Columnista:
Juan David Ramos Sierra
Mientras Duque da instrucciones a alcaldes y gobernadores para que mediante permisos las industrias de la construcción y manufactura puedan abrir, el transporte público no corre con la misma suerte y, aunque una de las condiciones es que trabajen a un 35 % máximo de operatividad, el riesgo es más cercano de lo que se cree.
En el transporte público se empezaron a tomar medidas de distanciamiento social a raíz de la pandemia del coronavirus. Se implementó el uso de tapabocas y se crearon horarios específicos de viaje para evitar picos de contagios, sin embargo, esto varía por cada ciudad y las condiciones del sistema de transporte que, no son las mismas, pueden ser un potencial peligro en la propagación del virus.
En Barranquilla, el alcalde Jaime Pumarejo tuvo que cerrar el Transmetro porque no se respetaba el cupo permitido para movilizarse, lo que provocó aglomeraciones sin las medidas mínimas de distanciamiento.
El protocolo del Ministerio de Salud aclara que la distancia debe ser de “por lo menos un metro” y “el uso obligatorio de tapabocas convencionales” como requisito para viajar; pero, por ejemplo en Medellín, los esfuerzos por acondicionar los trenes del Metro con un sistema de señalética aplicado, parecen ser insuficientes por el comportamiento del virus en el transporte público.
Un comportamiento que varía por el horario y la zona, pero que depende también del distanciamiento como causa probable de contagio y que se trasmite, según lo indica el Servicio Nacional de Salud Británico, por tener contacto cercano por más de 15 minutos, en un radio de dos metros con la persona infectada.
Una anotación reveladora a los reportes de las aglomeraciones en la primera semana de la reactivación económica, es el contagio de un conductor del Metro de Medellín, y el deceso de otro en el TransMilenio de Bogotá por coronavirus, hechos que encienden las alarmas por el riesgo de contacto con los usuarios y las aglomeraciones.
En el Metro de New York, por ejemplo, con corte del 23 de abril, fallecieron 50 empleados a causa de la COVID-19. Sin embargo, aquella situación no fue motivo suficiente para detener el servicio, porque para el gobernador Andrew Cuomo, es esencial el transporte de los trabajadores y que por tanto continuará operando con controles de limpieza rigurosos.
En China fueron más severos y, a finales de enero, se restringió en su totalidad el transporte público en varias ciudades como medida preventiva para evitar un mayor número de contagios, no obstante, después de estar paralizados por varios meses y con señales positivas en la superación del brote, en el mes de abril comenzaron a restablecer poco a poco la circulación del servicio.
Pero Colombia, que no la tiene fácil por la emergencia económica que ya tiene efectos en los empleos y la estabilidad financiera de las empresas, continúa en la línea de reabrir nuevos sectores ante el riesgo de sacar más gente a la calle, lo cual ya muestra numerosas filas y aglomeraciones que, de persistir, pueden llegar a anticipar el pico de contagios que espera el país y por el cual se está preparando.
En el caso de Medellín, ya se registran 54 810 empresas que presentaron el protocolo de seguridad para entrar a operar, de esas, 33 702 fueron aprobadas, y ya son 785 260 los empleados autorizados para movilizarse. De aprobarse las demás solicitudes, la circulación sumaría cerca de un millón de personas y la Administración Municipal tendrá el reto de garantizar los protocolos de las empresas y lidiar con el aumento en el flujo del transporte público ante un latente pico de contagios.
