La división liberal

Diversos cambios y descontentos atraviesan al partido Liberal; y la división, marca un punto de inflexión para la historia de sus integrantes.

Opina - Política

2018-09-27

La división liberal

Por definición, las instituciones están conformadas por hombres y mujeres, y por tanto están sujetas a error, ya sea por omisión o acción. El Partido Liberal no es la excepción, y a pesar de la mezquindad como común denominador de la actuación política del liberalismo en los últimos 30 años, aún conservan vigencia las ideas liberales y la lucha política por llevarlas al primer plano de la agenda nacional.

Un partido sin dirigencia es un ente inanimado, que sin norte ideológico y programático es más vulnerable al clientelismo y a la mercantilización de los votos. Un partido con solvencia moral dudosa destruye la confianza ciudadana. Un partido dividido se vuelve débil y renuncia a ser opción de poder.

Un partido diverso, como históricamente ha sido el liberal, no puede renunciar al debate interno, a los mecanismos que ofrece la institución para el consenso y convertirse en el trapo electoral de quienes aprovechan la crisis para darle un empujón a su desgastada y moribunda vida política.

Todo esto, mucho menos cuando durante años, han usado el Partido Liberal como fortín clientelista para sus ambiciones políticas, y ahora, que pretenden darse una nueva imagen, apelen a la defensa de las ideas liberales, esas que nunca supieron darles resolución en su ejercicio público y que incluso, en ocasiones deshonraron.

Es deshonesto que Juan Fernando Cristo junto con muchos de sus escuderos se señalen a sí mismos como ‘los verdaderos liberales’, como si alguien en la historia del liberalismo pudiese emitir certificados de pensamiento y buena conducta.

Es comprensible que en la medida que el discurso anti-corrupción ha venido tomando fuerza, políticos como él (ver también Rodrigo Lara, Juan Fernando Velasco o Daniel Quintero) prefieran como estrategia apartarse de un partido político tradicional y ganarse el favor de una nueva masa de votantes jóvenes. Ya sea bailando reggaetón en videos virales o murmurando contra su ex-partido con youtubers.

Más que ingenioso y acertado desde el punto de vista mercadológico, lo que evidencia es su estrechez intelectual para afrontar con altura el reto que tenemos los liberales de ofrecer una plataforma política acorde a los colombianos. De allí se desprende uno de los problemas que sufren los nuevos liderazgos políticos en el mundo: dejarse engullir por el poder mediático a costa de las convicciones políticas.

Cristo, Cecilia López y Rodrigo Bejarano, representantes de una socialdemocracia teórica, pero clientelista en la práctica, quizá por influencia del hasta hoy defensor de UNASUR y del dictador Maduro, junto con el señor ex presidente Ernesto Samper, le han provocado mucho daño al Partido Liberal.

Sin embargo, hay que aclarar que existen razones legítimas para que mucha de la militancia de base esté descontenta, y no teniendo absolutamente nada que ver con los aquí antes enunciados, se han sumado al #YoMeVoy. A esa militancia la saludo y les digo: es tiempo de curar heridas y ojalá quienes aún permanecemos en el Partido podamos ofrecer garantías reales de participación.

Adenda: ¿Qué tanto podemos rescatar de la constitución de 1863 los liberales? Descentralización, libre mercado (no privilegios para los grandes capitales), y reducción del poder central.

 

Fotografías cortesía de: Zona Cero, Semana, El Sonajero.

 

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David Cancino Quintero
David Cancino Quintero. Nostálgico liberal del siglo XVIII e hincha del Club Deportivo Los Millonarios.