La violencia a través del hambre

Históricamente, la sociedad colombiana ha sido víctima sistemática de muchas formas de violencia ejercidas por las clases dominantes.

Opina - Política

2020-04-16

La violencia a través del hambre

Columnista:

Nicolás G. Maldonado

 

La violencia es tan antigua como la existencia de la vida misma. El universo es un espacio infinito en perpetuo movimiento, y la vida se ha desarrollado en medio de este ambiente hostil. Para entender mejor el concepto de violencia les expondré rápidamente su definición y formas.

 

La violencia y sus formas 

La violencia no es más que “el uso de la fuerza física o el poder (contra uno mismo o contra otros) con el objetivo de causar daños o limitar las opciones de una persona o grupo de personas”. Al analizar este concepto se puede observar que es bastante amplio, y que la intención de causar daño es fundamental cuando hablamos de violencia. 

La violencia puede clasificarse de muchas formas y, según el criterio que tomemos, habrá diferentes clases. De forma general podemos decir que la violencia es autoinfligida, interpersonal o colectiva. En este análisis nos interesan las 2 últimas formas. La violencia interpersonal es la que ocurre entre una persona y otra; y la colectiva es aquella en la que grupos de personas se agreden entre sí. En otro momento hablaré de la violencia autoinfligida en su forma más llamativa: el suicidio. 

También podemos clasificar la violencia según el tipo de acción violenta. Aquí encontraremos la violencia física, verbal, sexual, económica, la negligencia, la religiosa, la cultural, la de género, el matoneo, el cibermatoneo, entre otras. Según las diferentes fuentes podemos subdividir todavía más las formas de violencia.

No me detendré a explicar cada una pues se escapa de mis objetivos, pero espero que la descripción a grandes rasgos les permita comprender mejor adónde quiero llegar. Al final de la publicación dejaré algunos enlaces donde pueden investigar más al respecto. 

 

La violencia multidimensional 

Cuando hablamos de violencia multidimensional, nos referimos a las diferentes formas de violencia que puede sufrir una persona o grupo de personas, ya sean durante un período determinado de tiempo o simultáneamente. Las causas de la violencia son particulares para cada tipo, y en la definición misma de la violencia podemos encontrar el meollo del asunto: causar daños o limitar las opciones de una persona o grupo de personas.

En el reino animal, la disputa por el acceso a parejas sexuales, por recursos vitales como agua o comida, o la delimitación del territorio dentro de un hábitat, son causas comunes de agresiones entre animales no-humanos. En nuestra especie, además de estas causas “primitivas” de violencia, aparecen otras mucho más complejas: la violencia de género, la económica, el racismo, y las violencias política y religiosa, ocupan un lugar destacado en nuestro análisis, entre otras. 

Históricamente, la sociedad colombiana ha sido víctima sistemática de muchas formas de violencia ejercidas por las clases dominantes. Si nos saltamos la época de la conquista y colonización y empezamos desde la república, las clases dominantes han acomodado las leyes para su beneficio, empujando a la mayoría de la población a la pobreza. Esto se puede ver al tiempo como violencia política y económica. Las grandes desigualdades en la distribución de la riqueza económica, del territorio, y del acceso a la salud, educación y tecnología han generado otras formas de violencia multidimensional. Basta mirar un poco hacia atrás para contemplar con horror la violencia bipartidista, la violencia chulavita, el nacimiento de las guerrillas de izquierdas y su contraparte paramilitar. Mención de infame honor merece la violencia derivada de la actividad de los carteles del narcotráfico. Se me sale de las manos señalar todas las conexiones históricas entre todas estas formas de violencia, pero es evidente que son formas cambiantes de los mismos problemas de base: El abuso del poder y el desprecio hacia las clases bajas por parte de las élites nacionales, que en muchos casos además vienen acompañadas de intereses internacionales. Aquí solo les mencionaré uno de los más tristes eventos de la historia del siglo pasado: La masacre de las bananeras.

 

El hambre como forma de violencia 

Cuando hablamos de hambre tenemos que analizarla desde varios aspectos. En su forma simple, el hambre es la respuesta fisiológica del cuerpo al ayuno. Todos los seres vivos necesitan alimentarse periódicamente para reponer sus energías.

Desde el punto de vista médico, el hambre es motivo de estudio especial. La desnutrición aguda y crónica son temas importantísimos en el campo de la pediatría y geriatría por el riesgo inminente que representan para la salud y la vida de los individuos que las padecen. Un infante con desnutrición aguda puede superarla sin problemas si la causa no se prolonga demasiado. Pero si la desnutrición se hace crónica, el panorama se vuelve más oscuro. En medicina llamamos homeorresis al proceso en el cual un individuo con desnutrición crónica se adapta a esta situación. En términos simples, la homeorresis significa que el niño que sufrió desnutrición crónica ya no podrá volver a un estado igual al que tenía antes de sufrir hambre por mucho tiempo. Estos pequeños crecerán menos de lo esperado, y desarrollarán menos su capacidad física y mental. 

Desde el punto de vista social, el hambre es producto de las desigualdades que surgen en las colectividades humanas debido a las diferencias en la acumulación de los recursos naturales, o riquezas. Históricamente, en cualquier sociedad que observemos encontraremos gente que disfruta de excesos y lujos extravagantes, mientras muchos otros mueren en las calles suplicando por un poco de pan mohoso.

El hambre es una forma de violencia multidimensional difícil de ver al principio, en parte debido a las múltiples causas que la provocan y, en parte, porque durante la historia hemos vivido sumergidos en constantes guerras internas que desvían nuestra atención de los aspectos más sensibles del desarrollo de nuestra sociedad. El saqueo de los recursos públicos, la prolongación de las jornadas de trabajo, los salarios de miseria, la pérdida de beneficios laborales como pagos de horas extras y recargos nocturnos, los impuestos a la canasta básica familiar, la privatización de la educación y la salud públicas, los elevados costos que dificultan el acceso a la educación, la disminución gradual pero constante en la calidad de la educación pública, el abandono y atraso tecnológico de la producción agrícola, y la tercerización laboral son solo algunos de los factores que empujan a nuestros pueblos al hambre.

 

Conclusiones

Cuando se tiene hambre, no se puede pensar con claridad. ¿Quién piensa en el futuro a cuatro años, cuando debe procurar por cualquier medio la comida de esta noche para sus hijos? 

Un pueblo sometido al hambre es un pueblo vulnerable a ser manipulado por sus dirigentes. Para ponérselos en español: EL HAMBRE VUELVE BRUTA A LA GENTE. Es una cosa horrible de decir, pero no deja de ser menos cierta. 

 

https://profamilia.org.co/aprende/violencia-de-genero/tipos-de-violencias/

https://psicologiaymente.com/forense/tipos-de-violencia

https://www.psicologia-online.com/tipos-de-violencia-4936.html

https://medes.com/publication/28143

https://www.worldcat.org/title/cambios-fisiopatogenicos-durante-la-evolucion-de-la-desnutricion-proteico-energetica-iv-homeorresis/oclc/69776457

 

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Nicolás G. Maldonado
Médico Familiar. Humanista. Nacido en Bogotá, pasó su infancia y adolescencia entre Cartagena y las Antillas. Doctor en medicina de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en Cuba. Activista en derechos humanos. Actualmente residente de Manizales.