Conmemoraciones y celebraciones

Puede parecer obvio, pero decir lo obvio se ha convertido en una tarea vital. Conmemorar y celebrar no son lo mismo.

Opina - Sociedad

2019-05-05

Conmemoraciones y celebraciones

Una celebración es cuando hay un ambiente festivo, alegría por un evento. Es una ocasión que puede ser recurrente como un cumpleaños o única, como una boda. También las hay de carácter general, como el día de las madres o el día del amor y la amistad; aquí es patente que el origen de una celebración no necesariamente valida su realización, básicamente podemos celebrar individual y colectivamente lo que queramos. Aquí es donde caben las felicitaciones, los regalos y las fiestas.

Las conmemoraciones, por otro lado, son recordatorios de un evento. Ahí están el día de la mujer, los aniversarios luctuosos, el día del trabajo, entre muchos otros. Cada uno de ellos tiene un origen: Los eventos pretenden recordarnos su sentido histórico y los principios relacionados con su procedencia.

Incluso habrá quienes, con razón, querrán usar las conmemoraciones para recordarnos que sus principios son relevantes aún en nuestros días, como sucede reiteradamente con el día de mujer, que todavía sufre por cuenta de las desigualdades en la sociedad.

También obvio, pero igualmente importante, es decir que no debemos confundir medios con fines, objetivos con formas. Si bien las formas son importantes en las actividades sociales, que muchos movimientos hayan tenido que usar formas violentas en su momento, como la revolución francesa o rusa, no quiere decir que dichas manifestaciones son las únicas apropiadas para buscar los mismos objetivos.

Las manifestaciones pueden ser variadas en sus formas, como las marchas el 8 de marzo o los recuentos históricos el 7 agosto.

Nuestra sociedad actual debe reflexionar más sobre su historia antes de actuar y no tanto imponer limitantes para la acción, como fue la manera predominante de gobierno hasta hace no muchos años.

El día del trabajo nos recuerda los derechos relacionados con el trabajo digno y las luchas obreras que, en parte, los hicieron posibles. Y quiero hacer hincapié en esa responsabilidad ‘en parte’, parcial.

La otra parte corresponde a la evaluación utilitarista, por parte de los dueños de los medios de producción de ese entonces, que notaron la conveniencia para sus propios intereses, en el corto y largo plazo, en trabajar en jornadas menos extensas y reconocer las necesidades de salud de los trabajadores.

Claro que las proverbiales huelgas y protestas participaron en la decisión y fueron necesarias para que las cosas cambiaran, pero no hay que romantizarlas como determinantes de los cambios. Los derechos para los trabajadores se consiguieron con un correlato de conveniencia para los capitalistas.

Hoy también hay muchas razones para marchar y reclamar derechos largamente negados, pero hay que acompañar la protesta con un fondo que explique por qué la sociedad sería mejor.

Vale la pena que el sector académico y el sector productivo tengan uniones, temporales o permanentes, para descubrir con suficiente certeza que la estabilidad para los trabajadores y jornadas de trabajo inferiores a las 10 horas son necesarias tanto para el bienestar de las personas, como la productividad de las empresas.

En política se dice que algo le gana a nada y las manifestaciones sociales son también políticas.

 

 

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Claudio Mera
Lector asiduo, estudioso de la administración y la gestión, consultor, docente universitario, cocinero y ejecutivo administrativo. Las opiniones pretenden mostrar una postura lógica.