El cerco

Columnista: Daniel Alexánder Montoya Castrillón

La Secretaría de la Mujer y Equidad de Género de la ciudad de Manizales —de la administración de Carlos Mario Marín— está recibiendo una andanada de maledicencias por parte de un grupo de ciudadanos. Esto sucede porque quien ocupa el cargo, la secretaria Matilda González Gil; una abogada egresada de la Universidad de los Andes, es una activista y mujer trans.

En el portal de la página de peticiones e iniciativas ciudadanas Citizen Go, hay una impulsada por el Instituto de Investigación Social Solidaridad —liderado por el por el escritor y abogado bogotano Samuel Ángel— que propone Revocar el nombramiento del señor Matilda González.

En tal sentido, la petición hecha en Citizen Go cuenta con siete postulados o «justificaciones», a saber:

1. Que por ser hombre, González no puede representar los intereses de la mujer manizaleña.
2. Respetamos todo subjetivismo y auto percepción, pero no sólo no la compartimos, sino que si alguien pretende patrocinar este tipo de actos, no debe hacerlo usando nuestros impuestos, el erario público.
3. Las ideas que defiende y promueve con sus actos y en sus redes el señor Matilda González no sólo no representan a la mujer manizaleña, sino que no representan a la inmensa, se lo aseguramos, a la inmensa mayoría de la población de la ciudad
4. Este señor por sus publicaciones, no sólo se auto percibe mujer, sino que se auto percibe puta.
5. Pocos activistas del subjetivismo de género hay tan violentos como el señor que se hace llamar Matilda González en el país.
6.  Basar la política de una ciudad y más de entrada, en la llamada política del resentimiento, no tiene sentido, en una ciudad que no está acostumbrada a los conflictos y que, como ciudad universitaria, es de puertas abiertas.
7. Evitemos manifestaciones, marchas, plantones y la solicitud temprana de una revocatoria del mandato.

Hasta la fecha van 3.062 firmas digitales a la petición, de las 5.000 a las que aspiran llegar. Aparte de esta iniciativa digital, se han presentado 2.450 derechos de petición ante la administración de Marín para revocar el polémico nombramiento.

Samuel Ángel (@samuelangel) se presenta como un Defensor de la familia y los niños. Además, es conferencista y  negacionista de la ideología de género, así como autor de los libros La amenaza de la ideología de género. Principal arma para la destrucción de occidente (en cuya portada se puede ver a Adolf Hitler ondeando la bandera LGBTI) y Un movimiento católico contra la ideología de género y la subversión cultural.

Ángel también hace sus pinitos como «entrevistador». En su canal de Youtube le ha dado vitrina a personajes como Pedro Costa, ciudadano colombiano acusado de homofobia por insultar airadamente a dos jóvenes que se estaban besando en un centro comercial bogotano.

Si bien sus posiciones ideológicas y políticas pudieran parecer arcaicas, Ángel está en todo su derecho constitucional de expresarlas; sin embargo, lo grave del asunto, es que se valga de derechos de petición, o de iniciativas digitales —pensadas para lograr otros tipos de objetivos— para imponer su «santa voluntad».

De hecho, Ángel le advierte ¿o amenaza? al alcalde de Manizales Carlos Marín, en su iniciativa de Citizens Go, de desplegar manifestaciones por toda la ciudad si no accede a la revocatoria de Matilda González.

De igual forma, a esto se suma que el abogado y escritor, vaticina por medio de Twitter que una de dos, se va el señor Matilda o se va el Alcalde, pero alguno de los dos se va. Recuerden lo que hicimos con Gina Parody. Que él piense bien que quiere Manizales. Que reflexione antes de responder los 2.450 derechos de petición.

Lo cierto es que Matilda González —por su condición sexual—, de acuerdo a nuestra Constitución Política, no está impedida para ejercer un cargo público; más aún cuando cuenta con plena trayectoria que la hace meritoria para dirigir tan importante secretaría como lo es la de la Mujer. Es más, con estas campañas están violando la ley antidiscriminación. 

De otro lado, desconocer que cohabitamos bajo el amparo de un estado laico, es sin duda poner a mujeres como Matilda bajo la narrativa transfóbica, y de paso conducirlas a El Cerco.