Sin duda alguna, este tema genera todo tipo de opiniones en la ciudadanía. Por un lado los escépticos, por otro lado, los esperanzadores y por último los indiferentes. Pero dejando a un lado los sesgos ideológicos y el apasionamiento político del debate, hay una realidad: El pasado 24 de Agosto del presente año se firmó el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. Después de 4 años de negociación, el gobierno nacional y las FARC, lograron en medio de un “cónclave por la paz” cerrar el acuerdo donde en 297 páginas consignan lo pactado para darle fin de un conflicto armado que mantuvieron por un poco más de 52 años.
Reforma rural integral, Participación política, Cese al fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y Dejación de armas, Solución al Problema de las Drogas Ilícitas y Víctimas. Fueron los puntos de la agenda que se desarrolló en La Habana, Cuba. Ahora bien, en manos de los colombianos está la decisión de darle un SÍ o un NO a lo acordado en las urnas el próximo 2 de octubre, como bien lo prometió el presidente Santos.
Ahora pues, el reto que asumen las organizaciones sociales, los movimientos y partidos políticos y la ciudadanía interesada en este proceso, ya sea por el SÍ o por el NO, es de socializar los acuerdos con la ciudadanía en general, con el ciudadano de a pie, con el campesino y con el empresario, porque sin lugar a dudas, este acuerdo es transversal a todos los colombianos, sin importar su edad, sexo, posición política o social. Este acuerdo nos compete a todos y es nuestra responsabilidad informarnos.
No podemos desaprovechar esta oportunidad, este es un momento histórico, un momento en donde estamos tan cerca de la paz que no podemos dejar ir. Es necesario aclarar que el día después de la firma del acuerdo no todo va a ser color de rosa, y si bien terminamos el conflicto con este grupo armado, no podemos sesgarnos y olvidar que hay un sin número de grupos que siguen generando zozobra en la ciudadanía, pero, ¿Desarmar a un grupo que ha generado tanto daño a la población no es acaso una buena noticia? ¿No debería generar en nosotros un síntoma de esperanza? ¿No deberíamos pensar en que nuestros hijos y nietos no escucharán más las malas noticias que generó este grupo y que nosotros debimos escuchar todos los días?
Es claro que el acuerdo no es perfecto, y así como usted, hasta lo que he leído hay varias cosas en las que no estoy de acuerdo: tengo varios “sapos que tragarme”, pero yo le voy a dar una oportunidad a la paz. Le voy a apostar a una solución diferente a la que nos han vendido como la única por los últimos 50 años y que no funcionó. Le apostaré a creer que la solución de los conflictos se debe basar en el diálogo y no en los fusiles.