Legalización de la marihuana ¿una solución a problemas coyunturales?

Resulta paradójico que el país lidere la industria del cultivo en exportaciones y se estanque en el canal de distribución y ventas a nivel nacional favoreciendo el negocio criminal y sus ejércitos.

Opina - Conflicto

2020-07-23

Legalización de la marihuana ¿una solución a problemas coyunturales?

Columnista:

Andrés F. Benoit Lourido

 

La marihuana tiene una connotación polémica desde múltiples enfoques: político, en la salud pública, desde el narcotráfico, la cultura, religión y sociedad.

En los últimos días, Colombia retoma el debate de legalizar el consumo de marihuana. La Corte Constitucional tumbó la norma decretada por Iván Duque, que permitía a los agentes de la policía decomisar la dosis mínima y multar a quienes eran sorprendidos consumiéndola en lugares públicos.

Son dos proyectos legislativos cursando nuevamente: uno liberal, para reformar el artículo 49 de la Constitución Política, en donde señala que: «el porte y el consumo de sustancias estupefacientes o psicotrópicas está prohibido, salvo por prescripción médica»; y por otro lado, el proyecto de ley del senador Gustavo Bolívar para legalizar el consumo recreativo y quitarles el negocio a las estructuras del narcotráfico.

Según publicó la revista Dinero, Colombia lidera la industria emergente del cannabis medicinal en Latinoamérica. Las exportaciones de la planta oscilan entre los US 3000 y los US 17 000 millones al año, afirmó Muisca Capital Group. Sin embargo, en el escenario colombiano, luego de cuatro años de legalización del cannabis en el mercado, pacientes medicados tienen que comprar sus flores en contextos peligrosos y clandestinos. La razón, es que en el marco regulatorio no está desarrollada ni estructurada una industria más allá de su cultivo, es decir, falta regulación y apoyo en uso medicinal, comercialización y consumo.

Resulta paradójico que el país lidere la industria del cultivo en exportaciones y se estanque en el canal de distribución y ventas a nivel nacional favoreciendo el negocio criminal y sus ejércitos.

La corrupción también es un impedimento a la proyección de la legalización de la marihuana, porque personas que se hacen pasar como empresarios y que en realidad están relacionadas al narcotráfico, financian políticos y hasta los ponen de presidentes.

Aquellos narcotraficantes generan ganancias absurdas por la comercialización de la marihuana, entre otras drogas, como la cocaína, entonces, ¿cuánto dinero dejarían de ganar los mafiosos si fuese legal?

Varios países han adoptado ya el consumo recreativo y medicinal para mayores de edad, como Uruguay, Países Bajos, Canadá y estados de Estados Unidos. Por ejemplo, en Canadá aunque es legal hay medidas estrictas y diferentes para cada provincia; existen tiendas oficiales avaladas por el gobierno, a través de páginas web o en establecimientos privados. Los productos los venden en diferentes presentaciones, en distintos niveles y con comunicados y folletos informativos. Sin embargo, los contextos a nivel social, político y cultural entre países también tienen sus diferencias. No fue lo mismo legalizar la cannabis en Canadá que hacerlo en nuestro país con una amalgama de problemáticas coyunturales que implica tratarlas al momento de declararla legal.

La avaricia y la corrupción de nuestros dirigentes y la estigmatización social de quienes consumen por considerarlos delincuentes, se deben enfrentar.

Considero que legalizar la marihuana es una salida viable a muchos problemas que nos perjudican como país. El dinero centralizado en las mafias políticas y en narcotraficantes, representarían ingresos considerables a Colombia para combatir la pobreza por ejemplo, que a propósito, miles de familias ya aguantan hambre en estos tiempos de pandemia.

La prohibición y la estigmatización no se deben naturalizar. Colombia es un país conservador que lleva décadas con vicios históricos por lo que es momento de romper escándalos sociales y dejar en paz las libertades individuales de cada quien. Respetemos y toleremos las decisiones de consumo de marihuana y alcohol, con tal de que estén en el lineamiento de no dañar al otro.

Respecto a la salud pública, me pregunto, ¿cuáles son las consecuencias del consumo de marihuana en nuestro organismo y cuáles son las del consumo del alcohol siendo legal? Todo en exceso es dañino para la salud física y mental. Tanto la marihuana como el alcohol alteran los sentidos, la percepción del tiempo, estados de ánimo, limita la movilidad corporal, pero ¿cuál de las dos cosas genera más muertes y problemas intrafamiliares?
Las cifras hablan por sí solas: a mayo de 2020 se incrementaron un 175% por casos de agresiones a mujeres durante el aislamiento preventivo, y la mayoría de ellos, son motivados por el consumo de bebidas alcohólicas en los hogares.

Más allá de ser una cuestión de qué es bueno y qué es malo, debemos aceptar socialmente y políticamente que restringir el consumo de marihuana, su cultivo, distribución y ventas, conlleva al mismo camino en el que vamos desde hace décadas: los prejuicios sociales, a incentivar el enriquecimiento de cúpulas mafiosas y delincuentes comunes que asesinan y hacen daño a personas por los negocios clandestinos, a financiar ilegalmente a políticos corruptos que suben al poder para robar y a no tener la oportunidad de potencializar la industria del cannabis con ingresos millonarios que puede ayudar a la devastada economía colombiana.

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Andrés F. Benoit Lourido
Comunicador Social y Periodista. Colaborador de prensa escrita en medios digitales independientes. Trabajo en comunicaciones digitales del periódico El Tiempo. Amante de la cultura y el arte.