Las investigaciones realizadas por el Ministerio Público y por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (MP-CICIG) develadas en abril de 2015 hasta la fecha, pretenden demostrar que se ha cooptado al Estado guatemalteco.
Dichas investigaciones tienen en prisión preventiva a más de medio centenar de personas que incluye al ex presidente Otto Pérez Molina, a la ex vicepresidente Roxana Baldetti, a ex ministros, a ex presidentes de bancos, a empresarios y otros más con orden de captura declarados prófugos de la justicia.
A criterio del MP-CICIG el partido político llamado Partido Patriota (que llevó al poder al ex binomio presidencial en enero 2012 y ahora guarda prisión) ha sido calificado como una banda criminal, dedicada a saquear al Estado con cada negocio que hacían desde el poder que les otorgaba la máxima investidura en complicidad con un sinfín de personas, con el único fin de enriquecerse.
Tal es el caso que conforme transcurre el proceso legal en tribunales y se develan los medios de investigación, toman lugar las declaraciones de los acusados, se llevan a cabo los interrogatorios de los sujetos procesales; pareciera que Guatemala tiene el peor de los sistemas socio políticos y económicos del mundo. Con lo que fácil se puede concluir que el país es sumamente rico pero ha sido asquerosamente saqueado por delincuentes de cuello blanco, y esta es una persecución contra la impunidad sin precedentes.
Pero, ¿solo en Guatemala?
Los sistemas políticos de la región son similares, nuestras desigualdades y males son compartidas y los sectores de las sociedades marcan siempre ciertas características con tal similitud que ver más allá de nuestras fronteras no está demás.
Imagen cortesía de: noticias.com.gt
Acaso en el resto de países el sistema de partidos políticos es tan democrático en sí, que los candidatos que compiten son los idóneos que ocupan alguna curul o la silla de un despacho ministerial o mandatarios de reconocida honorabilidad.
Acaso la organización sindical actúa de acuerdo a sus principios pro clase trabajadora y no corrompe desde su comodidad y abusa del presupuesto nacional con sus pactos colectivos.
Acaso el sector privado es tan probo que vigila a sus agremiados y los expulsa si fuesen encontrados en manejos turbios en las sedes de las aduanas para agilizar el paso de su mercadería.
Lo ilegal vive de lo legal, justo en esa delgada línea viven los bancos del sistema, dónde están las entidades que vigilan y rastrean la procedencia de los dineros.
¿Dónde están los buenos en este engranaje llamado sociedad?
Estos momentos históricos que vive Guatemala lo que sí está demostrando es que sin un sistema de justicia eficiente, eficaz e independiente no habrá sistema político que gobierne en pro de su población.
Por ello es válida la sugerencia y decirle al resto de países latinoamericanos que empiecen e construir muchas más cárceles, porque por estos lares están hacinados y nunca creyeron pisar una.
No digo que cada país debiera tener una Comisión Internacional contra la Impunidad, pero pregunto: ¿Qué están haciendo para evitar su presencia?
Publicada el: 30 Jun de 2016
