Columnista: Abelardo Bravo Herrera
En esta ocasión no solo tomaremos tiempo para hablar de la amnesia, conjuntamente dedicaremos nuestra visión a lo que se ha determinado como “democracia en retroceso”, una tendencia de este siglo que pretende reflejar primordialmente el anarquismo moral, trabajando los movimientos de las minorías, y exigiendo igualdades desemejantes.
Entonces, nos empapamos del gran océano de lo inconcluso, donde los que en verdad recuerdan las palabras, han sido lamentablemente enterrados. Luego apoyan el pretexto de los socialmente “débiles”, para darles fuerza, pero, con una codiciosa ambición de poder, y, como es de costumbre, surge la pregunta en este mundo desorbitado ¿qué político hace algo por autentica caridad?
Nuestra sociedad es cada vez más susceptible, debemos argumentar que las malas decisiones del presente, traen tormento al futuro. Nos convertimos en espectadores de una visión descabellada que se encuentra, sobretodo, en proceso; narrando cómo nuestros conceptos son derrumbados por una lógica persuasiva y contagiosa.
Es hora de poner los pies firmes en lo que importa, y dejar las luchas que no aportan lo suficiente para el verdadero mundo. Con esto me refiero a valorar las intenciones y corregir al desacertado, encarar el fiel y cruel destino de los antepasados, con humildad y respeto, entiendo que los tiempos cambian, las leyes, los rostros de los héroes, las cartas de los valerosos y poetas, sin embargo, demostrando la realeza de la ilustre causa, las palabras quedan en la mente.
Debemos fungir nuestros ideales en un solo momento; entrelazarlos a un sentido de pertenencia que no escape de las procedencias o variantes de color, sino, como una misma existencia, también, una misma razón.
Es parte de nuestros principios formados por la inteligible historia, utilizar sabiamente las opciones y aplicar entonces los discernimientos contra la injusticia, contra la incoherencia. Alzar nuestra voz en simpatía, y en un mismísimo tono al viento, y al hacerlo, no desafinar.
Ciertamente no parece trabajo sencillo, pero funcionará para remediar la amnesia inducida por los hombres de traje que juran poseer las pertenencias ajenas, o aquellos que se aquejen una vicisitud no ilustre. Es tiempo de conmemorar el viejo refrán, que grita por nombre “el hombre malo siempre será malo, y el hombre bueno, también puede ser malo”. Procuremos ser precavidos.
Foto cortesía de: @alejandragals
