Dedicatoria a la COVID-19 (Bogotá, 2020)

Nos dicen que seamos optimistas, mientras nuestros gobiernos crean cortinas de humo para cubrir su corrupción e incompetencia para administrar el Estado Social de Derecho.

Opina - Política

2020-07-23

Dedicatoria a la COVID-19 (Bogotá, 2020)

Columnista:

Ana Prada

 

Lo que estos días de cuarentena nos dejan es tan relativo. Más de uno hemos sentido la presión en la nuca con el popular mensaje motivacional de «si no lo hiciste en cuarentena no te faltó tiempo, te faltó disciplina».

Olvidamos el sentido más profundo de lo que está pasando, nos aferramos en la ciencia para encontrar certezas en estos días, también nos aferramos en la fe para aceptar que nos faltan certezas.

Nos encontramos con la inequidad de la manera más violenta y cruda que haya visto, nos dicen que por primera vez todos en el mundo estamos en la misma situación; pero, no es cierto, los que se pueden pagar su confinamiento lo hacen y tienen la oportunidad de cultivarse a sí mismos, mientras que los que no pueden hacerlo pasan hambre, la preocupación de no saber cómo alimentar a sus familias y exponen su propia salud.

El virus no creó brechas económicas, las hizo más evidentes. Las prioridades de los gobiernos neoliberales se centraron en apoyar los intereses de las grandes industrias, que concentran el recurso financiero y le quitan fluidez a las economías locales, con personas que tienen tanto dinero acumulado que no pueden gastar y se queda estancado en cuentas bancarias, como el agua que se pudre al no poder fluir.

Nos dicen que seamos optimistas, mientras nuestros gobiernos crean cortinas de humo para cubrir su corrupción e incompetencia para administrar el Estado Social de Derecho, confunden la esperanza del alma con la conformidad de la autosuperación utilitarista.

Confluyen el fortalecimiento del sistema capitalista neoliberal, a la vez que nos encontramos con la solidaridad, con nuestras sombras y nuestras luces, con la oportunidad de nuevas formas de vida sostenidas por la confianza.

Algunos dejamos a seres queridos y los despedimos por Facebook Live, también, dejamos apegos, hábitos innecesarios, nos centramos en lo importante, la solidaridad de la familia, el compartir el plato de la abuela, sembrar la huerta en familia, ver a tu mascota salir al parque, celebrar un día de sol, sonreír a la primera semilla que germina.

De pronto no nos hicimos más fit, más intelectuales y más ricos, pero, si nos conectamos con nuestro principio y fundamento, estos días habrán valido, en algo, la pena.

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Ana Prada-Páez
Viajera, columnista, fan de la comida local y emprendedora. Ana es amante de la ruralidad latinoamericana, ha acompañado procesos productivos orgánicos y agroecológicos en Colombia, México, Guatemala, Costa Rica, Ecuador y Perú, trabajando para poner su granito de arena en la construcción de un campo más diverso, soberano y digno. Rotary Peace Fellow.