Colombia, Estado social sin derechos

Tras 16 días de protesta de un paro nacional indefinido, los manifestantes siguen sin tener garantías claras o verdaderas, que permitan dar respuesta a las quejas de un pueblo que, ante la queja, y aún en la espera del diálogo, sigue siendo reprimido con balas, gas y chorros a presión desde tanquetas que no se han usado ni para enfrentar el narcotráfico.

Infórmate - Política

2021-05-14

Colombia, Estado social sin derechos

 

Columnista:

Brandon Angulo Grueso

 

El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla,

a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y aceptar el futuro

en lugar de imaginarlo.

(E. Galeano)

 

Aunque la Declaración de los Derechos Humanos se apellida Universal, y aun cuando Colombia en su carta magna sea denominado como Estado social de derecho, democrático y participativo, en el día a día de sus ciudades y departamentos estas normas quedaron olvidados en el papel. Aquí no existen derechos y solo a los más débiles se les aplica la ley. Un Estado gobernado por criminales que alcanzan el poder impulsados por las mentiras, sostenidos por el narcotráfico y avalados por un gran número de «ciudadanos de bien» que bien pueden ser arrodillados o bien pueden ser acomodados, y unos cuantos más desalmados. Las mafias que llevan el rumbo de este territorio, se ocupan de llenarse de dinero los bolsillos, ignorando las promesas que una vez promulgaron llevar a cabo. Cuando ya están satisfechos o el turno de robar se les acaba o son descubiertos, tras un ligero papeleo, se van a sus casas «a pagar» las artimañas que cometieron.

Mientras tanto, el pueblo muere de hambre; los puentes se caen sin haberse inaugurado; no llegan a construirse los colegios prometidos; los campesinos se ven obligados a ver morir sus cultivos; las madres lloran a sus hijos arrancados por la guerra; los niños corren en la selva y no en los parques; y quien se enferma está condenado, aunque de su enfermedad exista tratamiento hace décadas. En «la democracia más estable de Latinoamérica» protestar es un delito y la muerte es la condena. A los gobernantes poco o nada les importan las quejas que se proclamen en las encuestas o en las calles; mientras el 42 % de la población se hunde en la pobreza, ellos seguirán atentos en engordar sus carteras.

Tras 16 días de protesta de un paro nacional indefinido, los manifestantes siguen sin tener garantías claras o verdaderas, que permitan dar respuesta a las quejas de un pueblo que, ante la queja, y aún en la espera del diálogo, sigue siendo reprimido con balas, gas y chorros a presión desde tanquetas que no se han usado ni para enfrentar el narcotráfico. En estas semanas de marchas, plantones, zozobra, miedo, asesinatos, delincuencias, mentiras y censura se han escuchado muchas voces, muchas a favor y otras en contra. Unos, haciendo el llamado a respetar la dignidad de los colombianos, otros, que ponen el cuidado de los bienes materiales sobre el de la vida.

Hoy quisiera presentar una de las voces que defiende y argumenta la pertinencia de este paro, la voz de uno de los líderes en una de las ciudades que ha recibido, desde el primer día de paro, gran parte de la represión llevada a cabo por el Esmad de la Policía, bajo las órdenes del Gobierno nacional. Jorge, quien junto con otro grupo de personas lidera el plantón del barrió Meléndez, de la ciudad de Cali, nos cuenta cuáles son las garantías mínimas que deben ser cumplidas para que el paro nacional llegue a su fin; así como las razones que hoy lo invitan a ser frente a la injusticia, aunque por esto se esté viendo amenazada la vida misma, en un país que en medio de manifestaciones, que ya acumulan medio mes y en el que se deja a los manifestantes dispuestos a dialogar esperando frente a sillas vacías.

 

Entrevistador: ¿Por qué cuando el Gobierno nacional anuncia que se cae la reforma tributaria… por qué los colombianos deben seguir en este proceso de paro?

Jorge:  Porque no nos pueden seguir dando contentillo, porque no nos pueden seguir dando las cosas cuando nosotros nos revelemos, tienen que hacer las cosas justas desde un principio. Porque se vio el acto vandálico con el que hicieron la propuesta, porque eso es un acto vandálico. ¡¿Cómo sugiere el señor presidente, después de tanta pandemia decir que va a subir un porcentaje a todos nuestros inmuebles?! O sea, no… prácticamente esa fue la gota que rebosó el vaso. Porque a nuestros jóvenes nos los han matado, nos los han asesinado brutalmente y nos los han desaparecido. Porque los gritos de las madres llorando a la madrugada no nos dejan dormir, mientras piden ver a sus hijos a gritos, diciendo que por favor se los entreguen, que ellas merecen por lo menos enterrarlos. Eso es lo que nosotros estamos pidiendo, restauración de víctimas. Eso es lo mínimo para poder cerrar los otros acuerdos donde se debería tumbar las tres reformas adicionales en curso, así como mejorar las oportunidades educativas y laborales.

¡Queremos los nombres propios de los responsables de todas las muertes! Saber quién ordenó los asesinatos, quién está matando a los muchachos. Deben entregar al responsable. ¿Dónde están nuestros jóvenes? ¿Por qué el Esmad ataca a la gente? ¿Por qué utiliza fusilería de asalto en las noches? ¿Por qué la Policía anda con armas de asalto dentro de la ciudad? ¿Por qué esos fusiles no se veían cuando robaban al pueblo? ¿Por qué esos fusiles no se veían cuando extorsionaban, cuando mataban? ¿Por qué se vienen a ver ahorita que la gente está expresándose con cultura y con música, simplemente pidiendo lo que se merecen, los derechos, su libertad de expresión? Nos cortaron medios de expresión. Nos censura.

En estos momentos entidades internacionales tienen puestos los ojos en el país, en Cali, en Meléndez, porque atentar contra los derechos de los manifestantes, también es atentar contra estos organismos internacionales que velan por el cumplimiento de estos derechos.

Entrevistador: ¿Qué pasa con el desabastecimiento de alimentos, combustible, elementos de atención médica; con la movilidad del personal de salud, de las misiones médica y las urgencias; con los ciudadanos que se dicen encerrados por culpa del paro? ¿Cómo atienden los líderes del paro estos temas?

Jorge: ¡¿Por qué así mismo los colombianos no se quejaron ante el Gobierno cuando los encerraron 3 meses dentro de una casa, sin comida, sin nada, sin derecho a nada, cobrándoles lo servicios, cobrándoles los arriendos y dándoles 160 000 pesos a unos cuantos, para que crean que es que se le está colaborando al pueblo?!

Entonces, ahora que el pueblo quiere luchar por el pueblo, quieren tapar una cosa con la otra diciendo que todo el pueblo está en contra del paro, ¡mentiras! El pueblo colombiano como tal está protestando, entre muchos se está patrocinando totalmente esto. ¿Quién está patrocinando directamente todos los puntos de concentración? ¡Colombia! No son solamente líderes ni partido, ¡no! Es Colombia, que entiendan que todas las donaciones vienen de Colombia, que la gente va a aportar hasta donde más pueda y vamos a aguantar hasta donde más podamos, porque vamos a lograr lo que buscamos.

Entrevistador: ¿Qué se espera ahora del paro?

Jorge: Llegar a una mesa donde todos den sus puntos y todos sean escuchados, reconocer los puntos comunes, porque todos tenemos derecho a la libertad de expresión, a opinar, a decir «yo quiero esto también, a mí me parece que…» porque esos son nuestros derechos, por eso estamos luchando aquí hoy, no solo porque hayan querido subirle a los impuestos, obvio, eso nos indignó, pero no, esto no viene solamente porque nos quieran subir la comida, estamos en esto porque estamos mamados, mamados de que nos roben, mamados de que el alcalde de aquí diga que va a construir más cárceles cuando lo que necesitamos son más colegios. Si no hacemos programas de educación, de cultura, de rehabilitación, Colombia no va a cambiar. Pero como el Gobierno está más empeñado en robarse la plata que en apoyar a la juventud, entonces ahí es en donde nos estamos jodiendo.

Entrevistador:  Jorge, ¿por qué estás en esta lucha? ¿Qué te mantiene aquí? ¿Qué te alimenta a seguir aun en medio de la represión, las balas, el gas, las tanquetas, los civiles armados?

Jorge: Porque me parece una cagada que nosotros tengamos hijos y tengan que buscar futuro en otro país porque no lo pueden encontrar en este, que es su país, por las madres que están llorando, por los amigos, familiares, abuelas, mamás, papás, todos los tipos de personas que nos han llevado, que nos han matado, que nos han desaparecido que no nos quieren entregar, por eso estoy aquí, por esas personas. Yo no estoy aquí para apoyar a nadie más que a Colombia, y si a mí me llega a pasar algo, es por eso, por apoyar a Colombia, y nada de lo que yo he realizado aquí lo he realizado solo.

Mi proyecto aquí en Meléndez es combatir sangre con cultura y arte. Mientras ellos nos matan en las madrugadas, nosotros vamos a seguir bailando, pintando las calles, cantando, expresándonos, liberando desde la cultura toda la presión que tenemos por dentro.

Entrevistador: ¿Hasta cuándo va el paro?

Jorge: El paro va hasta que se realice y se respete una mesa de negociación, si no, nosotros no vamos a parar. ¿Yo no sé si usted se ha dado cuenta lo de las camionetas que andan rondando en Cali, dándole bala a los pelaos? Y lo peor es que quieren meter a otras personas, quieren meter al cartel, a las oficinas, pero no, es la Policía.  Yo le atribuyo todos los muertos a la Policía, ellos son los patrocinadores de todos nuestros asesinados.

A la fecha, después de 16 días de manifestaciones y de noches enteras donde las redes sociales han sido testigos del uso indiscriminado de la fuerza por parte de los agentes del Estado, se cuentan 47 homicidios (37 de estos por brutalidad policial), 12 casos de abuso sexual, alrededor de 109 desaparecidos aún en búsqueda (ONU; OR). En Colombia, un país abanderado en una supuesta democracia, los derechos yacen enterrados juntos con las voces de quienes lo justo reclamaban y hoy con las armas han callado. Colombia, ¡un Estado social, sin derechos!

 

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Brandon Angulo Grueso
Nacido en Buenaventura. Psicólogo de la Pontificia Universidad Javeriana, Cali; coordinador pedagógico del Programa Soroca, de la Fundación Ser para Ser, donde trabaja con jóvenes del Oriente de Cali en procesos de desarrollo personal y habilidades para la vida. Ha encontrado en la literatura y los textos de opinión la oportunidad de conocer otras vidas, otras historias y maneras de pensar. Además de contar las injusticias que ocurren diariamente en el país y el mundo.