Empáticos por tendencia

Opina - Sociedad

2016-12-09

Empáticos por tendencia

El 29 de noviembre una tragedia aérea enlutó a Colombia, Brasil y el mundo entero. Una serie de errores humanos ocasionaron la muerte de 71 personas. Entre las víctimas se encontraba un equipo de fútbol, el Chapecoense, equipo que se disponía a disputar la final de la copa Sudamericana frente al Atlético Nacional.

El día 30 en honor a las víctimas del accidente se organizaron eventos simultáneos en Colombia y Brasil, varias ciudades del mundo iluminaron sus edificios insignia con los colores representativos del cuadro brasilero; las redes sociales se inundaron de mensajes de apoyo, videos emotivos de los momentos previos al vuelo, mensajes positivos en los cuales pudimos conocer a los jugadores, seres humanos llenos de ilusión, sueños y esperanzas, la tragedia nos contagió a todos, pudimos sentirnos igual que ellos, ser empáticos, condoler a sus familiares, logró sensibilizarnos y cuestionarnos sobre lo frágil y efímera que es nuestra condición humana.

Ese mismo día, lánguidamente se anunciaba en los medios nacionales el fallecimiento de Dora Lilia Gálvez. Otra mujer menos; Dora fue abusada y violentada brutalmente hasta causarle heridas que la llevaron después de 23 días de hospitalización a su muerte. En el reporte de la investigación consta que el 6 de noviembre el agresor ingresó a la vivienda de Dora, en el municipio de Buga (Valle del Cauca), la golpeó, abusó sexualmente de ella y además la empaló y quemó parte de su cuerpo. El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INML y CF) reporta que el año pasado fueron asesinadas 970 mujeres en todo el país y según el registro de la Defensoría del Pueblo, 6.219 mujeres han reportado algún tipo de amenaza, de las cuales 1.658 son catalogadas como críticas. Todas estas agresiones, bajo la mirada indiferente de la sociedad.

En la noche del mismo día, mientras se transmitía en vivo el evento honrando a las víctimas del siniestro, también se refrendaba en el Congreso el acuerdo de paz con las FARC, el cual busca ponerle fin a un conflicto armado que ha azotado a la población colombiana por más de 52 años y sembrar las bases de una paz estable y duradera para detener el derramamiento de sangre. Información del Registro Único de Victimas –RUV– indica que en el 2014 se registraron 2550 muertes asociadas al conflicto armado, 990 en el 2015 y en el 2016, año de implementación del cese al fuego, sólo se han registrado 149; tomando como referencia estas estadísticas, con el cese al fuego se han evitado alrededor de 2.000 víctimas mortales, 25 aviones como en el que viajaba el equipo Chapecoense.

Al ver el homenaje y la empatía manifestada por los colombianos con las víctimas y familiares, me pregunto: ¿Qué tiene que tener un muerto para que nos duela? ¿Cuántas mujeres más tienen que morir para mostrar nuestra solidaridad? ¿No es suficiente el argumento de reducción de víctimas para apoyar una salida al conflicto?

Nota: Mientras escribí esta columna se conoció otro hecho horroroso en la ciudad Bogotá: el asesinato y violación de Yuliana Samboní, una nena de 7 años; tragedia que los oportunistas están usando para capitalizar votos. ¡Colombia, cómo dueles!

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Julián Quintero
Ingeniero, consultor en Telecomunicaciones, nómada y adicto a la música.