia de interceptación en masa a otros gobiernos, para obtener información de manera más rápida y económica.
Pero la red no solamente sirve para vigilarnos. Estas estrategias van íntimamente ligadas con el mercado. Y es que cuando Facebook nos pregunta por nuestros gustos, aficiones y placeres, no está haciendo otra cosa más que recopilando nuestra información, para brindársela al comercio que gustosamente, la utilizará para ofrecernos productos a nuestra medida.
La escritora y periodista Natalia Zuazo, ha desarrollado una gran investigación sobre tecnopolítica y en su libro Los dueños de Internet, advierte cómo la tecnología y, en especial la llamada red de redes, influye directamente en nuestros comportamientos con relación al mercado mundial. Según la autora argentina, hace 10 años, 100 empresas eran las responsables del dominio mundial de la red. Hace 5 años, el círculo se fue estrechando y ya solo eran 35 las empresas que controlaban la Internet. Pero hoy, son solo 5 las que ejercen un control absoluto sobre la red mundial. Estas empresas según Zuazo, son: Google, Facebook, Amazon, Apple y Microsoft. Sus dueños son los millonarios más importantes del mundo y han desbancado en pocos años, a millonarios dueños de negocios tradicionales.
¿Pero qué hicieron para crecer de manera exponencial? La explicación parece elemental, pero no lo es tanto. Estos gigantes de la red, no pagan los impuestos que deberían. Es una evasión a ojos vistos; pero no es que ellos violen la ley. Es que sencillamente no hay ley. Porque al tratarse de plataformas tecnológicas, son organismos supranacionales y, por ello, las normas que se les apliquen, deberán enmarcarse dentro de un contexto internacional.
Así por ejemplo: la plataforma tecnológica de Uber, puede no pagar impuestos en Colombia y en otros países de Latinoamérica, más sí, en su lugar de origen. Entonces en aquellos países donde no paga impuestos, sería un evasor y, por ende, tendría dividendos netos de su ejercicio en dichas naciones. Lo anterior sumado a la irresponsabilidad que tendrían dichas plataformas con sus trabajadores. La precariedad laboral a la que se someten quienes trabajan con dichas compañías es tal, que ni siquiera los consideran como trabajadores, sino como simples usuarios de su tecnología.
En suma, dichas organizaciones se nutren de los capitales locales, de la fuerza productiva de muchas personas sin que ello les implique el pago de impuestos, salarios y obligaciones a las que está sometido quien tenga un negocio tradicional.
Falta una regulación internacional que obligue a estas nuevas dinámicas del comercio internacional, a hacerse cargo de sus obligaciones laborales; pues cada vez hay más personas “trabajando” en sus plataformas haciendo cada día, sus negocios más productivos.
A estos nuevos imperios les cabe la responsabilidad de pagar impuestos en todas las naciones donde operan, pues de no ser así, cada día serán más ricos y en países como Colombia cada día seremos más pobres, viendo cómo nuestros escasos capitales se esfuman. Y nos quedamos así, tranquilos, subiendo fotos a Facebook, pero en todo caso felices.
Adenda: Gracias al ELN por el gran servicio que le han prestado a la patria. Son grandes acciones de paz y, sobre todo, una gran contribución a la narrativa de guerra y odio que quiere implementar el gobierno de turno. Gracias por una vez más, allanar el camino hacia la paz. Así es que es. Haciéndole favores a quienes no quieren la paz.
Así construimos país.
Imagen cortesía del Financial times.
